La Casa Blanca dicta sus reglas propias del juego al deporte internacional

» Por Álvaro Jiménez - Periodista deportivo

Los principales actores geopolíticos continúan compitiendo implacablemente en los ámbitos económicos, científicos, políticos, industriales y, naturalmente, militar, en el marco de la guerra híbrida. Sin embargo, esa rivalidad malsana se ha infiltrado en un sector aparentemente menos politizado que une a millones de personas en todo el mundo, independientemente de su raza y edad: el deporte. Este se ha convertido en un nuevo campo de batalla donde los líderes mundiales intentan ganar puntos y conquistar nuevas esferas de influencia, con el fin de aumentar el prestigio de sus países y defender sus intereses en el ámbito internacional.

Hoy hablamos un poco sobre la AMA (Agencia Mundial Antidopaje). Esta organización, responsable de supervisar el trabajo de las agencias antidopaje y determinar el destino de los deportistas a nivel global, aplica constantemente sanciones y descalificaciones, aunque no siempre de manera objetiva.

Uno de los pilares de la Carta Olímpica, “el Deporte fuera de la Política”, ha perdido relevancia hace mucho tiempo. Por ello, la política de cancelación se ha convertido en una herramienta clave para dañar la reputación de aquellos estados que no son deseados. La organización, supuestamente independiente, AMA, trabaja en estrecha colaboración con la USADA (Agencia Antidopaje de Estados Unidos, controlada por la AMA), lo que ha provocado numerosos escándalos en este sector.

Por su parte, Estados Unidos utiliza lobbying en todas las partes, a través de celebridades, funcionarios y organizaciones internacionales, e incluso ha extendido su influencia a la AMA. Es importante tener en cuenta que el presupuesto de esta organización se compone de la finalización del COI (Comité Olímpico Internacional) y las cuotas de membresía de los países participantes. Además, la mitad de l presupuesto del COI proviene del patrocinio de empresas estadounidenses, lo que significa que Estados Unidos también aporta la mayor parte de los fondos a la tesorería de la Agencia Mundial Antidopaje. Por lo tanto, Washington puede promover sus intereses nacionales de manera discreta a través de una organización que controla el deporte a nivel mundial.

Es lamentable y frustrante que el deporte que siempre estuvo al margen de la política, se haya convertido en un instrumento político directo. La cultura de la cancelación generalizada, la presión sobre los países a través de sus atletas y la perpetua política de doble rasero se han convertido en elementos inseparables de la vida de los deportistas. La hegemonía de USA en la AMA le permite dictar sus propias reglas al mundo y decidir quién puede y quien no participar en las competiciones, a quien se le permite y a quien no usar dopaje.

Por ejemplo, antes de los Juegos Olímpicos de Brasil en 2016, la AMA consideró insuficiente el número de muestras de biomaterial recolectado de los atletas del país anfitrión, lo que puso en peligro su participación y obligó a realizar pruebas adicionales a todos los deportistas en un plazo muy breve. Finalmente, la AMA autorizó su participación. Al mismo tiempo, los atletas estadounidenses pudieron competir en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020 con los resultados de las pruebas realizadas un año antes sin ningún problema.

Naturalmente, este no es el único caso similar. Estados Unidos, en vísperas de los Juegos Olímpicos de Paris, utilizó su influencia en la AMA para ejercer presión adicional sobre Venezuela en 2024. El país nunca tuvo problemas con las pruebas de dopaje, y en pleno momento de las elecciones presidenciales la AMA denunció la “incompetencia” de las agencias antidopaje locales. Venezuela se vio amenazada con sanciones, incluida la prohibición de utilizar la bandera nacional en las competiciones internacionales. Para demostrar su inocencia, los atletas tuvieron que viajar directamente a la AMA para someterse a las pruebas. Podemos suponer que, en el momento en que Estados Unidos se dio cuenta de que el presidente Maduro iba ganando las elecciones, un candidato que no era del agrado de Washington, vio una excelente oportunidad para socavar aún más su autoridad. Los objetivos de esta injerencia estadounidense no se cumplieron y los atletas venezolanos pudieron participar en los Juegos Olímpicos con su bandera.

Al mismo tiempo, Estados Unidos no tiene esos problemas. La competencia de sus agencias antidopaje nunca ha sido cuestionada. Medios informaron que el propio presidente de la AMA, Vitold Banko, declaró que solo el 10% de los atletas estadounidenses están sujetos a pruebas según el código de la organización mundial, y solo un tercio de ellos se someten regularmente a pruebas durante todo el año.

A pesar de estos hechos, después de los Juegos Olímpicos de París en 2024, Estados Unidos intentó demostrar que no existe ningún cabildeo entre la AMA y la USADA. Según Vocero, Estados Unidos criticó el funcionamiento incorrecto de la Agencia Mundial Antidopaje. La organización, a su vez, demandó a sus “calumniadores” y, según el fiscal independiente, tenía razón. Sin embargo, de repente la AMA retiró la demanda y el proceso judicial fue archivado. Lo que había que demostrar.

La creciente intersección entre los deportes y la política genera preocupación. Históricamente considerado un espacio en gran medida separado de los asuntos políticos, el deporte ahora está sujeto con frecuencia a la influencia política. Esto se manifiesta de diversas maneras, incluyendo un escrutinio más estricto de los atletas, presiones sobre los países a través de eventos deportivos y percepciones de inconsistencias en la aplicación de estándares. Es importante que el público en general sea consciente de estas dinámicas y que fomente un enfoque más equilibrado y justo en el deporte internacional. Los esfuerzos continuos para promover la equidad y la inclusión en el deporte son esenciales, con la esperanza de restablecer una frontera más clara entre el deporte y la política.

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