¿Por qué me involucré en política?

» Por Ing. Edgar Oviedo Blanco, PhD - Candidato a la Segunda Vicepresidencia y Candidato a Diputado en Heredia por el Partido Nueva Generación.

 

Para intentar explicar por qué siendo yo un ingeniero informático (no abogado, ni economista, ni politólogo), esposo y padre de una numerosa y bella familia herediana, con trayectoria como empresario en tecnología desde hace 16 años y como docente universitario desde hace 18 años, decidí dejar mi “zona de confort” en el sector privado para incursionar en la política, antes debo explicar cuál es mi perspectiva de lo que ha sido la política en Costa Rica desde que vine a este mundo.

Nací en Pérez Zeledón en 1978, un año en el que Costa Rica vivió una coyuntura política especial pues llegó al Gobierno una coalición liderada por don Rodrigo Carazo (78-82), gracias -según me cuentan- a que la ciudadanía estaba buscando “algo diferente” en el poder… De ese gobierno no recuerdo mayor cosa, pues yo era aún muy niño.

Durante mi infancia gobernó el PLN…

Siendo niño recuerdo vagamente dos gobiernos seguidos del PLN: el de don Luis Alberto Monge (82-86), quien impulsó una economía basada en exportaciones pero de quien lo que más se recuerda -muy lamentablemente- es el desfalco al Fondo Nacional de Emergencias; y el de don Oscar Arias (86-90), quien impulsó la política exterior como nunca antes, pero de quien lo que más se recuerda -además de su Premio Nobel de la Paz- es que propició la entrada del neoliberalismo (que según sus detractores deterioró las condiciones de vida de un sector importante de la población) y que introdujo el modelo de concesiones al sector privado (para muchos algo bueno, para otros no tanto). La verdad yo siempre me he preguntado: Si muchos dicen que ambos gobiernos fueron buenos… ¿Por qué no siguió gobernando el PLN después de don Óscar?

Cuando empezaba a entender sobre política, aparece el PUSC…

En 1990, cuando iniciaba mi secundaria, llegó al poder por primera vez el PUSC, con el hijo del impulsor de las Garantías Sociales y del Código de Trabajo en Costa Rica a la cabeza, don Rafael Ángel Calderón (90-94), quien recuerdo que fomentó fuertemente el turismo (tuvo la “suerte” de ser Presidente durante el mundial de Italia 90, que puso a Costa Rica en el “radar turístico”) y tuvo que luchar por reducir el déficit fiscal, que se había disparado durante la administración anterior (ya desde ahí empezaba a hablarse de ese tema…). Lamentablemente este primer gobierno del PUSC será recordado por el famoso caso CCSS-Fischel (¡qué ironía siendo su padre el fundador de la CCSS!), y los ticos empezamos a ver con preocupación hasta dónde pueden llegar los niveles de corrupción en el país.

Regresa el PLN…

De fijo algo no estuvo bien con el primer Gobierno del PUSC puesto que los costarricenses decidieron volver al “viejo conocido” del PLN con otro “hijo de caudillo” a la cabeza, don José María Figueres (94-98), quien será recordado por haber “traído a Intel a CR”, por quitar el tren, por el escandaloso cierre del Banco Anglo y por haber impulsado -sin mucho éxito- la reducción del Estado costarricense. Años después se vería muy involucrado en el caso ICE-Alcatel, yéndose del país durante más de una década y regresando a la política nacional en 2015, buscando el favor de los costarricenses para gobernar nuevamente, algo de lo cual sus propios partidarios se encargaron de impedir.

De nuevo el PUSC y esta vez repite…

El Gobierno del cambio de milenio le correspondió nuevamente al PUSC, esta vez en manos de don Miguel Ángel Rodríguez (98-02), quien como economista neoliberal impulsó fuertemente la privatización, lo cual le ocasionó serios conflictos con los sectores sociales (¿quién no recuerda los grandes disturbios del año 2000 por el “Combo del ICE”?).

A pesar de lo ocurrido, ya queriéndose desarmar el bipartidismo, el PUSC logra repetir en el Gobierno con un muy querido y carismático psiquiatra que “salía hablando en tele” todas las noches desde hacía 25 años, don Abel Pacheco (02-06), un presidente que gobernó sin pena ni gloria, en cuyo Gobierno se empezó a gestar el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Durante este Gobierno fueron arrestados dos expresidentes del mismo partido que estaba gobernando (¡sí, del mismo partido!). Años después don Abel salió del PUSC y en 2014 dio su apoyo público al PAC.

El Premio Nobel vuelve a gobernar y su “discípula” se le rebela…

Luego de los escándalos en el PUSC y con un bipartidismo ya en decadencia, el PLN se juega su única posible carta ganadora contra el creciente PAC de Ottón Solís, y gana las elecciones don Oscar Arias (06-10). En este Gobierno se rompen relaciones diplomáticas con Taiwán (que nos había “donado” un lindo puente) para iniciarlas con China (que nos “donó” un lindo estadio). Además se otorgó la cuestionada concesión de la Ruta 27 hacia Caldera, para unos un gran legado y para otros un mal negocio para el país. Es también en este período cuando se firma el polémico TLC con Estados Unidos, luego de un histórico referéndum que estuvo tan reñido como el triunfo de don Oscar contra don Ottón unos meses atrás. Dentro de lo que se le reclama a este gobierno está el haber incrementado de manera importante las plazas en el Sector Público (como medida contra la crisis económica) y el haber dejado al país en una situación financiera muy crítica, con un déficit fiscal insostenible.

Antes de salir del poder, don Óscar empodera a su vicepresidente y le allana el camino para que sea electa como su sucesora, siendo doña Laura Chinchilla (10-14) la que en teoría daría continuidad a sus ideales y proyectos. Esto no sucedió pues una vez en el poder doña Laura se rebeló contra su “padrino político”, lo que generó roces importantes dentro del partido y dentro del propio Gobierno (incluido el Congreso). De doña Laura se recuerda el haber nombrado algunos ministros y viceministros sin ser especialistas en sus temas (algo que ya había pasado en gobiernos previos del PLN), pero sobre todo se le recuerda por el escándalo de “La Trocha” donde, bajo la excusa del problema limítrofe con Nicaragua, se despilfarraron cientos de millones de dólares sin control, incluso adjudicando millonarios contratos a empresas recién constituidas y sin patrimonio de respaldo.

No más bipartidismo…

Finalmente el bipartidismo cedió y en 2014 don Luis Guillermo Solís (14-18) es electo como presidente con el PAC, un partido que a pesar que arrasó en la segunda vuelta (1.3 millones de votos, ¡impresionante barrida!), no estaba listo para gobernar y lo evidenció desde el primer día. Una altísima rotación de ministros y viceministros, muchos funcionarios nombrados sin cumplir los requisitos de sus puestos, personas aprovechándose de sus puestos cual si fuera la oportunidad de oro en sus vidas, y sobre todo, un acto sumamente articulado de corrupción como nunca antes se había visto, en el que se vieron envueltos funcionarios de los tres poderes de la República (e inclusive el propio Presidente), son los principales legados de un Gobierno cuyos puntos altos fueron los logros en Comercio Exterior y el haber reparado (¡al fin!) el histórico puente de “La Platina”.

Y… ¿ahora?

De manera conveniente para algunos pero inadecuada para el país desde todo punto de vista, se ha vendido la idea de que existe una “clase política”, y con ello se ha logrado excluir a muchos ciudadanos honestos, capaces y talentosos de involucrarse en política, por no sentirse parte de dicha “clase política”. Particularmente los empresarios, o al menos una gran mayoría, le andan “de lejos” a los temas políticos por temor a que lo relacionen con esa desprestigiada “clase política” costarricense.

El problema es, mis estimados amigos, que sin importar quién se involucre y quién no, los puestos siempre estarán ahí y alguien debe ocuparlos. Entonces, si además de profesionales, de esposos, de padres, de profesores o de empresarios exitosos nos consideramos ciudadanos responsables, debemos involucrarnos. Cada uno decide cómo y qué tanto se involucra.

En lo personal, con el apoyo de mi familia y amigos decidí involucrarme muy de lleno, al punto que aspiro a ocupar ya sea la segunda vicepresidencia de Costa Rica o una curul por la provincia de Heredia. Desde ambos puestos sé que puedo aportar muchísimo como tecnólogo, pero sobre todo como costarricense que ha visto durante cuatro décadas cómo la política se ha venido desvirtuando, cada vez de manera más acelerada y perjudicial para nuestra querida Costa Rica.

No creo en una “clase política”, pero si la hubo, tenemos la obligación de no permitir jamás que vuelva a existir. Lo que necesitamos es gente honesta, capaz y talentosa en el Gobierno.

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