Tang Heng en la Asamblea Legislativa entre mentiras e imposiciones

Lo de Tang Heng, Embajador de la China comunista en Costa Rica, en la Comisión de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior de la Asamblea Legislativa el pasado miércoles 10 de agosto 2022, es más que vergonzoso.

En la audiencia celebrada en la sede del órgano legislativo, el representante del régimen de Xi Jinping hizo gala de un arsenal de mentiras, chantajes y un discurso diseñado para torcer la verdad, tanto histórica como actual, respecto a lo que sucede entre China y Taiwán.

Un principio impuesto

Lo que Tang Heng plantea como una “norma básica de las relaciones internacionales”, haciendo referencia al principio de “una sola China”, no es más que una imposición a fuerza de presiones y chantajes por parte de la diplomacia del régimen comunista, que ha avanzado en destruir los lazos de la comunidad internacional con Taiwán, un socio honesto y que no ejerce coerción sobre los países con los que se relaciona.

En el mismo discurso en el que Tang habla de la política internacional de su país como una que “jamás buscará la hegemonía, expansión o esfera de influencia”, establece como un punto de honor el reconocimiento único de China como base de las relaciones que los países tienen con el gigante asiático y habla del Taiwán como una provincia, desconociendo la determinación propia del pueblo taiwanés, que ha ejercido desde el término de la guerra contra el comunismo en 1949.

El viejo y manoseado argumento de la ONU

Además de plantear la imposición de “Una sola China” como un supuesto valor de las relaciones internacionales que todo país debe acatar, Tang lee textualmente algo que nunca se escribió. Al referirse a la resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1971- mientras hace la pantomima de estar leyéndola- el funcionario chino declara que “la resolución reconoce que solo hay una China en el mundo, Taiwán es parte inalienable del territorio chino”, texto que por más que se intente encontrar, no aparece por ningún lado en el veredicto mencionado, que se encuentra entre la resolución de admisión de Omán y el informe del Organismo Internacional de Energía Atómica, en las actas del vigésimo sexto periodo de sesiones de la Asamblea General.

Ni la ONU menciona a Taiwán como parte inalienable del territorio chino, ni habla de reconocer a una sola China en el mundo, pues de lo que habla la resolución, es del reconocimiento a la República Popular de China, como representación de China, frente al organismo multilateral y nada más. Para comprender el significado del texto de la resolución y la abismal diferencia entre este y la versión falseada del funcionario comunista, hay que apelar a lo que dice la propia ONU sobre lo que significa ser, o no, un país miembro.

Al respecto, la ONU en su proceso para admitir nuevos miembros, menciona que: El reconocimiento de un nuevo Estado o Gobierno es un acto exclusivamente atribuido a otros Estados y Gobiernos. Las Naciones Unidas no son un Estado ni un Gobierno, y, por lo tanto, no tienen la autoridad para reconocer un Estado o Gobierno.

Esto, en palabras llanas, significa, distinto a lo que esgrimió de forma irresponsable Tang Heng, que el hecho de no estar en la ONU, no equivale, de alguna manera, a no ser un estado soberano, pues no es atribución del organismo internacional determinarlo.

La excusa Pelosi

Otro de los puntos clave que deben ser abordados son los referentes a la posición extrema e irresponsable del régimen de Xi Jinping ante la visita de la presidenta de la Cámara de Representante de Estados Unidos, Nancy Pelosi.

Lo que los representantes del país gobernado por el Partido Comunista han denominado como una “violación y una provocación a China”, no es más que una acción común en la diplomacia internacional, además de un derecho que los países soberanos y libres pueden ejercer en aras de estrechar lazos y cooperar mutuamente.

En la audiencia, Tang Heng declara que “China se opone a que un país imponga su voluntad a otro y abuse de su condición de poderoso para atropellar a los débiles”, pocas horas después de que el mundo presenciara un despliegue sin precedentes de su fuerza bélica, incluyendo tropas, naves y aeronaves, utilizando fuego real en zona taiwanesa y produciendo un bloqueo marítimo a la isla.

La medida desproporcionada -y rechazada por los países democráticos más importantes del mundo- del Ejército Popular de Liberación chino como respuesta a la visita de la alta funcionaria estadounidense, no solo ha demostrado el carácter transgresor del gigante asiático, sino que ha puesto al mundo en zozobra por un conflicto que podría llegar en una época de dificultades económicas, políticas y sociales en el mundo.

Esto, además de significar la violación a la soberanía del pueblo Taiwanés, que diferencia de lo que sucede en la República Popular de China, ha elegido de forma democrática a sus gobernantes desde mediados de la década de los 90, en lo que constituye una verdadera lección de apertura democrática por parte del Kuomintang, histórico partido nacionalista taiwanés, al totalitario régimen del Partido Comunista de China.

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El autor es ingeniero e investigador venezolano, exconcejal de San Cristóbal, Táchira, premio nacional de Derechos Humanos 2018 por la Comisión Mexicana de DDHH, miembro fundador de la Comisión Justicia Cuba y del Frente Hemisférico por la Libertad.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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