Hoy a un año exacto de la partida de mi papá a la presencia de Dios (365 días recordándote y extrañándote papi), recuerdo de sus reiteradas exclamaciones una muy arraigada en nuestra población: “en Costa Rica siempre se habla de religión, política y fútbol”.
Al cierre del presente año, tenemos que aceptar que la realidad política de nuestro país viene enfrentando escenarios muy diferentes al “enraizado décadas” atrás, cuando el acceso a la información era limitado. La revolución tecnológica y los medios digitales abrieron la puerta, por un lado, a las “almas bien intencionadas sin voz” y por otro “al perverso escenario alimentado por la mentira, cobardía y la difamación”.
El derecho de acceso a la información es amparado por el derecho fundamental a la libertad de expresión. Hay muchísima información referente al tema en la web. Este derecho se encuentra acreditado “en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948; el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966; el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969, también conocida como Pacto de San José; en el artículo IV de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; y el artículo 4 de la Carta Democrática Interamericana”.
Lo seguiremos repitiendo hasta el cansancio, la confusión que genera (no solo en nuestro país, sino que es “plaga mundial”) tanta DESINFORMACIÓN o información mal intencionada, nos ha obligado a “nadar contra corriente” en el océano de la posverdad y la manipulación de la información como tal. Discernimiento para encontrar la verdad.
Con una elección municipal ya muy cerca y las recientes resoluciones de los señores Magistrados del TSE entorno a casos específicos de partidos políticos (¿o veremos aparecer algún recurso de reconsideración o reposición?), cito tres ejemplos, ACRM, PPS y PNP, nos preguntamos ¿qué rumbo tomará el caudal de votos de los costarricenses que respaldan la gestión del presidente Chaves Robles? ¿Y los ciudadanos que mostraron interés y presentaron sus nombres para ser electos por los partidos que se les negó la posibilidad de participar, estarán dispuestos a formalizar “llamados o compromiso de voto” con otros candidatos? No hay duda que el proceso electoral del 2024 quedará en la historia.
Es prudente considerar que la expectativa en conocer y visualizar a los próximos aspirantes presidenciales, cambió desde la pasada elección del 2022. La escogencia de un candidato que en ese entonces era “desconocido”, asestó un golpe contundente a las desgastadas estructuras de los partidos tradicionales y a los grupos de poder que les respaldan. Guste o no, para bien o para mal (juzgue usted), nuestra historia política establecerá un antes y un después de la llegada de Rodrigo Chaves Robles a la Presidencia de la República.
Su forma de ser, su impulsividad que a veces le juega malas pasadas y no encuentra las palabras correctas para decir lo que siente y piensa, el gran apoyo popular que aún ostenta a pesar que las opiniones positivas han sufrido bajas porcentuales en las encuestas, su característico estilo de gobernar o “buen gerenciar”, el posicionamiento mediático de las conferencias de prensa semanales como “rendición de cuentas”, el mantener un discurso de confrontación al “status quo” de la mala administración pública, lucha anticorrupción y su perenne pulso con medios específicos de comunicación; hacen del actual mandatario, para algunos, un modelo a emular en ciertas acciones y a mejorar en otras. La capacidad demostrada para contrarrestar los ataques personales, cuestionamientos a su gestión y a miembros de su gabinete, lo ha convertido en una figura hábil y valiente para enfrentar la realidad y “poner el pecho a las balas”, incluso llegando a reconocer algunos errores o “pifias” cometidas.
No hay duda que los puntos de mejora para la Administración Chaves Robles se ubican en la comunicación (no es lo mismo informar que comunicar) y en la urgente necesidad de fortalecer la capacidad de negociación con los otros Poderes de la República, así como en el seguimiento constante a los “acuerdos” con los diferentes sectores y actores sociales, por más sencillos que sean.
El deseo de “limpiar” de actos o probables acciones contrarias al orden legal en el Gobierno e Instituciones del Estado, así como algunas publicaciones periodísticas en medios que mantienen un ambiente hostil con el presidente, dónde se indica posibles actos de corrupción de jerarcas, obligará siempre al mandatario (ya lo ha hecho) a “brindar explicaciones y a dar la cara” por su gestión. Y luego, “que cada palo aguante su vela”.
Insisto, si hay una enorme responsabilidad en la espalda del presidente Chaves Robles, es precisamente devolver la confianza del ciudadano en sus gobernantes. ¿Podrá? Para razones el tiempo, diría mi papá qdDg.
Después del primer trimestre del próximo año, estaremos viendo situaciones y acciones ya con tendencias muy claras, de quienes podrían “iniciar el levantamiento de mano o asomar la cabeza” con miras a la elección presidencial. Pareciera muy pronto, pero en nuestro país la ruta para llegar a Zapote se construye todos los días.
Lo escribimos recientemente, el PLN y el PUSC están obligados a retomar protagonismo, ¿soportarán cuatro años más sin llegar al poder? ¿Vislumbra usted estimado lector algunos nombres de posibles aspirantes a la Presidencia de la República? De lo anterior, y más hablaremos el viernes 5 de enero del 2024, Dios primero.
Desde este espacio les deseamos un muy venturoso 2024 lleno de salud, unión familiar y mucha prosperidad. ¡Feliz Navidad y muy Felices Fiestas!
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Sobre el autor:
El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales. Asesor Legislativo, analista político internacional. Además elabora procesos de capacitación política, desarrollo comunal y administración. maumazu208@gmail.com.
