No hay duda que hoy en día se trata de mostrar a Costa Rica como un país en decadencia respecto a la libertad de prensa, e igualmente hacerle creer eso a los costarricenses. Por primera vez en la historia, un medio dio a conocer que habíamos bajado en el ranking de libertad de prensa. No sé si algún costarricense conocía de la existencia de una medición de la libertad de prensa como si fueran partidos de fútbol en donde la FIFA sube y baja selecciones o un ranking de boxeadores, pero en fin, a ese ridículo han llegado algunos medios.
El problema es que a varios medios se les acabaron los grandes ingresos mensuales que el gobierno les pagaba por transmitir noticias positivas sobre la gestión o el gobernante de turno. Entonces estamos hablando de que las loas tenían un precio y se acabaron. Tanto es así que algunos medios no cubren las actividades ni giras del señor presidente. En la celebración de la Anexión del Partido de Nicoya se dedicaron sólo a cubrir aspectos de la cultura guanacasteca y en la celebración del aniversario de la gesta de Juan Santamaría, le dedicaron más de 10 minutos al reportaje del baile de la polilla y cero minutos a las palabras del señor presidente. ¿Puede realmente la prensa tomar un camino sesgado e informar lo que le dé la gana? Claro que sí, pero es un camino peligroso porque están tomando un “libertinaje” al estilo Fox, al final, el pueblo les cobrará de alguna forma ésta distorsión informativa que ni aún así han podido lograr que el señor presidente baje su popularidad.
No me sorprendería si un día de éstos la Sociedad Interamericana de Prensa arremete contra el gobierno de Costa Rica señalando la pérdida de la libertad de prensa, pero cuándo Donald Trump arremetió contra CNN, el New York Times y el Washington Post, nadie, absolutamente nadie dijo que en los Estados Unidos se estaba perdiendo la libertad de informar.
¿Será que existen diferentes maneras de medir a los gobiernos según su poder?
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