En la recién pasada cumbre de los presidentes del sistema de integración centroamericano (SICA) celebrada en el mes de junio en la República Dominicana, se trataron temas de interés regional como mejorar la oferta exportable, la inversión y el diálogo público privado, esto con el fin de incrementar las exportaciones dentro de la región. Si bien es cierto, cada cumbre semestral se hace con el afán de ver cómo mejorar las condiciones socio económicas de los habitantes, las mismas necesita un respaldo más efectivo de los sectores económicos y de las población en general. Centro América, ubicada al centro del continente americano, no ha aprovechado esa coyuntura geográfica para incursionar en el desarrollo mundial, partiendo de que la unión de los países debe ser integral, leal y sincera de cada pueblo, representada por sus gobernantes. Dada las precarias condiciones que muchos de estos pueblos viven, aumentando su inquietud de la población por los problemas, climáticos, políticos, socio- económicos de algunos Estados, y abonado por la delincuencia (Triángulo Norte), ha hecho que la inmigración se haya desbordado hacia los países del norte y Europa. Esto significa que tenemos un compromiso de contribuir todos sin excepción para cambiar este esquema y estilo de vida que aflora en toda la región, con algunas excepciones de su desarrollo educativo y económico como lo es costa Rica y Panamá que nos llevan una ligera ventaja en crecimiento debido, primero, a su sistema educativo más avanzado de la región y, segundo, a su mega proyecto, el canal, ambos sirven de referencia para que los demás países tomen una base y busquen cambiar el esquema mental. Digo esto del esquema mental por que los problemas de nuestros países, muchas veces, los achacamos a los gobiernos y todos somos copartícipes, en no intégranos más y buscar cambiar nuestro estilo de vida y producción, ser más proactivos, aprovechar educarnos más hasta donde podamos, de esta manera seremos más competitivos en el mercado laboral. Por otra parte la región viene buscando una integración desde el ámbito económico y político desde los años 60, con el nacimiento del Mercado Común Centroamericano (MCCA 1960), la creación de un banco regional, Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE 1960), y la creación en los años 80 y 90 de instituciones como Sistema de Integración Centroamericana (SICA 1991), Parlamento Centroamericano (PARLACEN 87/91), Corte Centroamericana de Justicia (CCJ 1992); lastimosamente las resoluciones de estas dos últimas instituciones carecen de fuerza determinantes y sus resoluciones se vuelven más recomendaciones políticas, pudiendo ser vinculantes y fortalecer con sus disposiciones al sistema de cada país, razón de ello, es el poco encanto que países como Costa Rica no los ha ratificado, dejando estos órganos escuetos y sombríos, no así, como ejemplo, Parlamento Europeo que sus decisiones son vinculantes.
Para que esta región pueda caminar unísonos todos los Estados, es necesario un plan verdadero y sincero, que nadie le de sonrisas de frente y le haga musarañas por la espalda, siendo uno de sus problemas principales; el conflicto de sus fronteras que hacen cada día una división marcada, los problemas de algunos países le pasan factura y consecuencias a sus vecinos como ser: el conflicto interno político de Nicaragua lo sufren en mayor escala Costa Rica y a la vez en menor dimensión Honduras, esto debido al gran número de inmigrantes que traspasan las fronteras para estos dos países, mismos hechos que se vivieron en el apogeo de la guerra fría años 80 y se repiten en la actualidad.
Es urgente y necesario un plan de naciones que visualicen erradicar sus conflictos comenzando con definir sus fronteras, unificar un sistema educativo planificado bajo el aprendizaje desde la edad escolar enseñando, educación técnica y un segundo idioma como una exigencia mundial, crear proyectos que sean de impacto mundial, y por qué no soñar en hacer un proyecto no en un solo período de gobierno, sino en un plan de Estado de por lo menos una década; la creación de ferrocarril que una a estas pobres naciones en el intercambio de mercaderías y personas, y tal vez poco a poco valla llevando a estos países a un mejor puerto. Quizás esto sea un sueño (“Soñar nada cuesta es parte de nuestras vidas. Sócrates”), de no hacer nada seguiremos como estamos o quizás peor.
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