Mayoría costarricense pide de vuelta a Taiwán y se opone a prohibición China

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Desde el año 2007, por decisión del entonces presidente de Costa Rica, Óscar Arias, la política exterior respecto a China y Taiwán dio un giro intempestivo. Tras sostener importantes relaciones durante casi 60 años con Taipei, Costa Rica rompió, en un acto de poca transparencia, con su viejo y útil aliado para reconocer como único representante de China, al gobierno de Pekín y el Partido Comunista.

Las relaciones con Taiwán estuvieron enmarcadas, durante más de medio siglo, dentro de  una sólida cooperación bilateral y multilateral, cuantiosas donaciones recibidas desde la isla asiática y aportes en tecnología y desarrollo en condiciones por demás favorables para el estado tico. Sin embargo, a partir del cambio de rumbo en materia de relaciones exteriores, Costa Rica se enfiló en el grupo de naciones que desecha los vínculos de igual a igual con Taiwán y optó por establecer relaciones con la China comunista.

Como en el caso de muchos países de la región y el mundo, la vinculación de Costa Rica con la China, hoy gobernada por Xi Jinping, está centrada en la profundización de las relaciones comerciales y en dirigir al país centroamericano un caudal importante de inversiones y préstamos, escenario que visto desde lo superficial, puede parecer conveniente. Sin embargo, la configuración de la amistad con China trae consigo serios problemas de fondo, pues genera una enorme dependencia económica y política a través de la deuda y las promesas de inversión. No hace falta más que mirar el impresionante endeudamiento de África con el gigante asiático – 153.000 millones de dólares acumulados en 20 años – y las afectaciones en términos de independencia y soberanía que esto tiene para los países de ese continente, pues la chequera china viene antecedida de presiones diplomáticas, que terminan, como en el caso de Costa Rica, obligando la ruptura de las relaciones con un socio útil para el desarrollo tico como Taiwán.

Frente a estas posiciones extremas exigidas por la diplomacia de Pekín, el ciudadano costarricense opina distinto a las concesiones dadas por el gobierno de Arias y sostenidas por quienes han gobernado a Costa Rica hasta hoy. Según el Informe sobre Taiwán, una investigación de opinión pública realizada por OPol Consultores entre el 1 y 3 de junio de 2022, los ticos se alejan de la dicotomía impuesta, pues el 64,3% de los encuestados en 7 provincias del territorio nacional ve como positiva la relación con ambos países de manera simultánea. Además, según el mismo informe, los costarricenses se oponen, mayoritariamente (64,4% del total), a la prohibición que China le impone a Costa Rica, respecto a la posibilidad de reanudar relaciones de amistad con el gobierno de Taiwán.

Pese a ser el primer país centroamericano en establecer relaciones con Pekín a costa del cese de vinculaciones con Taiwán, el balance hoy no es favorable para Costa Rica. Solo entre 2011 y 2019, la relación comercial presentaba un saldo en rojo para los ticos de un 91,16% y la tendencia se mantiene en los años más recientes. Por mencionar un ejemplo, mientras en 2021 Costa Rica realizó importaciones por un total 2.938 millones de dólares desde China, apenas exportó al país asiático 308 millones de dólares.

Al respecto de la utilidad que supone para su país la relación con China, el 35,5 % de los costarricenses piensan que se benefician “mucho”, mientras que el 31% cree que la relación es poco o nada beneficiosa. Y es que la amistad entre ambos países, que tiene como centro el Tratado de Libre Comercio firmado en 2011, ha dejado, además de un resultado comercial contrario a los intereses del país centroamericano, un listado grande de promesas incumplidas que van desde zonas francas no construidas hasta carreteras inconclusas, lo que pone en duda la incidencia real que tienen los acuerdos sino-costarricenses en el desarrollo del país.

En este sentido, al consultar a los ticos sobre la mejor opción para aportar en el desarrollo de su país en términos de tecnología e infraestructura durante el gobierno del recién investido como presidente Rodrigo Chaves, las opiniones se reparten casi por igual entre las dos opciones sondeadas. Pese a 15 años de distanciamiento entre su país y Taiwán, más del 45% de los costarricenses que dieron una respuesta al respecto, ven el apoyo de Taipei con mejores ojos para cumplir los objetivos de crecimiento tecnológico y de infraestructura.

La posición del pueblo costarricense se inclina ampliamente hacia una política exterior sin ataduras y libre de imposiciones, escapando de una camisa de fuerza que no le es conveniente, exigiendo una diplomacia subordinada a los intereses nacionales y enfocada en sacar el mayor provecho posible de sus relaciones con ambos países, lo que sin duda apuntaría a un futuro de mayor desarrollo, de menor dependencia y por consecuencia, alineado con uno de los ejes conceptuales estratégicos que rigen – o deben regir – la política exterior costarricense: la defensa de su soberanía nacional.

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El autor es ingeniero e investigador venezolano, exconcejal de San Cristóbal, Táchira, premio nacional de Derechos Humanos 2018 por la Comisión Mexicana de DDHH, miembro fundador de la Comisión Justicia Cuba y del Frente Hemisférico por la Libertad.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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