Para que un sistema democrático se mantenga robusto, es esencial el rol que desempeñan en él los medios de comunicación formales e independientes, los cuales se convierten en fuente de información diversa y plural, esencial para que ese sistema permanezca saludable.
En una democracia como la nuestra, los ciudadanos tenemos derecho a estar bien informados y a ser parte del debate público con argumentos. En ese sentido, los medios formales e independientes juegan un papel clave al investigar, informar y analizar los acontecimientos políticos y sociales de manera imparcial. Su existencia garantiza la rendición de cuentas de los poderes públicos, pues actúan como un control sobre eventuales abusos de poder y actos de corrupción.
Cuando un medio se cierra, se genera un gran vacío en el panorama informativo. Profesionales de gran valía pierden su estabilidad laboral y se cercena una voz de pluralidad, de equilibrio y de defensa de la libertad de expresión. En fin, se erosiona el libre pensamiento y el debate democrático.
La desaparición de un medio formal pone también en riesgo la confianza pública. Cuando los ciudadanos pierden el acceso a fuentes de información serias y reconocidas, es posible que tomen fuerza los cánceres de la desinformación y el rumor y así se debilite la capacidad de la sociedad para tomar decisiones informadas, caldo de cultivo para fomentar la repugnante polarización y la fragmentación social.
El cierre de medios formales e independientes amenaza el principio mismo de la democracia, que se basa en la participación ciudadana, en la transparencia y en la rendición de cuentas.
La Cámara Nacional de Radiodifusión defiende, protege y promueve la libertad de prensa y la independencia de los medios, como el único camino para preservar un sistema democrático sólido y saludable.
En definitiva, el cierre de un medio de comunicación formal es un duro golpe a la democracia, a la libertad de expresión y a la institucionalidad del país.
Aparte de los factores externos o familiares que puedan incidir, la inversión en pauta, ya sea del sector público o del privado, en los medios formales e independientes es, sin duda, factor primordial para evitar estos cierres, más en un entorno económico complicado, como el que atraviesa Costa Rica.
Desde Canara, en esta oscura coyuntura, dejamos patente nuestra solidaridad con la familia de don William Gómez, que de Dios goce, hombre visionario, quien fundó hace 45 años el emblemático diario Extra, medio que, lamentablemente, esta semana dejó de circular.
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