¿Encarrilar el feminismo?

Por Felix Kristia

Grettel es una joven madre, tal vez de unos 21 años diría yo, de bella cara redondeada llena de pecas; una larga trenza negra casi alcanza su cadera y lleva puesto un chonete para protegerse del intenso sol. Trajo al mundo a tres hijos y nunca se ha casado, aunque se ha juntado dos veces.

Nunca entró al colegio y yo me atrevería a decir que ni siquiera terminó la escuela, si es que ingresó en ella alguna vez. Huyó de su primera pareja por tratarse de un agresor, pero éste se quedó con uno de sus hijos, al que la joven no ve desde hace meses. Ella dejó pasar esa situación, “¿pero qué podría hacer?”, se pregunta, “así son las cosas”, dice. No conoce las leyes ni sus derechos como madre o como mujer; no fue criada para eso, así como seguramente su madre y su padre no fueron educados para eso. Sin embargo a pesar de su juventud y de sus desdichas ella intenta sobrevivir mediante trabajos informales, un día limpia alguna casa, otro día cocina para algún vecino o se acerca a vender tarjetas cerca de los almacenes de Golfito1.

Feminización de la pobreza

Aunque abarca un concepto más amplio, podemos denominar “feminización de la pobreza” al índice de desempleo y pobreza de las mujeres jefas de hogar, cifra que se incrementa a medida nos alejamos de la Gran Área Metropolitana. Para añadir, se ha estimado que casi la mitad de los hogares en Costa Rica sostenidos por mujeres viven en estado de pobreza extrema2. Entre las variables que inciden en estos números se pueden citar la diferencia salarial con respecto a los hombres, las condiciones inestables de los trabajos esporádicos, la discriminación en la educación, la violencia contra las mujeres, la huida de la paternidad y los tradicionalismos de género enraizados en la cultura popular.

Por fin mi pregunta y el punto de todo esto (y espero que no me tomen a la ligera): ¿ha logrado el feminismo actual, y me refiero específicamente a ese que se ve en los medios de comunicación y redes sociales encabezadas por círculos intelectuales, contribuir a la disminución de la pobreza, desigualdad y analfabetismo de las mujeres más desfavorecidas del país?

Intentaré explicarme mejor. Si bien Grettel es una mujer real, también representa a todas esas mujeres que han crecido en ambientes no aptos para el desarrollo personal y que no han tenido el privilegio de una alta educación. Es común ver el incremento de las denuncias en contra de la desigualdad social y la divulgación de información a favor de la liberación femenina, pero en gran medida los portavoces de esto son personas ilustradas, jóvenes y activistas universitarios o profesionales de distintos campos. Muchas de estas personas tal vez no tuvieron la desdicha de haber nacido en una familia en pobreza crítica o haber sido privados de la educación, o tampoco tuvieron muchas complicaciones en cuanto a su poder adquisitivo que les impidiera comprar libros. A muchos de estos grupos se les puede ver compartiendo frases de Simone o Virginia Woolf en las redes de información y usando con orgullo prendas con la imagen de la Frida. Dialogan sobre ser libres, emanciparse del hombre y ser dueñas de su propio cuerpo ajenas a las opiniones de una plebe inculta (y eso está muy bien por supuesto). Algunos y algunas se les puede ver batallando contra estereotipos, como el uso de cierto color en tarjetas de débito sin comentar acerca de las ventajas que le podrían otorgar las mismas a una mujer que está comenzando a incursionar en el mundo laboral. ¿Pero y las mujeres como Grettel, esos rostros de la feminización de la pobreza, de qué les sirve las teorías revolucionarias para poder acceder a los conocimientos básicos de la sociedad que contribuyan a la capacitación hacia el empoderamiento? ¿Cómo podrían explicarles acerca de las distintas políticas y líneas de pensamiento, incluso sobre los estereotipos, si muchas de ellas ni siquiera saben leer?

La realidad es que hay que evitar que se produzca una bifurcación del feminismo, impedir que se convierta en un producto de las élites (si es que no lo es ya) o de las clases intelectuales más favorecidas que crecieron con la habilidad de digerir mayor información sin sentir miedo de ser discriminadas a la hora de expresar sus opiniones.

Camino por seguir

Existen varios proyectos comunales incentivados por algunas instituciones. Mencionaré como ejemplo la Municipalidad de Tibás, que mediante uno de sus programas brindó asesoría a mujeres jefas de hogar de León XIII3 en temas de empoderamiento y acceso a las fuentes laborales mediante charlas y capacitaciones gratuitas por lo menos una vez a la semana; y puedo asegurar que fueron prácticamente nulas las veces que se mencionaron a nuestros famosos íconos de progreso y rebeldía que tanto aportan a los temas de discusión e incentivan el pensamiento crítico pero que casi en nada ayudan a despertar a las mujeres nacidas en un mundo diferente. Engels hace más de 100 años había dejado escrito: “La emancipación de la mujer y su igualdad con el hombre son y seguirán siendo imposibles mientras permanezca excluida del trabajo productivo social y confinada dentro del trabajo doméstico”4.

Tomando en cuenta lo anterior, las charlas y talleres del mencionado programa se enfocaron más bien en temas como la banca, las pymes, la autoestima, así como a invitar a mujeres emprendedoras que comenzaron desde cero sus negocios, vivos ejemplos de superación para compartir sus experiencias con las asistentes, demostrando también, al igual que nuestros pensadores y pensadoras, que la dependencia al hombre es un comportamiento heredado que puede ser superado.

Nietzsche, algo idealista para mí pero siempre espléndido, habló alguna vez del suprahombre, un cambio comparable a la iluminación del espíritu en un contexto tal vez más racional; pero debido a los prejuicios del autor excluyó a la mujer de poder alcanzar tal grado. Ahora en el siglo XXI donde han caído innumerables barreras y el dudar ya no estremece tanto a la humanidad, es necesario que se hable de la supramujer, la mujer libre, sin ataduras, así las quiero ver y a la humanidad entera; pero de la misma manera en que el “Zaratustra” Nietzscheano había bajado de la montaña para despertar a los humanos, le toca a las mujeres –junto a los hombres por supuesto– bajar por las que quedaron atrapadas abajo, en los pueblos, criando niños solas, lavando ropa, más allá de que las intenciones queden en palabras, la moda y en los círculos teóricos.

Estoy seguro de que Grettel después de haber visto y experimentado distintas maneras para poder dirigir su vida hacia la independencia y el descubrimiento de sus propias facultades no tendrá problema alguno en cultivarse con las maravillosas mujeres que han construido historia. Pero no hay que confundir los caminos.

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Notas:

  1. 1. Puede leer la historia ampliada de Grettel aquí.
  2. 2. Estudios realizados por el INAMU junto a otras instituciones. Fuente.
  3. 3. El programa “Empoderamiento de mujeres tibaseñas”. Fuente.
  4. 4. F. (1884). El origen de la familia. Capítulo IX: Barbarie y civilización.

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