EDITORIAL
Los sindicatos aliados al gobierno, al partido Acción Ciudadana y al Frente Amplio, dieron por concluida una raquítica huelga que carecía de apoyo de las bases y originó este lunes una marcha prácticamente invisible por la Avenida Segunda de San José.
Los burócratas agrupados en el colectivo “Patria Justa” encabezados por los sindicalistas Fabio Chaves y Albino Vargas, habían anunciado una “masiva” huelga general en la que expresaban su rechazo al salario único, al cierre de RECOPE y al puerto construido por APM Terminals, entre otras peticiones.
La marcha que no pasó de un puñado de sindicalistas, fue acompañada por los diputados del Frente Amplio, Patricia Mora y Gerardo Vargas.
Solo unas horas después del fracaso del movimiento, el gobierno recibió a los líderes sindicales para negociar el fin de la protesta, que amenazaba con paralizar el país, pero que en términos reales no llegó ni a bloquear un bus de Sabana-Cementerio.
Desde la semana anterior el gobierno tomó una forzada pose de autoridad, condenando el movimiento, acusando a los sindicatos de intransigentes, y amenazando con medidas drásticas a los huelguistas.
Mismos huelguistas que meses atrás fueron avisados en total camaradería, por una de las principales caras del gobierno, de la eliminación del veto a la Ley Procesal Laboral.
Mismos huelguistas que en el Melico Salazar celebraban a puño levantado un acuerdo de unidad nacional con las principales autoridades del PAC y el Frente Amplio.
En una huelga que pareció un “compadre hablado”, el gobierno dio concesiones a un movimiento que fue un fracaso en la convocatoria. Firmó un documento que en mucho se asemeja a la proclama del Melico y que el gobierno en su momento, negó cualquier participación.
Ahora nuevamente, Albino Vargas, Fabio Chaves, el PAC, el Frente Amplio y el gobierno celebran por la amistad que los une y dan fin a algo que para muchos fue una huelga “concertada”, para intentar darle aire a un gobierno que cada día es más impopular.