Dictaduras ideológicas, un lobo disfrazado con piel de oveja

» Por Josue Quirós Arguedas - Profesor de Estudios Sociales

En pleno siglo XXI, el populismo, al igual que otras tantas quimeras, continúa representando un peligro para la libertad. No importa el origen del que provengan los colectivismos, ya sea de movimientos conservadores, socialistas, de derechas o de izquierdas, siempre, tarde o temprano, representarán una vehemente amenaza a la libertad.

Así como no hay tal cosa como “dictaduras buenas” o “dictaduras menos malas”, tampoco hay “populismos buenos” o “populismos menos malos”. Hoy camino a los comicios electorales 2022 podemos evidenciar el rebrote de un populismo o mejor dicho un nacional populismo, que vuelve a tomar fuerza, con temas como el feminismo, la xenofobia, el proteccionismo, la homofobia, la ley de la legalización del cannabis, el apego hacia las políticas que van en contra de la inmigración y también un fuerte aborrecimiento hacia el mundo abierto y globalizado.

Así, muchas veces también se utiliza a la religión para hacer política, buscando la imposición de unos mandatos mediante el aparato político y volviendo a unir al Estado con la religión (sabemos lo peligroso que eso puede ser). Por este motivo, es de profunda importancia saber distinguir entre creencias religiosas y doctrinas políticas que hacen uso de las religiones.

Pero vayamos a la coyuntura nacional, el Partido Acción Ciudadana a utilizado el lobby LGTB para reforzar sus filas utilizando temas como la ideología de género, la ley del aborto legal y seguro y matrimonio igualitario, sus filas se caracterizan por tener un discurso intolerante, tratando de imponer una ideología como la verdad absoluta, cualquiera que diste de su línea de pensamiento será tildado como un retrogrado, homofóbico y machista.  (aunque hechos utilizan el estandarte del amor).

Por otra parte tenemos a Nueva República y el diputado “independiente” Fabricio Alvarado, ellos por su parte usan el contra peso o contra parte de todas las políticas anteriores, este partido plantea la creación de un “Ministerio de la Familia”, la aprobación de una ley para “proteger” lo que llaman la “familia natural”, busca otorgar subsidios a las familias numerosas, se opone a la adopción homoparental, al matrimonio igualitario, está en contra de la legalización de las drogas, en contra de la eutanasia y del aborto.

Por último, tenemos a Figueres, siendo Figueres un oportunista y sínico.

Pero si algo nos tiene que quedar claro es que el populismo de izquierda no se combate con populismo de derecha, ya que ambos son altamente peligrosos. La respuesta ante cualquier tipo de colectivismo tiene que ser una búsqueda incesante y cabal de la libertad, la igualdad y desarrollo integral de la sociedad costarricense.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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