Recientemente el departamento de epidemiología de la Universidad Hispanoamericana publicó un informe sobre las siete enfermedades que más matan a los ticos. Estas son cáncer, diabetes mellitus, enfermedad cardiovascular, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedad renal crónica, alcoholismo y cirrosis. Todas de alguna manera tienen relación con malos hábitos de alimentación.
Lamentablemente los datos reflejados en este informe demuestran lo que vivimos día a día en nuestros hogares, la pérdida de familiares adultos mayores a causa de cáncer y enfermedades crónicas.
Estos datos van muy de la mano con lo que refleja la OPS: “las enfermedades no transmisibles (ENT) matan a 41 millones de personas cada año, lo que equivale al 71% de las muertes que se producen en el mundo. En la Región de las Américas, son 5,5 millones las muertes por ENT cada año. Asimismo, cada año mueren por ENT en todo el mundo, 15 millones de personas de entre 30 y 69 años de edad; más del 85% de estas muertes “prematuras” ocurren en países de ingresos bajos y medianos. En la Región de las Américas mueren 2,2 millones de personas por ENT antes de cumplir 70 años. Las enfermedades cardiovasculares constituyen la mayoría de las muertes por ENT (17,9 millones cada año), seguidas del cáncer (9,0 millones), las enfermedades respiratorias (3,9 millones) y la diabetes (1,6 millones), a nivel mundial. Estos cuatro grupos de enfermedades son responsables de más del 80% de todas las muertes prematuras por ENT”.
Dentro de los factores asociados con la aparición de estas enfermedades se encuentran la generación de estilos de vida poco saludable, el estrés de la vida diaria y la falta de actividad física que llevan a que las personas cada día presenten mayores niveles de sobrepeso.
Éste último muy asociado a la elevación de la presión arterial, el azúcar, el colesterol y los triglicéridos altos en la sangre. Al estar bien definidos los factores que llevan a padecer de una ENT, es importante establecer acciones para su prevención. La Organización Mundial de la Salud ha establecido un plan de acción 2023-2030 para mitigar las muertes por estas enfermedades, este incluye a nivel local la detección temprana y el tratamiento oportuno.
En nuestro país se han desarrollado varias acciones que van de la mano con esta estrategia, el Ministerio de Salud estableció desde el 2013 una estrategia global cuyo objetivo principal es reducir la morbilidad, la mortalidad prematura y la discapacidad causada por las Enfermedades Crónicas No Transmisibles y Obesidad, mediante el abordaje integral de los factores protectores, los factores de riesgo y la prestación de servicios de salud para el mejoramiento de la calidad de vida de la población nacional.
Por su parte la Caja Costarricense del Seguro Social implementa un programa llamado PINEC (Programa de Intervención Nutricional de Enfermedades Crónicas), que brinda un abordaje multidisciplinario a los pacientes con diabetes mellitus y obesidad, principalmente. El programa es implementado en los hospitales y clínicas de la CCSS liderado por nutricionistas capacitadas en el abordaje de esas patologías.
Todas estas iniciativas son importantes, sin embargo, lo más importante es que la población, conociendo esos factores de riesgo, tome acciones para modificar sus estilos de vida de manera que prevengan la aparición de la ENT o disminuir sus complicaciones si ya la posee.
Algunas recomendaciones generales son:
Mantener un peso saludable: es importante comer lo necesario para satisfacer nuestras necesidades de energía. Comer para vivir y no vivir para comer. Hacer un balance entre calidad y cantidad de alimentos.
Realizar entre cinco y seis tiempos, no saltarse ninguna comida ya que llegamos con mucho apetito al próximo tiempo de comida y vamos a ingerir mayor cantidad de alimentos.
Aumentar el consumo de fibra, ya que nos ayuda a mantener una buena salud intestinal y a darnos mayor sensación de llenura, es decir que vamos a comer menos cantidad de los alimentos que más no hacen subir de peso si acompañamos las comidas o las meriendas con vegetales crudos o al dente. Además de preferir frutas con cáscara a los jugos.
Debemos disminuir o eliminar el consumo de azúcares y harinas refinadas, estas nos dan en poca cantidad muchas calorías. No se trata de eliminar del todo ni satanizar el azúcar, parte de los principios de la alimentación es que sea completa y variada. Sin embargo, el problema está en consumir azúcares simples y harinas refinadas varias veces al día como azúcar simple, reposterías, gaseosas, jugos azucarados, entre otros. Elegir uno al día si no se tiene diabetes, de lo contrario hay que buscar opciones con sustitutos de azúcar y controlar la cantidad de esas harinas que se consumen.
Actualmente se ha optado por el uso de edulcorantes artificiales sin calorías, sin embargo, estos tampoco se pueden utilizar libremente, debemos optar por ellos solo cuando sea necesario y aprender a disfrutar el dulce natural de los alimentos, buscando frutas dulces para hacer refrescos, tomar agua natural o saborizada con hierbas o porciones de fruta como fresas o naranja.
Debemos volver a encontrarle el gusto a los alimentos naturales sobre los productos procesados que vienen empacados, estos normalmente vienen cargados en calorías y en sodio que aumenta la presión arterial. Actualmente la industria ha entendido esto y se encuentran en el mercado algunas opciones más saludables como tortillas de maíz horneadas con super alimentos como la chía y sin azúcar o sal añadida, se puede optar por esas opciones, igual con moderación.
Mantener el cuerpo bien hidratado es muy importante sobre todo en climas muy calientes, esto ayuda en varios aspectos: primero a disminuir el consumo de calorías, tomando un vaso con agua antes de cada tiempo de comida grande (desayuno, almuerzo y cena) y un vaso cada vez que sintamos ganas de picar algo, nos ayuda a mantener un buen estado de hidratación y esto beneficia el buen funcionamiento de los riñones.
La actividad física, es un componente importante en los estilos de vida saludables, principalmente del tipo aeróbico (caminar, nadar, andar en bicicleta), no se apresure a correr sin antes caminar, ni hacer ejercicios extenuantes, debe ir poco a poco incrementando la cantidad y el tiempo.
Por último, es importante que la población que presenta alguna ENT vea en el profesional de nutrición un aliado para el manejo de su enfermedad. En conjunto se logrará determinar qué hábitos no saludables lo han llevado a ese punto y como poder modificarlos para que no presente o retarde al máximo los efectos secundarios de su enfermedad.