El Deportivo Saprissa vive el peor momento futbolístico de los últimos años y para entenderlo hay que devolverse al 01 de noviembre del 2019, cuando los morados intentan enderezar el barco con la llegada de Víctor Cordero a la gerencia deportiva.
Y es que el Saprissa es un equipo que no se reforzó para este torneo y eso está claro, pero que, a su vez, clavó su tumba con sus contrataciones durante el 2020, que hoy sabemos fueron errores, hasta el momento no hay buenos resultados en la casa morada.
Para el apertura 2020, se anunció con bombos y platillos la llegada de Jimmy Marín, un jugador que en ese momento volvía de una corta travesía por Israel y que la mayoría de equipos costarricenses querían, esto hizo que se celebrará la batalla ganada y se le diera un contrato de 3 años a un jugador que hoy no marca diferencia, su fútbol lo dejó en Israel, en algún momento lo perdió y hoy, es uno de los jugadores que le queda debiendo todo al equipo.
Claro que no es fácil jugar solo, porque ese mismo torneo se anunció el gran regreso de Daniel Colindres, que necesita otros cinco torneos para regresar a ser el jugador determinante que una vez fue y ni qué decir de la llegada de Esteban Espíndola que no es mejor que ningún juvenil costarricense que podría estar formándose con una cuarta parte de su salario.
A estos cuatro jugadores, se suma el regreso de un Bolaños que tampoco marca diferencia y queda debiendo en los partidos importantes, donde hay que buscarlo para ver que sí está dentro de la cancha, contrario de Michael Barrantes que suena pero por todos los balones perdidos y la lentitud dentro de la cancha.
Con visualizar qué sería del Saprissa si estas contrataciones de Cordero estuvieran jugando lo que él pensó en su momento, podríamos ver que la situación sería otra.
Otra jugada que le salió mal al gerente deportivo, fue la destitución de Walter Centeno, que tenía que hacerse, para el anuncio de un técnico sin experiencia en primera división y que además, ya había tenido su oportunidad en Saprissa cuando lo dejó en los últimos lugares de la tabla en el 2010.
Esta decisión, aunque se quiso maquillar, sí siembra la duda de si de verdad se tiene tan poca cabeza para dirigir un equipo (porque cualquier aficionado al fútbol promedio sabía que ese cambio no iba a funcionar) o si la gerencia deportiva realmente está atada por decisiones extra-fútbol de la Junta Directiva Morada.
Lo cierto es que el Saprissa no gana desde febrero, en el juego ante Philadelphia no hizo ningún remate a marco y cada día se ve peor, ante un atado Myers que tampoco se puede medir tan duramente cuando pone a jugar lo único que tiene porque no hay jugadores que rindan en el cuadro morado.
Se necesita mucho más, un joven no se pone a jugar sólo porque se quiere fingir que se tiene material para un “cambio generacional”, que no se dará cuando no existe una base del equipo que funcione y enseñe a jugar al fútbol.
Este domingo se viene el clásico, y es muy probable que sea el juego que finalmente saque a los morados de los puestos clasificatorios, para que oficialmente tengan varios meses para analizar cuáles jugadores se tienen que quedar, a cuales deben invitar al retiro, que entrenador debe llegar y qué rumbo va a tomar la Junta Directiva ante un equipo que necesita inversión para no terminar de borrar su historia.
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