No, no hace falta ser gay para luchar por una sociedad más justa, igualitaria, incluyente y respetuosa. Así que la razón no es que yo sea gay, y a quienes han querido llamarme gay pensando, retorcida y equívocamente, que eso debería de ofenderme, yo les pregunto: ¿Uno se debería sentirme mal porque alguien lo llame gay? ¿Será que los hermanos gays se sienten ofendidos cuando alguien les llama heterosexual? Es decir, desde cuando una preferencia sexual se convirtió en motivo de ofensas. ¿Acaso no es esa la misma discriminación contra la que votamos 1.350.000 mil costarricenses de distintas banderas políticas?
No, no soy gay, pero tengo amigos gays, familiares gays, conocidos gays, y a cada uno de ellos los aprecio y los quiero. ¿Y por qué no luchar con ellos después de haber aceptado que cometí un error? ¿Donde está el pecado? ¿Acaso no es mejor levantarse, reconocer la culpabilidad, tratar de enmendar el daño realizado y ser mejor persona?
¿Oportunismo entonces? Claro, podría ser una posibilidad, pero: ¿qué gano yo apoyando o no apoyando? Lo difícil nunca ha sido no tomar posición, y de hecho que eso es lo más fácil. Lo más fácil es ser neutral y no estar ni a favor ni en contra. Lo difícil es tomar una posición; y es más difícil aún cambiar de posición cuando reconoces que estabas equivocado. Pero sólo el que actúa con sabiduría y humildad tiene la capacidad para reconocer un error y abandonar esa posición para asumir la que creé correcta.
De cualquier forma, siempre te van a criticar. Me criticaron -con justa razón y lo reconozco- en el pasado, y hoy me critican nuevamente por haber cambiado mi forma de pensar. Uno podría preguntarse: ¿cómo se le queda bien a la gente? Bueno, la respuesta es que uno nunca debe quedarle bien a la gente. Uno debe estar bien con su conciencia, porque más vale una conciencia tranquila que una preocupada por el: ¿qué dirán?
¿Pero entonces por qué apoyo los Derechos Humanos? Apoyo los Derechos Humanos simple y únicamente porque soy humano, y por que tan humano soy yo como es mi hermano gay. Tan humano soy yo como es mi hermana, la mujer trans. Y seré más humano aún en la medida que luche por un trato más humano para todos, porque todos valemos lo mismo y llevamos lo mismo por dentro.
Estoy consiente que de igual manera los comentarios negativos, carentes de razón, y hasta vulgares, continuarán. Pero la razón por la que escribí esto no es para que cesen, si no más bien para dejar en claro quien está en lo correcto y quien, o quienes, están actuando mal. Yo actué mal antes, pero yo cambié. Y la única manera de que esta sociedad cambie, es que empecemos a cambiar, uno a uno.
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