Suicidio. Pero, ¿nadie se quiere matar?

Costa Rica tiene la segunda tasa de suicidios más alta de Centroamérica.

A la mañana siguiente después de un acto suicida, los familiares, amigos y conocidos inmersos en el dolor frecuentemente se preguntan ¿Por qué lo hizo? ¿Qué dejamos de hacer? ¿Qué hicimos mal? Nuestra propia naturaleza nos cuestiona y lleva a pensar que el acto es inconcebible, paralelamente un sentimiento de incredibilidad invade la mente y se reitera la pregunta ¿Cómo pudo esta persona hacer esto, si se miraba tan bien? Por otro lado, es lamentablemente común en algunas personas la afloración de prejuicios y creencias, diversas razones y motivos subjetivos intentan explicar porque una persona llega a tomar la decisión de auto eliminarse.

El suicidio ha sido declarado como un problema de salud pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS) pues, según datos de esta entidad, a nivel mundial es la segunda causa de muerte de personas entre los 15 y 29 años, cifra que solo es superada únicamente por los accidentes de tránsito.

Siendo las estadísticas tan alarmantes pareciera una contrariedad afirmar que en la realidad del hecho “Ninguna persona se quiere matar” esto porque el sentimiento de querer acabar con la vida se deriva de la desesperanza, un dolor sicológico/emocional insoportable y profundo en el alma, que aunado a la perdida de recursos para manejarlo ve en el acto suicida la posibilidad de acabar con su experiencia de dolor. Por ello el acto suicida no es un evento aislado, es el producto de la interacción factores individuales, familiares y sociales, que influyen de una u otra manera en la ideación suicida, incluso se ha demostrado la interacción de otros factores, como los biológicos, genéticos, culturales y medioambientales, en si, es un fenómeno multicausal.

En una descripción concreta de la conducta suicida se deriva como una principal tendencia algunas etapas previas antes de consumar el suicidio, entre estas las que se detallan en la siguiente imagen en el orden de abajo hacia arriba.

Cabe resaltar que la primera etapa de ideación (ver el suicidio como una alternativa para acabar con la experiencia de dolor) es el indicador inicial que debe motivar a una persona a sincerarse y buscar ayuda, sin generar autoculpas o vergüenza, entendiendo que basta ser un ser humano para sufrir por diversos motivos.

Además, es importante que como sociedad nos desprendamos de ciertos mitos alrededor del suicidio, por ejemplo, hay quienes creen que hablar del tema promueve o estimula el suicidio, por el contrario, especialmente los espacios de abordaje profesional son oportunidades para clarificar sobre el tema y brindar alternativas de ayuda a quien lo necesite, hay quienes consideran que quienes expresan haber tenido ideación  suicida realmente no tienen la intención de cometerlo, por el contrario, quienes expresan intencionalidad sobre este tema podrían estar pidiendo ayuda o apoyo, también hay quienes piensan que los suicidios pueden generarse sin advertencia previa, el caso en general no es correcto, puesto que la mayoría de suicidios son antecedidos de signos de advertencia conductual o verbal, de ahí la relevancia de reconocer estos signos, entre otros, por ejemplo: el aislamiento de familiares y amigos, daño físico que se podría estar causando la misma persona, como cortarse sus brazos, piernas, (autoflagelarse)  arrancarse el cabello, las uñas, empezar a desprenderse de sus pertenencias y regalarlas a otros, etc.

También hay quienes piensan que es necesario tener un trastorno mental para pensar en suicidio, esto es totalmente falso, puesto que las causas de la tristeza y desesperanza profunda no están condicionadas a estas personas, antes bien muchos de ellos que luchan con trastornos mentales no son afectados por la ideación suicida.

Cabe destacar que si en algún momento una persona que estableció confianza con nosotros nos relata de su intencionalidad de querer suicidarse  actuemos con serenidad, sin culpar a la persona, generarle una escucha activa (con empatía) libre de sermones le vendría muy oportuno, bajo ninguna circunstancia podemos garantizarle la discrecionalidad, más bien, es necesario buscar recursos de apoyo, debemos tener siempre muy en cuenta que “nadie se quiere matar, lo que se pretende es acabar con una experiencia de dolor”. Entonces, en concreto ¿Dónde puede la persona acudir?

Si usted como lector se ha identificado con alguna ideación suicida y presenta un riesgo latente de hacerlo no dude en contactar de inmediato la línea 911 ò también puede acudir directamente a la CCSS y solicitar atención inmediata en emergencias, si es usted estudiante de secundaria puede acceder a la línea telefónica aquí estoy, personas profesionales en primeros auxilios emocionales le contestarán al marcar el 24591598/24591599, en horario de 07 a.m. a 03 p.m. También puede  buscar a su profesor u Orientador de confianza, dichas instancias públicas cuentan con protocolos preestablecidos para ayudarle a abordar y sobrellevar su situación, además si usted no es estudiante puede contactarse con la línea directa “Aquí estoy” al 800-2737869. Recuerde que la ideación suicida no escatima en género, condición económica, étnica o social, toda persona podría estar expuesto a una situación de este tipo.

Siendo el suicidio un fenómeno latente no se trata solo de comprender el fenómeno categorizando sus causas sociales y psicológicas, es necesario generar acciones para prevenirlo. Desde el ámbito del manejo interinstitucional Costarricense  la intervención interdisciplinaria debe ser eficiente y eficaz, aplicar acciones de atención y seguimiento efectivos en las que se valoren de forma integral las intervenciones farmacológicas, psicoterapéuticas y psicosociales de las que el paciente pueda beneficiarse y contar con la implicación de los profesionales de asistencia necesaria, en todo esto debe prevalecer el sentido humanista y la atención oportuna en tiempo según  cada caso.

Así mismo desde el ámbito de los hogares se hace necesario la observación detallada de la conducta de sus hijos, se ha demostrado que las conductas relacionadas a la autoflagelación (hacerse daño cortándose las manos, piernas y otras partes del cuerpo) están vinculadas a maneras de manifestar el dolor, es importante que los encargados de familia sean observadores de las conductas de sus hijos y entiendan que ya por si mismo transitar por la adolescencia y su contexto es un factor de riesgo, que eleva la probabilidad de aflorar sentimientos de ansiedad o depresión, mantenga una buena comunicación con sus hijos y trate de distribuir su tiempo de tal manera que el compartir en familia sea una prioridad, enfocándose en calidad más que en cantidad de tiempo, así mismo mantener una buena comunicación con el centro educativo es sumamente oportuno.

Desde el ámbito de la socialización con amigos y conocidos es trascendente no deslegitimizar cualquier expresión de una persona que indique que ha valorado matarse, es relevante poner atención a todos los casos con alto nivel consideración y generar una escucha activa, que haga sentir a la persona escuchada.

Si usted está pasando por la desesperanza busque ayuda, si usted se siente bien emocionalmente sirva de ayuda, escuche sin prejuicios, guíe a la persona a los lugares donde puedan darle contención y seguimiento, está demostrado que el individuo con ideación suicida consuma el hecho al constatar su pérdida de recursos, así que estemos prestos a ayudar a quien lo necesite.

Finalizo esta breve consideración compartiendo el siguiente pensamiento de mi autoría dedicado a quienes han valorado la ideación suicida como medio para poner fin a su experiencia de dolor y a todos aquellos que desean comprender más detalles acerca del fenómeno del suicidio.

Ahí en medio de esa soledad miré y no había nadie, pensaba estaba ciego o simplemente me dejaba llevar por el viento, como trapo deshilado, fue ahí donde aparecieron, en medio de mi riesgo por intentar desaparecer, alivianar mi carga, desprenderme del dolor, que irónico, estaban tantos a mi alrededor que no me percataba, ahí en medio de esa soledad había también por quien vivir.

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El autor es licenciado en Orientación. Universidad Nacional de Costa Rica. Incorporado al Colegio Profesional de Orientadores (CPO) Carné Nº 811. Contador Privado Incorporado. Universidad Metropolitana Castro Carazo. Costa Rica. Incorporado al Colegio Profesional de Contadores (CPI) Carné Nº 33184. Doctor en Administración y negocios internacionales. Universidad Internacional de Cuernavaca México. Máster en gestión educativa con énfasis en liderazgo. Universidad Nacional de Costa Rica. Escritor independiente.

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