El voucher educativo a la tica

» Por Lic. Andrei Meza Evans - Abogado.

X (Twitter)
Facebook
LinkedIn
WhatsApp

Costa Rica es el país que más invierte en educación de acuerdo a la OCDE tomando en cuenta el porcentaje del PIB, al mismo tiempo que encabeza la lista de los países con peores resultados en pruebas Pisa. Esto, aunado a los cuatro años de apagón educativo, hacen ver que urgen verdaderos cambios estructurales.

Profundizando un poco lo anterior, y presentando un mejor contexto, Costa Rica invierte en cada estudiante sumas cercanas a los cuatro mil quinientos dólares anuales, lo que vienen siendo casi doscientos cuarenta mil colones al mes si lo distribuimos en doce meses. El primer párrafo de este escrito hace ver que hay necesidades de cambio y este segundo párrafo deja claro que el presupuesto no es uno de los problemas.

Aprovechando las presentes justas electorales, resulta imprescindible valorar las propuestas que hacen los candidatos a la Presidencia para resolver esta grave crisis que tendrá implicaciones a futuro muy gravosas para nuestra sociedad, y que debemos resolver cuanto antes. La educación junto al tema de reactivación económica y desempleo, son los temas clave.

El candidato que lidera las encuestas, José María Figueres, continúa hablando de lograr el bilingüismo. Digo continúa, porque ya lo promovía desde su primera campaña hacia su lograda presidencia y que claramente no dio resultados. No es posible que sigamos pensando en bilingüismo a largo plazo con tan alto presupuesto, mientras los centros privados manejan ya tres idiomas. Los demás candidatos no ofrecen mucho más, si no que todos tratan de ver como administran un sistema claramente fallido.

El único partido que habla de alguna reforma significativa e integral al sistema es la agrupación liderada por Federico Malavassi, Unión Liberal, que toca el tema de implementar el modelo sueco del “voucher educativo”, pero adaptado a nuestras realidades y sin pasar a una privatización agresiva como quizás la insinúa el Partido Liberal Progresista de Eli Feinzag que también tímidamente ofrece alternativas aún más agresivas en el cambio como el homeschooling (escuela en casa) pero sin presentar algo verdaderamente ya definido; son ideas en el aire.

La propuesta del voucher educativo de Malavassi sugiere utilizar el mismo presupuesto nacional que ya se utiliza y como se expuso al inicio debería ser más que suficiente para tener educación de alta calidad. Este presupuesto sería distribuido año con año para cada alumno usuario de la red de educación estatal mediante un voucher o cupón único e intransferible que servirá únicamente para matricular en el centro que desee.

El servicio de escuelas y colegios sería tercerizado hacia los mismos maestros, directores y juntas de educación, que se organizarían mediante alguna figura cooperativa o asociativa, transfiriéndole la administración independiente de sus respectivos centros educativos. Esta tercerización no es una privatización y más bien es algo similar a lo que hizo la CCSS en su momento con la UNIBE en algunos centros Ebais, con grandes resultados para los usuarios.

El elemento del voucher es muy representativo y simbólico. Significa libertad y poder para los padres de familia. En el sistema actual, el MEP es quien asigna la escuela a la que cada alumno deberá asistir de acuerdo a donde viva.

En la hipótesis que se plantea eso ya no pasaría. Son los padres quienes deciden y ese elemento funciona como una especie de control de calidad que, en conjunto con la competencia que generará entre los centros la lucha por las matriculas de los alumnos hará que todos busquen mejorar constantemente. Nadie tiene nada garantizado.

La libertad en la administración es otro elemento que mejora muchísimo la calidad de la educación. Los maestros serán libres para elegir la oferta educativa; podrán especializar sus centros para ser más atractivos. Piénsese en centros que quieran dar cursos de finanzas además de lo básico; o especializar su oferta en artes o deportes. Centros que se transformen en científicos y que antes no lo eran. Además de esto, la libertad de administrar los presupuestos que permitan mejorar infraestructura. Nadie conoce más las necesidades de cada edificio educativo que quienes trabajan ahí.

El papel del MEP se relega a funcionar en una pequeña oficina, fiscalizando calidad y cumplimiento de programas mínimos además de rembolsar los vouchers que se canjeen.

Lo maravilloso de la propuesta es que no requiere mucho riesgo. Es una transformación de lo que ya hay y que parece bien pensada. El hecho de que sólo se proponga realizar dentro de la red de escuelas públicas da seguridad para todos los involucrados y debería generar motivación para trabajar mejor por el país.

La propuesta de Malavassi dejó mucho que hablar en la primera fecha del debate del TSE por lo diferenciada al resto de propuestas tradicionales que siempre se le expone, campaña tras campaña, al electorado. Es una verdadera lastima que este tipo de propuestas no sean objeto de debate en las grandes televisoras ya que ofrecen alternativas frescas y esperanzadoras en un panorama tan complicado en donde no sólo la mitad del país no sabe por quién votar, si no que no desea darle el voto a las agrupaciones que sitúan los medios a la cabeza.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@nuevo.elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.