A raíz de la pretensión de algunas personas de organizar una manifestación pública de apoyo al presidente Chaves el mismo día que la ministra de Salud debe comparecer ante la Asamblea Legislativa, muchas personas han manifestado su preocupación por algo que ven como una amenaza, haciendo comparaciones con el devenir de algunos países de nuestro entorno.
Costa Rica es una democracia sólidamente institucionalizada, tal y como reconocen organismos especializados a nivel internacional y el ranking elaborado por la prestigiosa revista The Economist, denominado precisamente Índice de Democracia. No caben, en consecuencia, las comparaciones con la Nicaragua que secuestró Ortega, con El Salvador que dirige arbitrariamente Bukele o con la Venezuela anterior a Hugo Chaves, que decidió en las urnas vengarse de sus élites corruptas entregando el país a unos incendiarios que no querían salvar la democracia sino acabar con ella. Esas, dicho con todo respeto para los pueblos nicaragüense, salvadoreño y venezolano, son comparaciones producto del dramatismo y la hipérbole.
Tampoco es arrogancia, sino un llamado a la sensatez. No es aceptable que una democracia con el desarrollo institucional de la nuestra, se espante cuando algunos políticos, incluido el actual presidente, utilizan un lenguaje desafiante y no pocas veces exagerado, para señalar problemas públicos que todos conocemos.
En consecuencia, no veo por qué debe preocuparnos una forma de expresión política como es la reunión para manifestar públicamente un punto de vista, en este caso, el apoyo al presidente Chaves, tal y como pretenden hacer el próximo 6 de septiembre algunos de sus partidarios.
Yo no espero que ese día, entre los discursos, sobresalga alguna pieza sobre teoría del Estado o la defensa coherente y bien fundamentada de un programa de gobierno que todavía no conocemos. Sin embargo, esto no me preocupa; y tampoco me preocuparía que, como es predecible, nos toque escuchar diatribas temerarias, cargadas de ignorancia y enojo.
Sería terrible para la causa del presidente que ese día lleguen 4 gatos, y lo sería también, lleguen pocas o muchas personas, que la cuestión degenerara en actos de violencia y vandalismo, como los protagonizados por algunas feministas el Día Internacional de la Mujer. Esperemos que se reúnan, que se manifiesten y que lo hagan con el civismo propio de ciudadanos de un país que, a pesar de sus defectos, vale la pena defender. Es decir, espero que tengan éxito, porque así, no se desviará la atención del gran error que motiva a los organizadores. Me refiero a que la Asamblea Legislativa está en el derecho y tiene el deber de convocar a cualquier autoridad del Estado en el ejercicio de la función constitucional de control político, y ante esto no hay excepciones.
Justamente aquí, está el núcleo del argumento por el cual no me preocupa ni la popularidad del presidente Chaves, ni sus declaraciones y acciones duras y provocadoras ni tampoco las manifestaciones que se organicen para apoyarlo. No me preocupa nada de esto, en la medida en que no se modifiquen jurídicamente las garantías constitucionales y legales sobre las que se levanta y funciona nuestro Estado Social de Derecho y nuestra Democracia. Así que no perdamos la perspectiva y sepamos enfrentar políticamente los problemas políticos que padece nuestro sistema.
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