Controvertida elección de director en el Lanamme: Status quo de la Escuela de Ingeniería Civil y del laboratorio fueron sorprendidos por el ganador

Los últimos años han sido muy complicados para el trabajo del LanammeUCR, aunque los líderes de la Universidad de Costa Rica trataron de minimizar y si hubiese sido posible ocultar la tormenta interna por la que pasaba el laboratorio debido al abuso de poder de su director y coordinadores generales, así como los cuestionamientos acerca del uso de los fondos del laboratorio, que en casi un 100% dependen de la ley 8114. Esto, unido a la escasísima producción científica de calidad del laboratorio, evidente en indicadores académicos, y que otrora era el fundamento de su criterio técnico. Esto, lo demostró el SINDEU en varios documentos y reuniones con la rectoría.

Producto de lo anterior, el rector Gutiérrez de Espeletta, creó una comisión que llamaron de “apoyo de a la gestión del laboratorio”, que era más para soslayar una intervención. Acá de nuevo, consejeros del rector le pidieron bajar el tono a los cuestionamientos, porque eso podría dañar la imagen del Lanamme y de la Universidad, máxime de cara a las durísimas negociaciones para el presupuesto que el estado le traslada a través del FEES. Sin embargo, y a pesar de la minimización pública del trabajo de la comisión, el resultado fue un informe bastante claro, a pesar de su lenguaje moderado, que develó los grandes problemas internos del laboratorio: Un ambiente laboral tan malo que más del 50% de los y las trabajadoras presentaron el síndrome del quemado (burn out), falta de claridad de objetivos estratégicos, falta de liderazgo, poco trabajo, visión y valentía por parte del director Alejandro Navas Carro, que extrañamente y fuera de todo lo acostumbrado en la UCR, tenía casi 20 años en el poder; además de que se le achacó un crecimiento desmedido de la planilla e inacción en detener la reducción del presupuesto por parte de Hacienda.

Por lo tanto, la primera gran acción de la Rectoría de la universidad fue enviar a confeccionar un nuevo reglamento para el Lanamme, que se asemejara más al de un instituto o centro de investigación, y que, una vez terminado, tenía solo un transitorio que indicaba que el Ingeniero Navas Carro no podía volver a re-elegirse para un quinto período, aunque de manera extra oficial se comentó que envió un oficio consultando si podía hacerlo de nuevo. Esto, por si solo da para otro artículo para cuestionar las motivaciones de los nombramientos en la UCR, que a veces parecieran obedecer más a criterios de amiguismo que de atestados, evaluaciones del desempeño y resultados cuantificables.

Para la elección, se presentaron cuatro candidatos. Uno que se podía llamar “oficialista”, el Dr. Guillermo González Beltrán, Coordinador de Laboratorios; el Dr. Rolando Castillo, Coordinador del Programa de Ingeniería Estructural, el MSc. German Valverde y el MSc. Henry Hernández, ambos con especialidad en transportes y seguridad vial. Dentro de las actividades de campaña, se realizó un debate donde el Dr. González no asistió en persona, y en donde fue notorio, el gran dominio y propuestas claras del Ing. Valverde, quien tiene una gran experiencia al haber sido ya ex-ministro de Obras Públicas y Transportes, ex-director ejecutivo de COSEVI y CONAVI, así como una muy fructífera carrera académica y profesional como consultor en toda la región Latinoamericana. En términos políticos y ante el personal del Lanamme, el Ing. Valverde había ganado por mucho el debate, donde mostró conocer el fondo de la ley que le da fondos al Lanamme y presentó ideas claras de a donde navegar con tan complicado barco. Los otros candidatos, no fueron nada claros en sus propuestas (como se dijo, uno ni siquiera se presentó al debate), y al Dr. Castillo se le indagó acerca de que en la unidad que el coordinaba no duraba el personal.

Por esos azahares del destino, y de la rigurosa reglamentación de la UCR, el personal del Lanamme no tiene ninguna incidencia en la elección del director del laboratorio., todo queda en manos de la asamblea de profesores de la Escuela de Ingeniería Civil que para muchos de los funcionarios del laboratorio nunca ha tenido ni arte ni parte en el desarrollo de éste, y les resienten no tomarles parecer en un tema tan trascendental.

Dentro de los requisitos para ser director, hay uno que es único en la normativa universitaria: se pide que el director conozca de ISO 17025, algo extraño, máxime que ninguno de los posibles candidatos participó en los procesos originales de acreditación del Lanamme, ni tampoco esto pareciera un aspecto medular para dirigir la institución, sin embargo, ni los esfuerzos del SINDEU ni de otros trabajadores ni los integrantes de la comisión de acompañamiento se dieron cuenta de que esto es más un ardid para que ganara el candidato oficial, González Beltrán, a pesar de que para el personal no tenía –ni tiene- las cualidades mínimas para asumir un puesto de tal talante.

Por esto, a tres de los candidatos restantes, Castillo, Valverde y Hernández, había que levantarles el requisito de saber de ISO 17025. Esto se logra con el voto de las dos terceras partes de la asamblea de profesores. El status quo de la Escuela de Ingeniería Civil y el del Lanamme, temía mucho que el Ing. German Valverde llegara a una instancia final de elección, por el peso de su candidatura y por los cambios eventuales que pudiera realizar. Entonces, y a la usanza de la política más tradicional, cuando hubo que levantar requisitos, que se hace candidato por candidato, llevaron primero el nombre de Castillo, esto, más como un comodín, para justificar que González, quien por años era el ungido para el puesto, no llegara solo a la elección. Así, todo iba a parecer que se realizó de la forma más transparente.

Cuando le llegó el turno de levantar requisitos a Valverde, solo obtuvo 20 de los 24 votos que ocupaba, y le cercenaron su derecho de ir de manera legal, frontal, valiente, honesta y en las mismas condiciones, a pelear contra González y Castillo la elección.

Lo que nunca se imaginaron, esos que actúan en lo oculto y en el campo de las argollas, es que el comodín, Castillo, les iba a ganar la elección por un voto, y que su ungido de años, con méritos o no, perdiera la elección.

El proceso de elección del nuevo Director del Lanamme pudo haber cumplido con las leyes y reglamentos de la Universidad de Costa Rica, pero a todas luces fue inmoral y anti-ético, al coartar el derecho del que para muchos era el mejor candidato, de participar en el proceso y con las reglas claras, competir por la posición. Ese actuar de la asamblea de profesores de la Escuela de Ingeniería Civil emula los comportamientos de políticos tradicionales y se aleja de la veracidad del actuar de la academia. Una lástima, por el futuro de una gran institución, aunque en el pasado, al sostener tantos años a un director con méritos nulos y escasa academia, tan cuestionado por el personal, demuestran un mal mayor que podría estar envolviendo a la UCR, y que tiene que ver con favorecer a argollas y al amiguismo, que al mérito y a la rigurosidad propias de la academia. ¡Ya le tocará al país hacer el recuento de los daños de los 20 años de Alejandro Navas Carro en el Lanamme! ¡Ojalá que el Dr. Castillo logre endechar el barco!

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