La transformación digital es hoy lo que separa a las empresas exitosas de aquellas que se quedarán atrás en su giro de negocio. Como dijo una vez Jeff Bezos (fundador de Amazon), “no hay alternativa”. Y, como alguien que estoy en Costa Rica, el país más innovador de Centroamérica (según el Índice Global de Innovación 2023), no sólo puedo respaldar esto, sino señalar un poco de lo que viene.
Si bien Costa Rica es mundialmente conocida por sus exuberantes paisajes, el país está dando grandes pasos para convertirse en una potencia digital hacia 2027. Existe una estrategia que une al poder público y privado a favor de esta ruta tecnológica. Uno de los sectores que más busca actualizaciones y soluciones de transformación digital es la industria, que hoy cuenta con ricas bases de datos internas de datos e información, pero con poco uso práctico de la tecnología.
Lo que resulta imperativo para ejecutivos, expertos y autoridades es la necesidad de abrazar la transformación digital como pilar del crecimiento en todos los niveles. Es algo que permite, por ejemplo, entornos de trabajo en cualquier lugar (algo muy valorado en GFT Technologies), con la construcción de soluciones para clientes B2B y B2C apegándose a lo más moderno en términos de Machine Learning, Inteligencia Artificial (IA), Cloud y/o Industria 4.0, por nombrar sólo tres posibilidades.
Evidentemente, implementar la tecnología en el horario laboral y en la economía va más allá del deseo de innovar y evolucionar. Es necesario tener una mirada estratégica para entender la cultura organizacional de cada empresa y negocio, para luego indicar el mejor camino tecnológico a seguir. En las principales localidades costarricenses esto ya se entiende, tanto es así que existe la perspectiva de que la capital San José se convierta en uno de los cinco centros de desarrollo de TI y software más importantes del continente para el año 2025, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Este tipo de estudios de respetadas instituciones alrededor del mundo refuerzan que la diversificación de la economía en Costa Rica está en marcha, y con ello crece el interés por innovar y estar cada vez más presente en el entorno digital. Para el mercado laboral, el momento es de buenas perspectivas y ampliación del ámbito de actuación, con regímenes más flexibles y posibilidad de intercambios profesionales con agentes de otros países, como ocurre en el GFT.
Mirando el escenario global, vemos un fuerte flujo de empresas multinacionales cambiando su trabajo y cadenas de suministro, y en el caso de América esto significa una creciente demanda de servicios Nearshore, otro canal en el que entramos con fuerza porque sabemos cómo para hacerlo, y muy bien. No es coincidencia que dar servicio a todos nuestros proyectos nos lleve a estimar un crecimiento de nuestros 180 empleados actuales a 480 en 2026.
Para los clientes y consumidores, la transformación digital en curso también traerá enormes beneficios a los costarricenses. Ya considerablemente avanzado en países europeos y naciones cercanas, como Brasil, el universo abierto (Open Banking, Open Insurance, Open Finance, entre otros) traerá nuevos productos y soluciones que se basan en el intercambio de datos en entornos seguros, robustos y digitales, que puedan generar respuestas inmediatas. Junto con los ajustes regulatorios, la innovación tecnológica desencadenará un nuevo escenario en el país.
Algo que demuestra nuestro optimismo pasa por la adopción del Plan Nacional de Desarrollo de las Telecomunicaciones 2015-2021 y la Estrategia de Transformación Digital hacia el Bicentenario de Costa Rica 4.0 2018-2022. La propuesta se basa en tres pilares –inclusión digital, economía digital y gobierno transparente y electrónico– y permitirá interacciones más seguras, transparentes e inteligentes a través de mejores servicios públicos con la población.
No hay duda: la transformación digital es un concepto que tiene muchas bifurcaciones, y en GFT atendemos a clientes de todos los sectores que quieren iniciar o completar su viaje digital con entregas asertivas y personalizadas. Y todo ello en un país que lo necesita urgentemente. Más que tecnología, la transformación al mundo digital exige una agilidad constante para estar siempre un paso por delante, descubriendo lo que el cliente quiere a continuación.