Diseño regenerativo y bienestar: un nuevo paradigma para la construcción en Costa Rica

» Por Mauricio Lecaro Saborío - Arquitecto y Gerente General de Adaptiva

Costa Rica se encuentra en una encrucijada. Con su compromiso hacia una economía descarbonizada para el 2050, el país tiene la oportunidad de liderar una transformación en su sector de la construcción mediante la adopción de principios de diseño regenerativo y bienestar. Estos enfoques no solo buscan reducir el impacto ambiental, sino también restaurar ecosistemas y mejorar la salud física y mental de las personas. La pregunta ahora es: ¿cómo damos el siguiente paso hacia un futuro que no solo sea sostenible, sino también regenerativo?

A nivel global, el sector de la construcción es responsable de aproximadamente el 40% de las emisiones de carbono, convirtiéndose en un pilar clave en la lucha contra el cambio climático. Hasta ahora, la sostenibilidad se ha centrado principalmente en mitigar impactos negativos: reducir el consumo de energía, agua y limitar las emisiones. Si bien esto es esencial, ya no es suficiente. El diseño sostenible minimiza el daño, pero el diseño regenerativo propone revertirlo y regenerar los ecosistemas.

El diseño regenerativo supone un cambio de paradigma en el que los edificios dejan de ser consumidores netos de recursos y se convierten en agentes activos de restauración ambiental. Ejemplos de esto incluyen los edificios de “energía positiva”, que producen más energía de la que consumen a través de tecnologías renovables como paneles solares o turbinas eólicas, o las edificaciones “carbono negativo”, que capturan más carbono del que emiten mediante técnicas como el concreto que secuestra carbono.

De igual forma, el diseño regenerativo busca regenerar la biodiversidad local, restaurar corredores ecológicos y aumentar la vida silvestre urbana, a la vez que adopta los principios de la economía circular al emplear materiales que puedan ser reutilizados o reciclados al final de su vida útil.

Para cumplir con las metas de descarbonización de Costa Rica, el sector de la construcción debe adoptar estrategias que reduzcan las emisiones de carbono en todas las etapas del ciclo de vida de los edificios. Los proyectos de emisiones netas cero o incluso carbono negativo son fundamentales para este esfuerzo. Esto se puede lograr mediante el uso de materiales de bajo impacto, como el bambú o la madera sostenible, la integración de energías renovables y la implementación de técnicas de captura de carbono.

Asimismo, la transición hacia una economía circular también es esencial. En lugar de diseñar edificios para ser desmantelados o demolidos al final de su vida útil, deben construirse pensando en la reutilización de materiales. Esto no solo reduce la demanda de nuevos recursos, sino que también minimiza los residuos generados por el sector. Materiales como el acero y el vidrio pueden reciclarse indefinidamente sin perder calidad, ofreciendo una vía hacia una construcción verdaderamente sostenible.

En paralelo al diseño regenerativo, el diseño de bienestar se centra en cómo los espacios construidos influyen en nuestra salud física y mental. Dado que pasamos alrededor del 90% de nuestras vidas en interiores, los edificios juegan un papel crucial en nuestra calidad de vida. Incorporar elementos naturales en los espacios interiores, como jardines verticales, techos verdes y vistas a paisajes, junto con soluciones que optimicen la ventilación, aprovechen la luz natural, reduzcan el ruido y mantengan una temperatura confortable, son aspectos esenciales para disminuir el estrés, mejorar el estado de ánimo y potenciar el bienestar de los ocupantes.

Adoptando los principios del diseño regenerativo y de bienestar, Costa Rica puede posicionarse como un líder global en la creación de espacios que no solo protejan el medio ambiente, sino que lo regeneren activamente. Certificaciones como LEED, EDGE, WELL y el Living Building Challenge proporcionan marcos claros para guiar esta transición, garantizando que los proyectos no solo cumplan con los más altos estándares, sino que los superen.

Entre 2022 y 2023, lideré el proceso que culminó en la primera certificación WELL Platinum en el país, un estándar que, aunque incipiente en nuestro territorio, ya supera los 35,000 proyectos en 98 países. Esto representa un desafío para nuestra nación y para el sector. En un mundo donde la sostenibilidad ya no es suficiente, Costa Rica tiene la oportunidad de encabezar esta evolución hacia un futuro regenerativo y saludable, construyendo proyectos que beneficien tanto al planeta como a las personas que lo habitan.

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