ESENCIA - COLUMNA DE OPINIÓN

Las generaciones perdidas en la política costarricense

El sinsabor de no ser considerado para optar por una oportunidad de asumir responsabilidades y aspirar a cargos de elección popular, es el síntoma que más de un militante de los partidos políticos tradicionales experimenta previo a su salida de estas organizaciones.

Para nadie es un secreto que la “costumbre” que provocó el desgaste y erosión de las estructuras de los otrora grandes partidos políticos, fue precisamente el mantener un sistema de “elección interna” decidiendo así “quién merecía el turno correspondiente” ya fuese para ser candidato a diputado o a la Presidencia de la República.

Hoy vemos con mucha regularidad constantes renuncias y “desapegos” de militantes y partidarios que se hacen a un lado por no recibir la oportunidad merecida en estos partidos.

Estimado lector, ¿ha escuchado usted a alguien expresar. “lástima que a fulano o zutano no le dieron la oportunidad”, o tal vez: “fulana o mengano merecían ser diputados. Les invito a realizar un ejercicio. Actualmente en la Asamblea Legislativa hay más de un “repitente”. Pregunto: ¿no hay más personas que merecieran esa oportunidad de llegar a ser diputados? ¿Tan escasos de personas aptas están esos partidos para recurrir a las mismas caras que en años anteriores recibieron la oportunidad de legislar?

Es importante conocer que, en los partidos políticos, al igual que en todas las organizaciones sociales, hay muchas personas comprometidas y otras que llegan solo a “ver que agarran”. Sí, hay que aceptar que el ciclo nocivo de mantener a los mismos metidos en las argollas legendarias, hicieron un daño terrible a los partidos que han gobernado nuestro país.

También es significativo mencionar que “algunos desertores” no eran tan sinceros cómo lo manifestaron en su oportunidad. ¿Recuerdan ustedes que decían los fundadores del extinto PAC?

Repasemos algunos nombres: Ottón Solís Fallas, Luis Guillermo Solís Rivera y Alberto Cañas Escalante qdDg. Todos ellos con genes del PLN, salieron huyendo del liberacionismo con el discurso que las “raíces ideológicas y las oportunidades sinceras” ya no estaban presentes en el partido de don Pepe. ¿Lo recuerdan? Al final, resultó un fiasco y una decepción para sus seguidores la creación del extinto PAC.

Es común ver ahora ex liberacionistas, ex libertarios y ex socialcristianos, buscando oportunidad de trabajar por el país en otras tiendas políticas. Así es, nombres como Claudio Alpízar Otoya y Fernando Zamora Castellanos son solo un par de ejemplos de la pérdida de una generación que a lo mejor en sus antiguos partidos hubiesen generado un real punto de cambio.

No hay duda que la cantidad de personas valiosas que pertenecen a las “GENERACIONES PERDIDAS” de los partidos políticos, son una muestra del deterioro en estos grupos. Hoy, sería interesante ver las posibilidades reales de figurar que merecen estos ciudadanos con el fin de sostener y fortalecer la democracia costarricense.

Algunos miembros de estas generaciones perdidas, han recibido la oportunidad de trabajar por el país en el actual gobierno. Sin duda alguna el discurso de trabajar juntos sin importar de dónde viniesen, fue la mejor acción de integración y unidad que plasmó el actual Gobierno de la República.

Hoy por hoy debemos entender: “los partidos políticos carecen de respaldo ciudadano”. Esta, sin lugar a dudas, es la triste realidad “la carencia de una identidad ideológica y la escasa o nula visión de igualdad de oportunidades” destruyeron los grandes partidos políticos en Costa Rica. Ya NO existe el arraigo partidario, las personas desde hace mucho tiempo atrás están “votando por personas y no por partidos”.

Con este panorama bien claro saltan otras interrogantes, ¿dónde veremos figurar a ciudadanos que no recibieron su oportunidad en sus antiguos lechos? ¿Cuál será el partido que arrope al heredero del Rodriguismo para la elección presidencial del 2026? ¿Es posible el resurgimiento del PLN, PUSC y PAC? Reiteramos, todas las organizaciones políticas están en la obligación de REINVENTARSE O MORIR.

Costa Rica siempre mantuvo un escenario político dónde el “bipartidismo”, fortalecido por el caudillismo, dominó la democracia representativa desde los años 40 hasta inicios de los años 2000. La esencia misma de los procesos electorales era dominada por el Calderonismo y el Figuerismo.

Hoy somos pocos los sobrevivientes que anhelamos “las sanas costumbres” del bipartidismo. ¡Ojo aquí!, la posibilidad de un resurgimiento del bipartidismo no está lejos. La fortaleza de un movimiento que respalde los resultados de la gestión del actual presidente de la Republica Rodrigo Chaves Robles y la unión de fuerzas tradicionales fuera de la institucionalidad de los partidos viejos, crearía dos corrientes electorales para el 2026. El guion sería: “todos contra el candidato que herede el Rodriguismo”. Ahí se establecería la contienda de las dos grandes fuerzas.

No podemos negar que el corazón de cada persona solo Dios lo hurga, sin embargo, es necesario conocer bien a todos aquellos aspirantes que lleguen a presentar sus propuestas en la próxima elección. ¿Podrá el PLN y otras agrupaciones figurar en el 2026? ¿Quién en definitiva será el “ungido” del Rodriguismo y “dónde” será su casa? De lo anterior y más hablaremos la próxima semana, Dios primero.

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Sobre el autor:

El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales. Asesor Legislativo, analista político internacional. Además elabora procesos de capacitación política, desarrollo comunal y administración. maumazu208@gmail.com.

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