En el reino donde los posibles herederos y sucesores al trono, desaparecen como obra de magia; el soberano “bondadoso” y progresista, ha concedido, graciosamente a las mujeres de su país; dicho sea de paso, por lo poco que se pueden ver, muy hermosas; el permiso para conducir los automóviles, siempre y por supuesto; con la autorización de sus maridos, jefes supremos e indiscutidos de la familia. Las futuras conductoras, están escogiendo de antemano; los modelos de lujo de los vehículos, haciendo la felicidad de los vendedores; quienes están alistando las órdenes de compra, y calculando las ganancias.
En otro lado del planeta; donde se fabrican según los entendidos, las alfombras (sin Plutonio) más lindas del mundo, los Ayatolas quienes gobiernan con manos de hierro la nación, están furiosos por la amenaza del presidente Yankee, que quiere salirse del Tratado de no Proliferación de las Armas Atómicas.
La primera dama, cuyo nombre de pila y su persona, llaman la atención por su hermosura, ha tenido la mala suerte o la obligación familiar de compartir su vida, como esposa, del sicópata y sátrapa de Damasco, quien con las armas químicas no respeta siquiera a los niños.
En el país donde la gente come por gusto los amigos del hombre, hay otro bocón, peligroso y obeso, quien sigue jugando con los mísiles que de seguir lanzándolos, acabará con las vidas de su pueblo hambriento y sometido.
Si Cristoforo Colombo, nacido en Italia, resucitara, tal vez o en su defecto no, ¿estaría de acuerdo con la separación de Cataluña de España?
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