Odiosas son las comparaciones, pero Panamá nos supera en instalaciones Aeroportuarias, aún cuando ese país antes de la pandemia, recibía mucho menos turistas que Costa Rica.
El Omar Torrijos es un Aeropuerto muy moderno, amplio, con condiciones metereológicas excelentes. Se ubica a nivel del mar, pistas con una longitud adecuado para cualquier tipo de avión, sin obstáculos, con aproximaciones muy limpias y más de cincuenta posiciones de contacto (mangas) en su edificio terminal.
El Hub de las Américas como hoy se le conoce, es un Aeropuerto de tránsito, donde convergen una inmensa cantidad de líneas aéreas, pasajeros y carga de todo el mundo, que luego son distribuidos a otros lugares del Continente. Muchos por Copa, la línea aérea de bandera nacional.
Panamá ejemplo a seguir, con un Aeropuerto Metropolitano a más menos, cuarenta kilómetros de la ciudad, excelentes carreteras y con la línea del metro que movilizará los pasajeros, en minutos al centro de la Capital.
Como dato interesante, Panamá tiene su propio centro de control del espacio aéreo superior, nunca se incorporó a la Corporación Centroamericana de Servicios de Navegación Aérea (Cocesna), permitiéndole un ingreso económico millonario, controlado soberanamente, que les permite invertir en su país, en infraestructura, facilidades de navegación, aproximación y seguridad. Mientras Costa Rica con la historia de la Integración Centroamérica, formando parte de Cocesna desde los años sesenta, tiene que andar mendigando a los demás países centroamericanos, para que se le asignen recursos, siendo el país que por su tránsito y espacio aéreo, más le produce a Cocesna. Una Organización técnica si, pero burocrática y de dudoso manejo de sus recursos, un botín para funcionarios que se recetan exorbitantes salarios y garantías. Solo a manera de ejemplo, en las dos ultimas administraciones, Costa Rica ha dejado de ser representado en ese Organismo de Integración Centroamericana, por conocedores de la Aviación y especialistas técnicos, para abrirle paso a los Ministros de Transportes y ahora hasta el Canciller de la República, jamás visto. Por supuesto van detrás de la dieta, misma que la subieron en los últimos años a seis mil dólares por sesión (ahora las hacen hasta virtuales) y no para representar al país dignamente, como conocedores de la actividad aeronáutica.
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