Los agroquímicos y las abejas

La agricultura intensiva y el uso de cocteles de agroquímicos en forma discriminada está matando las abejas. Ya en el 2019 los científicos advirtieron que la mitad de los insectos del mundo podrían extinguirse a finales del siglo. Estos usos en forma irresponsable de agroquímicos aumentan netamente la mortalidad de las abejas, una situación subestimada por las autoridades encargadas de regular la comercialización de estos productos. En nuestro país ya los productores de miel han levantado la vos para un mejor control. En un comentario publicado en Nature, Adam Vanbergen, del Instituto Nacional de Investigación para la Agricultura, la Alimentación y el Medio Ambiente de Francia, afirma que los insectos polinizadores se enfrentan a las amenazas de la agricultura intensiva,   incluyendo   productos   químicos   como fungicidas  y pesticidas, así como a la reducción del polen y el néctar de las flores silvestres. Alrededor del 75 % de los cultivos mundiales que producen frutos y semillas para el consumo humano dependen de los polinizadores. ¿Qué tienen en común un melón, una taza de café, dulce de arándanos o de fresas, las almendras, las manzanas, los mangos, los calabacines, los tomates, los kiwis y las sandías? A simple no mucho. Sin embargo, todos le deben su existencia a un insecto sin cuyos servicios de polinización no existirían tampoco muchos de los alimentos a los que estamos acostumbrados. Todas las plantas que tienen flor necesitan ser polinizadas para producir semillas y sobrevivir. Y, cerca de las dos terceras partes de la dieta de los seres humanos, provienen de plantas polinizadas. Es a través de la polinización que los granos de polen se transfieren de la parte masculina de la planta a la femenina, o de una planta a otra de la misma especie, dando como resultado las semillas que forman las frutas y vegetales que consumimos. Como consecuencia, la desaparición de las abejas puede impedir o reducir drásticamente la reproducción de muchas especies de plantas, lo que puede resultar en la pérdida de la biodiversidad y en un desequilibrio de los ecosistemas. La producción agrícola está también en riesgo, pudiendo ocasionar un fuerte impacto en la economía global. La prensa nacional ha estado hablando del plaguicida Fipronil pero en realidad cualquier plaguicidas (insecticidas, desparasitantes, herbicidas mal manejados causan la muerte de las abejas. Hay muchos agroquímicos que son potentes productos químicos que matan invertebrados como los insectos. Un tratamiento mensual para pulgas para un Pastor Alemán contiene suficiente imidacloprid para matar a 25 millones de abejas. En los ecosistemas acuáticos, las larvas de insectos están particularmente en riesgo, como las de efímeras y libélulas. Estas especies, entre otras, son alimentos importantes para los peces, las aves y los murciélagos, lo que podría causar efectos secundarios en el ecosistema en general. Por dicha el uso de pesticidas en gatos y perros para el control de pulgas y garrapatas no es tan grave como las fumigaciones de cultivos. Las abejas según algunos investigadores vuelan hasta 10 kilómetros de la colmena y es ahí donde se contaminan por fumigaciones sobre zonas de vuelo de las pecoreadoras recolectoras de polen o por residuos en ciertas partes de las flores (especialmente el polen) o de las hojas. Las abejas cuya superficie es contaminada, contaminará con pesticida su carga de polen. El polen contaminado puede ser llevado a la colmena. La mayoría de los pesticidas son lipofílicos, por lo que se mezclan químicamente con los carbohidratos de la cera y el exoesqueleto de las abejas. También pueden llegar a mezclarse con los lípidos de la capa externa de los granos de polen. Por lo tanto, cera y polen pueden intercambiar contaminantes.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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