Quisiera en esta oportunidad dar relevancia a un pilar de la democracia, los procesos electorales. En el caso del partido Movimiento Libertario se acerca un evento histórico para esta agrupación, cual es la convención interna para elegir el próximo candidato a la presidencia de la República. Este proceso posee ingredientes que generan un alto espíritu cívico y por ende un ambiente de alegría y nuevas fuerzas para todos y cada uno de los que creen en la causa libertaria.
No tienen la obligación quienes no me conocen, de creer que la pretensión de este comentario no es influir en los lectores en sus tomas de decisión. Expresar los ingredientes citados, son la motivación de este artículo. Me produce gran regocijo, y sé que muchos comparten de igual manera, el desarrollo de este proceso electoral dentro de las tiendas del Partido Movimiento Libertario.
Todo hecho en la vida tiene su historia, y por supuesto éste no es la excepción. Un partido que nació hace aproximadamente 23 años con la ilusión de sus fundadores y primeros simpatizantes, hoy es una organización con objetivos y propuestas desarrolladoras para un país muy especial, Costa Rica. Nos honra participar en el proceso electoral de esta nación, es un privilegio definitivamente. Mientras en otros países se debaten entre la vida y la muerte para elegir un presidente, nuestra Costa Rica rivaliza entre argumentos, posiciones y doctrina.
No cabe duda de lo especial de este próximo evento. Anteriormente la decisión de quien representaría al Movimiento Libertario como aspirante a la silla presidencial fue unísona, dado las características particulares que se daban para todas y cada una de esas campañas en que se participó. En el presente, las condiciones y la coyuntura política es distinta, lo que da como resultado una lid interna sana y que robustece el criterio y formación de quienes participan, y no menos importante, brinda un mensaje democrático a todos los habitantes de la nación.
Imposible relatar todos los detalles que rodean esta justa y necesaria convención interna, pero si cobra realce el hecho de los aspectos particulares de cada una de las propuestas o planes de acción a desarrollar dentro del escenario libertario. De igual forma, surgen antagonismos en los perfiles de quienes pretendemos alcanzar el objetivo, lo cual genera un saludable ambiente político que produce crecimiento, deseo y renovación. Tales situaciones no deben ser catalogadas como alarmas de deterioro de la organización; tampoco son la estratagema o socavo hacia una autoridad particular del partido. Las mismas son producto de un desarrollo normal de crecimiento, donde la libertad debe caracterizarse por excelencia. Precisamente es éste desarrollo el cual quiero destacar en esta oportunidad. La monopolización de cualquier posición, trae tarde o temprano, serias “enfermedades” a la salud y existencia de un ser u organización.
Antes de concluir, creo necesario compartir que esta situación particular debe de prevalecer en la conducta político electoral de la ciudadanía costarricense. No podemos permitir que actos particulares de terminadas personas, tiñan de mal y debiliten la democracia de Costa Rica. Es imperante que rescatemos y cuidemos esta democracia. No muy lejos de nuestro país, se suscitan hechos plagados de injusticia, violencia y tiranía. Independientemente del partido político, nuestra actitud hacia libertad y democracia debe ser de responsabilidad y valentía.
Concluyo indicando que este coloquio es el resultado de compartir con los lectores, el hecho de que por primera vez en el Partido Movimiento Libertario se realizará el próximo domingo 16 de julio una contienda para elegir el candidato a la presidencia de la República. Sin lugar a dudas, una decisión de sensatez y madurez política.
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