Para la mayoría de las personas un auto eléctrico no contamina porque no emite gases. De hecho, estos no tienen mufla. Pero la contaminación no esta ahí, sino en las baterías desechadas, el reciclaje de ellas y producir baterías para autos viene precisamente del tipo de electricidad utilizada en dicha producción. También contaminan en la extracción de los metales que se usan en su fabricación. Otro problema, aunque la tecnología va superando poco es que son pesadas, caras y lentas de cargar, también porque están hechas con materiales que escasean mucho más que el petróleo. Uno de los principales argumentos usados para que la industria de los autos eléctricos no use el petróleo como combustible y se empleen otras alternativas es que no es renovable ni infinito. Esto es totalmente cierto. Sin embargo, el litio es todavía más escaso y finito que el petróleo y, mientras que se puede producir petróleo sintético, con el litio no pasa lo mismo. Por esa razón muchos dicen que las próximas guerras serán por el litio y no por petróleo. Los fabricantes de baterías para ser sostenibles en el tiempo tendrán que hacerse mineros. El cobalto se emplea como elemento estabilizador del níquel, reduciendo el riesgo de incendio cuando hay grandes transferencias de energía a temperaturas altas (baterías NMC usan más cobalto). Las baterías de tipo LFP, mucho más económicas, estables y menos inflamables, pero con menor densidad energética y libres de cobalto. El cobalto se encuentra en muy pocas manos, casi todo sale de República del Congo, y casi el 80% del procesado del cobalto está en manos chinas. El cobalto puede representar un coste de unos 100 dólares por cada 10 kWh de capacidad. Los chinos junto con el gobierno corrupto del Congo se embolsan las ganancias, pero pagan a niños y mujeres 2 dólares al día.
Un coche eléctrico con una batería entre 50 y 60 KWH, generará una contaminación bastante importante de CO2 a lo largo de su vida útil. El proceso de recarga de un coche eléctrico será más o menos contaminante en función del origen de la electricidad.
Las mayores reservas de petróleo están en manos de países inestables políticamente y que escapan del control de los países del llamado primer mundo, lo cual es un problema estratégico clave. Sin duda esto es un factor que ha apremiado a las grandes potencias a buscar una forma de energía alternativa. Otro importante metal en la fabricación es el litio. El problema es que el litio no es una solución a este problema, ya que nada menos que el 85% de las reservas mundiales de este elemento están en Argentina, Bolivia, Chile y Perú, especialmente en Perú y Bolivia, cuya situación de inestabilidad actual está muy lejos de ser una casualidad ahora que la demanda de litio se ha disparado.
La verdadera contaminación no esta en los autos sino en las baterías que usan ya que son el gran problema, sobre todo, porque sus residuos son muy contaminantes. En la actualidad, el proceso de tratamiento de las baterías de litio como residuo es muy caro y apenas se recuperan el 50% de los componentes de las mismas, llegando hasta el 80%. Además, el procedimiento para recuperar esos materiales es altamente contaminante y emite muchísimo CO2. La mayoría de los fabricantes hasta ahora ha apostado por una reutilización de estas baterías en lugar de desecharlas o reciclarlas. Esto para evitar desecharlas, uno de los problemas para el desechado de las baterías de litio es que deben descargarse por completo por motivos de seguridad para poder ser despiezadas y separados sus componentes. En cuanto a los efectos nocivos que ocasiona al medio ambiente, son exorbitantes, ya que las pilas, cuando están en la basura, pierden su cubierta y liberan los metales que contienen, se filtran al suelo, pasando a los acuíferos y llegando hasta los ríos.
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