El peligro de no innovar

» Por Ing. Agr. Melvyn G. Alvarado Soto - Máster en Mercadeo-Master Comercio Internacional. Ex Profesor Universitario.

Pensar a lo grande, pero comenzar por lo pequeño…

A pocos días de iniciar un nuevo año, el momento es propicio para preguntarnos sobre, ¿qué tan importante es innovarnos, tanto a nivel personal como empresarial? Sin lugar a dudas es un tema de permanente actualidad, que debería ocupar un espacio de tiempo importante en la reflexión, de estos dos ámbitos.

Según la revista Forbes, la innovación no significa tener sólo nuevos aparatos, ideas o métodos, sino descubrir nuevas formas de hacer las cosas. Es incluso modificar modelos de negocios y adaptarse para obtener mejores productos y servicios. Esta muy ligada a la creatividad y buscará resolver alguna necesidad particular. Su proceso no es fácil, ya que se debe llevar una idea al mercado, que añada valor y mejore la calidad, siempre pensando “fuera de la caja”.

La innovación es un proceso empresarial que se relaciona con cambio de procesos productivos, renovación tecnológica, desarrollo organizacional, comercialización, estrategia, método, que si se gestiona adecuadamente contribuirá en forma considerable a lograr el crecimiento y desarrollo de las empresas.

En estos tiempos de constantes y vertiginosos cambios, en la llamada era de las Sociedades del Conocimiento es indispensable, indistinto de la posición que ocupemos en las empresas y del tamaño de las mismas, se requiere que comprendamos que es necesario innovar para enfrentarse al desafío y oportunidad que enfrentan los países en vías de desarrollo para lograr salir de la pobreza.

Por consiguiente, la innovación se vuelve en un imperativo de particular importancia, no sólo a nivel organizacional sino a nivel personal. Es la máxima para perpetuarse, porque de no darse las organizaciones o personas   corren el peligro de caer en obsolescencia, quedando fuera del mercado.

Las personas, al igual que las organizaciones de las cuales forman parte, de no adoptar una actitud personal apropiada hacia la innovación, ya sea a través del aprendizaje permanente que les permita generar ideas nuevas, podrían enfrentar problemas de permanencia en las empresas u obtención de empleos futuros.

Las empresas están llamadas a innovar; la innovación no solo les permite diversificar sus productos y tener una mayor cobertura de sus mercados, sino que también les permite introducir mejoras en sus procesos productivos y en la calidad del producto que ofrecen a los consumidores.

La innovación ya no es una opción: es algo innegable para las empresas actuales y del futuro.

Si bien es cierto las personas y las empresas siempre han innovado, el gran problema radica en la capacidad de gestionar la innovación, fomentar una cultura creativa con las herramientas necesarias que permitan que impidan que una idea innovadora no sea un hecho aislado dentro de una organización, sino una práctica concreta y sistemática.

Como mencionamos la innovación no es consustancial al tamaño de las empresas, o sea las micro, pequeñas y medianas están obligadas a innovar o de lo contrario tendrán muchos problemas para competir, deberán aprovechar ideas nuevas estructurándolas adecuadamente, orientando los esfuerzos a satisfacer las demandas de un mercado cada vez más exigente y que busca productos y servicios novedosos. Deberán estar dispuestas a buscar oportunidades de mercado, replanteando constantemente los objetivos de la empresa, tomando en cuenta que lo que hoy puede ser una fortaleza, puede convertirse pronto en una debilidad si no se está dispuesto al cambio.

La capacidad de innovar es esencial para que las empresas o personas se mantengan competitivas. Aquellas que no pueden seguir el ritmo de los cambios y las demandas del mercado corren el riesgo de quedarse atrás.

La importancia de la innovación radica en integrar colaboradores y clientes para generar nuevas ideas, nuevos proyectos y nuevos productos y/o modelos de negocio de manera eficiente y eficaz.

No innovar es tomar un gran riesgo, con el peligro de que la empresa eventualmente desaparezca o se vuelva irrelevante en el mercado.

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