Mujeres negras y el Día del Negro

» Por Luis Fernando Allen Forbes - Director Ejecutivo Asociación Salvemos el Río Pacuare

Cada 31 de agosto se convierte en una invitación para sentirnos orgullosos de la herencia africana. Pero también se convierte en una oportunidad para promover la igualdad y celebrar la riqueza de la cultura afro-caribeña, así como la recuperación de la memoria histórica.

Cabe destacar que la historia del negro a nivel mundial está llena de luchas y de glorias, de grandes hombres y mujeres, de sueños y de esperanzas comunes. El negro forma parte importante de la historia de los países donde está presente y de una forma u otra, hoy sigue siendo protagonista en numerosas luchas de liberación alrededor del mundo.

No obstante, la situación de las mujeres es aún peor, ya que por las desigualdades de género que caracterizan la sociedad patriarcal, éstas han sido colocadas en situación de subordinación y discriminación, engrosando los grupos de poblaciones pobres con poco o ningún acceso a los servicios básicos, de salud y educación, el acceso a los recursos productivos, la tierra, el crédito, vivienda, a lo que se suma el hecho de ser negras, lo que genera mayor discriminación y las coloca en condiciones de vulnerabilidad.

Las mujeres afrodescendientes han sido víctimas de las causas históricas que han determinado la pobreza como condición derivada del racismo y la desigualdad socioeconómica que caracteriza la región latinoamericana y caribeña, con una distribución de la riqueza inequitativa que revela un irrespeto a los derechos humanos fundamentales de las poblaciones afrodescendientes y particularmente de las mujeres.

Esta situación se refleja, no sólo, en las condiciones materiales de vida de estos grupos poblacionales, sino también, en la falta de acceso al empleo, a servicios de salud de calidad, a las dificultades que enfrentan para obtener una educación adecuada, a la invisibilidad en los espacios de toma de decisión y a los obstáculos que deben enfrentar en sus intentos de tener una participación política activa y efectiva.

La exclusión de los y las afrodescendientes de la participación y del acceso a oportunidades es fundamental para comprender las dimensiones materiales y no materiales de la inequidad y de la pobreza.

Es claro, que la carga redoblada que deben sobrellevar las mujeres afrodescendientes, su contribución a la economía a través del trabajo no remunerado doméstico y de cuidado, de sostenimiento de la vida familiar ha sido totalmente invisible para los hacedores de políticas.

En resumen, se evidencia que las mujeres afrodescendientes son las grandes ausentes en las políticas públicas en el ámbito del desarrollo, de cual forma parte el empleo decente, el crédito, las medianas, pequeñas y microempresas y el acceso a la tierra, como medio de producción fundamental en las zonas rurales.

Finalmente, la ausencia de políticas públicas que favorezcan la situación de las mujeres afrodescendientes está íntimamente vinculada a la condición de discriminación. Lo que supone que los gobiernos deben impulsar iniciativas que buscan reivindicar el papel de esa población y acercarse a un umbral más equitativo de acceso a educación, servicios públicos y a empleo.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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