¿Quién no disfruta las utopías? En el contexto de una sociedad donde toda persona es altamente funcional respecto a sus propios objetivos y metas, decidiendo desde los más altos valores y el más sano equilibrio mental, no habría relación compulsiva y adicción a objetos, actividades o a relaciones interpersonales.
No obstante lo anterior, el peso de la realidad permite reconocer sin mayor esfuerzo que lo anterior simplemente no existe: las personas establecemos vínculos insanos como las amistades y amores tóxicos, adicción al trabajo, a las bebidas alcohólicas, al desorden de sueño, la falta de orientación vocacional, etc. lo cual también puede ocurrir también con conductas plausibles como la obsesión dietética que motiva a revisar con rigor obsesivo lo que se consume, no hacer pausa con el deporte ni en momentos de enfermedad o aquel que no puede terminar su tesis u obra literaria porque “siempre le falta algo”.
Esto pasa con adicciones, siendo quizás de las más polémicas el consumo de cigarrillos que dificultan seriamente la posibilidad de alejarse de ese vicio para muchas personas que viven en un ciclo de recaídas. En palabras del doctor Jiménez-Martén[1] la adicción se profundiza por la tolerancia a la nicotina por lo que eso genera la necesidad de mayor consumo, siendo el caso de personas que fuman una o más de una cajetilla al día. Y es que lamentablemente fumar produce placer por quizás unos 25 minutos, lo cual desencadena la búsqueda de otro momento placentero con el siguiente cigarrillo en la dependencia psíquica y física. La salud del fumador es una gran preocupación por los problemas que desarrollan como el cáncer, problemas cardiovasculares, dificultad respiratoria, etc. que van generando un deterioro sistemático que le reduce su esperanza de vida en siete años. Pero es que dejar fumar tampoco es un asunto de “fuerza de voluntad” para la inmensa mayoría, el deseo de fumar se desata en el cerebro cuando se esfuma el placer experimentado por el último cigarrillo, a lo cual –según indica el doctor– los vaporizadores brindan a los adictos al cigarrillo sensaciones similares pero reduciendo los riesgos asociados, dando oportunidad incluso de dosificar la nicotina para gestionar el síndrome de abstinencia, por lo que es opción terapéutica que incluso debería ser promovida por las autoridades para reducir el tabaquismo.
Pero los vaporizadores están en el ojo de la polémica. En palabras de la vocería de la Red Nacional Antitabaco los impuestos al tabaco generan efecto disuasor en su consumo[2], lo cual preocupa porque en tiempos de La Prohibición al licor en Estados Unidos el mercado ilegal se estimuló generando grande lucro, además del indeseable crimen que conllevó la ilegalidad: el consumo continuó aportando más problemas a la sociedad.
Las personas adultas deben tener el derecho a que se les respete su decisiones, las actividades recreativas lícitas así como las opciones de tratamiento con resultado beneficioso aceptable de problemas que quieran superar.
Quizás el Estado lamentablemente está participando mucho en la regulación de la vida privada del ciudadano.
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[1] Entrevista sobre el tema al Dr. Francisco Jiménez-Martén https://www.youtube.com/watch?v=PWKOTnNN_OM
[2] Diputados aprueban impuesto de 20% para vapeadores y dispositivos electrónicos tras tenso debate. Semanario Universidad. https://semanariouniversidad.com/pais/diputados-aprueban-impuesto-de-20-para-vapeadores-y-dispositivos-electronicos-tras-tenso-debate/
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