Las mujeres también son víctimas en Crucitas

» Por Ana Lucía Delgado Orozco – Diputada de la República

Hoy denuncio públicamente un tema más que indignante, en el que el Gobierno de la República sigue haciéndose de la vista gorda y en donde cada vez más, descubrimos sectores afectados y poblaciones en situaciones de riesgo y vulnerabilidad como es el problema social que viven cientos de mujeres nicaragüenses y costarricenses en Crucitas y sus fincas vecinas.

El pasado viernes, siete de mis compañeros estuvieron en la zona y más allá de constatar un claro impacto ambiental, me indignó que encontraran mujeres en condiciones lamentables. Una de ellas, una joven de 19 años, aunque su cara todavía reflejaba vestigios de una niñez no muy lejana.

¡Crucitas se le salió de las manos al Gobierno desde hace meses! Me rehúso a ignorar el hecho de que mujeres vivan en condiciones deplorables y sean objeto de explotación en ese lugar donde reina el descontrol y habita la incertidumbre en medio de ruinas.

Aquel tranquilo pueblo, ubicado a 10 Km del Río San Juan, hoy es una bomba de tiempo, un foco de infección social. La avaricia del oro lo convirtió en un campo tóxico, donde se afinca toda clase de destrucción a vista y paciencia de nuestras autoridades.

Es un secreto a voces entre los vecinos de la zona el aumento desmesurado en la prostitución, de mujeres que viajan desde San José a Crucitas para ofrecer sus servicios sexuales e incluso que se hable de casos de trata de personas en la zona y de aumento de enfermedades de trasmisión sexual.

¿Qué hace una joven de 19 años entre cientos de coligalleros ilegales?, ¿Cuáles autoridades controlan las redes de prostitución que operan en la zona?, ¿Cuáles organizaciones han dado seguimiento a los problemas sociales que aumentan día con día y sin indicios de disminuir?

¿Cuántas visitas han hecho a la zona y cuáles son los reportes del INAMU y del PANI en atención a las mujeres y personas menores de edad en Crucitas?, ¿Dónde están los datos del Ministerio de Salud, de Migración y de Policía de Fronteras de este problema que les expongo?

Daré seguimiento continuo desde mi despacho y velaré porque el desastre que azota Crucitas no continúe impactando a las mujeres, a las jóvenes y las niñas que ven su vida contaminada, a cambio de dinero sucio y sumiendo su existencia en la desgracia, dejando a su paso despojos de dignidad humana.

En Crucitas impera el caos y el impacto ambiental es innegable, pero lo más peligroso es que cada vez surgen más problemas de esta caja de Pandora. Exijo a las autoridades intervenir, atender y brindar una pronta solución a este flagelo social.

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