¿Cuánto puede verse afectado una familia por el ingreso a ella de un nuevo papá o mamá, siendo la familia la base del legado emocional de las personas, el cimiento de seguridad y estabilidad nutrido en un ambiente de aceptación y amor que le permitirá a los que participan activamente en ella desarrollarse?
Una nueva familia en la cual, su composición la integran un nuevo compañero o esposo de la mamá, a la que se suman hijos e hijas descendiente de una relación anterior de ella (o al revés, una nueva compañera o esposa en que se suman los hijos de él) entiéndase padrastro (que irónicamente el diccionario que tengo a mano lo define como mal padre) suele para todos y todas constituir un serio desafío, si se quiere tener estabilidad y éxito en dicha relación.
¿Dónde estará situado el “Talón de Aquiles” para el o ella (padrastro o madrastra)? En la relación con los hijos e hijas, así como en el nivel de comprensión mismo de la pareja en hacer entender, en hacer llegar de forma paulatina, no solo la nueva presencia física, sino la necesidad misma de algunos cambios conductuales, una especie de adecuación o “reacomodo” en el seno familiar.
Al principio resulta común que uno o más de los niños vean al nuevo padrastro o madrastra como un usurpador. Su lealtad al recuerdo de su padre o madre ausente puede ser intenso, así que para ellos recibir al recién llegado con los brazos abiertos sería un acto de traición. Esto pone al padrastro o madrastra en una situación muy difícil.
¿Qué sucede en la generalidad de los casos? Desea que le digan papá o mamá y sin embargo lo llaman por su nombre o usted; los hijos cuando van a pedir permiso para algo (salir, etc.) no se lo piden al padrastro o madrastra; si un hijo llama por teléfono y sale el padrastro, le dicen por favor póngame con mi mamá. Todas ellas manifestaciones que evidencia un cierto alejamiento de inicio, pero, ¿hasta cuándo?
Todo dependerá de la “química” que se logre entre todos. ¿Química? Nivel de comunicación, de comprensión, donde los hijos aprecian que él o ella forman parte de la solución de los problemas que los más pequeños afrontan en la escuela, en el instituto, en la vida laboral.
Saberlos escuchar y que lo escuchen a uno, teniendo en cuenta que el de más experiencia es él o ella (el nuevo papá o mamá) y por tanto tendrá que manejar muy inteligentemente la relación.
Por todo lo anterior, la reacomodación familiar, debe considerarse como un proceso que se debe dar de forma natural y no forzada. Si usted es el nuevo miembro en la familia, debe tener presente que no llegó para sustituir o a excluir al progenitor, vino para enriquecer a la familia con otra figura de amor, autoridad y armonía.
El que se le dé el título de papá, o mamá, es una prerrogativa exclusivamente de los niños, que no se puede imponer. Por ello, es vital que los padres fomenten relaciones saludables entre todas las partes involucradas, teniendo presente, ante todo, el bienestar de los niños.