En muchos cantones del país ya comenzó la campaña para las próximas elecciones municipales. Es notorio ver y escuchar publicaciones en redes sociales que pretenden degradar a quienes están en el poder, se escuchan alianzas políticas entre varios partidos quienes consideran que juntos son más fuertes y así podrán lograr la Alcaldía. Otras personas comienzan a visitar los templos, ir a misa o a los cultos de domingo para hacerse notar y ganar adeptos, como diría mi abuela “son cristianos políticos, o sea, se congregan cada cuatro años”.
Existe otra especie que desde adentro de los municipios intentarán degradar la actual administración, con el objetivo de afectar la buena imagen o agudizar la mala reputación de la institución, en estas aguas nadan todo tipo de razas políticas que con buena o mala intención tratarán de llegar a gobernar su cantón.
Un buen amigo decía que existen “mercenarios políticos”, refiriéndose a personas que cada cuatro años aparecen en diferentes partidos, el comentaba que “Apoyan a quien más plata les dé o aspiran en el partido que ellos consideran tienen mayor posibilidad de ganar, o peor aún apoyarán a quien les podrá dar una “chambita” si quedan electos”
Pareciera entonces, que las ideologías políticas son cosa del pasado, y que “el hambre de poder” se ha colado en los actuales procesos electorales, degradando el espíritu y la sana dinámica de la democracia costarricense.
Independientemente del partido político de su preferencia, no importa si un candidato es su amigo, es su familiar, es su jefe o incluso si es el pastor de la iglesia a la que usted asiste. Gobernar un cantón requiere de muchísimas cualidades y sacrificios, desde la perspectiva familiar, personal, social, e intelectual.
Por ello es su responsabilidad analizar profundamente con mística, responsabilidad y objetividad la decisión del por quién votar y por quien saldrá hacer proselitismo.
Podríamos comenzar por revisar la vida personal de quienes aspiran, su compromiso y aportes en la comunidad, e incluso me atrevo a sugerir su grado académico (sobre este tema estoy convencido de que debería existir la carrera política, una profesión que le permita tener conocimientos básicos en administración pública a quienes aspiran a ejercer por medio de elecciones populares) debemos revisar sus planes de trabajo y la relación con la dinámica social de su cantón. No dejemos de lado, la preocupación del Tribunal Supremo de Elecciones respecto a la fuente de financiamiento de algunos partidos políticos y el intento de algunos grupos nocivos de meterse por las Municipalidades a los cantones.
Para ser buen político deberían ser antes buenas personas.
Cada pueblo tiene el gobierno que se merece, una dura y profunda reflexión, por la que todos y cada uno de los habitantes de nuestro país debemos detenernos a valorar.
Lastimosamente muchos gastan su tiempo criticando a quienes toman decisiones, y buscando dentro de los aciertos lo mínimo para lanzarse a opinar y hasta calumniar. Sería muy interesante un Reality Show dirigido a aquellos (a quienes llamo criminales de redes sociales) en donde puedan vivir una experiencia al menos ficticia del complejo arte de gobernar, y así podrán evaluarse y ser evaluados con una frase que inmortalizó un conocido por todos “No es lo mismo verla venir que bailar con ella”.
Por otro lado, están los gobiernos locales que corren a realizar obras cerca de las fechas de elección, para denotar y tener fresca en la memoria del electorado sus principales acciones, en fin, cada quien se quita las pulgas de diferentes formas.
De todo lo anterior surge una espectacular oportunidad para quienes aspirarán a ser alcalde, alcaldesa, regidor o síndico; pueden serlo desde sus hogares, desde sus comunidades, su lugar de trabajo o desde su iglesia ¿Y cómo lograríamos eso? aplicando la filantropía (tendencia a procurar el bien de las personas de manera desinteresada, incluso a costas del interés propio). Para ello no hace falta estar en una ‘muni’. Solo hay que ejercer el poder responsablemente desde el ámbito de su diario vivir.
Un claro ejemplo de responsabilidad ciudadana es: La Asociación Deportiva de San Carlos, actual campeón nacional de fútbol de primera división. En su muy merecida celebración pudimos ser testigos todos los costarricenses de una lección de civismo y compromiso cantonal, al culminar la fiesta, sus propios ciudadanos se dispusieron a limpiar y dejar en inmejorables condiciones los sitios públicos.
El desarrollo de los cantones no solo es tarea exclusiva de los gobernantes, por ello antes de decidir por quién votar, es muy importante reflexionar de nuestros aportes al desarrollo del cantón y el país, solamente basta con ser buenos ciudadanos.
Será oportuno para el bienestar de los ciudadanos, que en los próximos procesos electorales y las contiendas naturales que de allí se derivan, sean orientadas al debate de cómo resolver los principales problemas que aquejan su cantón, que estrategias se utilizaran para desde los municipios combatir el desempleo, cuáles serán sus ofertas deportivas culturales y artísticas, como se luchará contra los problemas ambientales desde los cantones.
Considero que aplicar la ciencia y la técnica en los próximos comicios, dejara mejores réditos e insumos para que quienes queden electos tengan mayores herramientas para hacerlo de la mejor manera. Al final, si un gobierno local lo hace bien, eso beneficia a todos los habitantes de ese cantón.
La decisión inicia con usted, el mejor candidato está en su casa.
Vote por separar los residuos sólidos y orgánicos en el hogar, sacar sus residuos “basura” únicamente el día en que pase el camión recolector, vote por pagar puntualmente sus impuestos y servicios municipales, vote y actúe por tener una familia equilibrada, vote por ser el mejor en su trabajo, por ser parte de alguna organización comunal. Si votamos por eso, los futuros gobiernos locales solo tendrán que gobernar.
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