Pandemia y seguridad ciudadana

Psicología aplicada a la crisis actual por la supervivencia en la ciudad

» Por Esteban Ruiz García - Psicólogo

El mundo cambia constantemente, a veces tan rápido que ni cuenta nos damos, esta vez cambió de golpe, nuestra generación posiblemente nunca había vivido una pandemia, debemos adaptarnos para sobrevivir.

Las crisis sanitarias nos muestran cuan vulnerables somos como humanos, revelan nuestros más profundos e íntimos miedos e inseguridades, ante la pandemia las personas llegan a experimentar desde un miedo “tolerable” que le lleva a tomar las precauciones sanitarias recomendadas por los organismos internacionales para evitar contagios, hasta incluso crisis agudas de ataques de pánico que llegan a requerir la hospitalización psiquiátrica como medio de contención.

El COVID-19 según se ha expuesto se puede contraer a partir de otras personas infectadas por este virus, esto ocurre cuando una persona infectada estornuda o tose, dispersando pequeñas gotas de agua por el aire, esas gotitas pueden aterrizar en la nariz, la boca o los ojos de una persona que se encuentra cerca, o ella las puede inspirar.

Es posible que una persona también contraiga la infección al tocar una superficie cubierta de gotas infectadas y luego se toque la nariz, la boca o los ojos. El virus se contagia con mayor facilidad cuando una persona infectada presenta síntomas. Pero el virus también puede propagarse antes de que comiencen los síntomas. Una persona puede tardar de 2 a 14 días en presentar síntoma después contraer el virus.

Según se ha venido estudiando y aprendiendo sobre la enfermedad, una de sus más temibles armas contra nosotros es su facilidad de contagio, así como el hecho que no tenemos aún en nuestro registro genético las defensas necesarias para que nuestro cuerpo batalle activamente, eso está por lograrse pero lastimosamente la enfermedad es muy nueva para poder generar ciencia a partir de ella.

Ante este panorama, así como los apocalípticos reportes de todas las latitudes en donde vemos miles de personas morir, es totalmente normal y hasta esperable que un gran porcentaje de la población tome sus medidas de contención con la finalidad de evitar contagios y poder sobrevivir, estas medidas incluyen según lo observado: aislamiento en cuarentena, distanciamiento social, lavado de manos, uso de cubrebocas o mascarillas respiradores, limpieza extrema de superficies compartidas, evitar aglomeramientos, etc.

Nunca habíamos pasado por esto, hasta hace unos días quien se tapaba la cara en la calle era visto como una persona altamente “riesgosa para mi seguridad”, al parecer los papeles se han invertido en ese tema, ahora quien no porta su mascarilla es visto como “alguien peligroso”. Este nuevo dilema actual de inseguridad podría prestarse, y de hecho está sucediendo, para que los criminales adapten sus técnicas, desde las que utilizan “menos contacto” como la ciberdelincuencia y llamadas telefónicas fraudulentas para vaciar sus cuentas con promesas de ayudas de gobierno, hasta el delincuente común callejero el cual vió en este momento histórico en el que nos “reconforta que alguien use mascarilla cerca de mí” su oportunidad de oro para hacer de manera natural lo que ha venido haciendo siempre, tapar su rostro para delinquir, solo que ahora lo puede hacer sin que lo interpretemos como una amenaza.

Si a este factor le sumamos el estrés de las personas por evitar contagios, estrés que antes no estaba en nuestras vidas, tenemos una combinación perfecta de casualidades totalmente favorables para los delincuentes: pueden viajar con sus rostros cubiertos sin levantar sospechas y las personas tienen su visión de túnel enfocada en su “miedo al contagio”, la vista se nubla hasta dejar solo un punto de visión escasa, enfocando algún objeto en común o el peligro que se presenta, en este caso el contagio, escenario perfecto para que quien desea tomar tus pertenencias pueda hacerlo fácilmente.

¿Qué debemos hacer ante esto?

Debemos ENTENDER EL ESCENARIO Y PLANIFICARLO antes de salir de casa, tome todas sus precauciones sanitarias, acostúmbrese a ellas, que estas no sean un distractor para usted, esto se logra ENTRENANDOLAS EN CASA UNA Y OTRA VEZ, al realizarlo las logrará incorporar en su memoria procedimental, tal como realiza acciones normales en su día como caminar, tomar algo con la mano dominante, etc.

Cuando esto esté logrado su CONCENTRACIÓN no será sobre las medidas sanitarias, estas serán realizadas de manera automática y autónoma sin que usted lo perciba, tendrá entonces el espectro de atención disponible para caminar entre la multitud DETECTANDO POSIBLES AMENAZAS OCULTAS para su seguridad personal como lo puede ser un antisocial que busca víctimas concentradas y enfocadas en evitar contagios y descuidan su entorno circundante.

Una vez DETECTADA LA AMENAZA, evite la confrontación a toda costa, HUIR siempre es la primera y mejor opción, si la huida no es una opción, defiéndase de manera activa, con todos los recursos disponibles sin caer en el exceso de defensa, no permita que la visión de túnel lo lleve a cometer errores que le pueden costar la vida o la libertad.

Recuerde, tome tiempo en casa para planificar, practicar sus medidas sanitarias, una y otra vez, pronto llegaran a ser temas naturales en su diario vivir, así tendrá la atención disponible para detectar movimientos sospechosos y poder tomar decisiones oportunas que rompan con el esquema de trabajo de los delincuentes, le cual incluye actuar de una manera desapercibida, rápida, violenta y que le permita huir, todo esto en el mismo momento. No bajemos la guardia, es tiempo de sobrevivir.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.

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