Demo Lab: cuidado con estas pieles de ovejas en un mar de lobos

» Por Dragos Dolanescu Valenciano - Diputado de la República

En tiempos de crisis, los costarricenses tenemos que estar vigilantes de falsos profetas que nos muestran el camino hacia la “tierra prometida” de la reactivación económica, de la reducción del déficit fiscal y de la disminución del gasto público.

En las últimas semanas hemos visto diferentes propuestas, algunas respetuosas de la institucionalidad costarricense y otras más radicales y con objetivos más difusos. Destaco una de estas iniciativas, por lo heterogénea y por quienes integran esa propuesta.

Hablo de Demo Lab, una especie de grupo de pensadores y pseudopatriotas, liderado por Álvaro Salas Castro, instructor de INCAE con un doctorado en política pública de la Universidad de Syracuse (muy prestigiosa en este campo). Junto a Salas se han presentado diferentes economistas, académicos, periodistas y expertos en políticas públicas advirtiendo que el rumbo que lleva el país.

¡Mucho cuidado! Demo Lab se presentó al país como un grupo de expertos que tienen LA VERDADERA SOLUCIÓN del problema (como si solo hubiera una) y llama a cuentas a la Asamblea Legislativa y a la Presidencia de la República sobre las decisiones que hay que tomar.

Nadie eligió a este grupo de personas, ni pasaron por el filtro del escrutinio público. Simplemente aparecieron de forma espontánea a decirle a los representantes del pueblo lo que tienen que hacer. Y lo hacen de una manera simplista, como si fuera tan fácil arreglar 20 años de malas decisiones, asegurándole a todos que SU DISCURSO es apoyado por el país entero.

Pilar Cisneros, reconocida periodista, se da el toupé de regañar a los miembros de los supremos poderes con una autoridad autoimpuesta. ¿Quién es ella para criticar el trabajo de 57 diputados y los miembros del Poder Ejecutivo para sacar al país de la crisis financiera? Esta misma periodista deslegitimó el movimiento Rescate Nacional alegando que nadie los nombró representantes del pueblo y hoy hace exactamente lo mismo que hicieron José Miguel Corrales y Célimo Guido. Solo que, en lugar de cierres y protestas, ella opta por videos en redes sociales.

Me parece increíble que Demo Lab se esté poniendo a la altura de los supremos poderes de Costa Rica, y sin mayor reparo le estén ordenando a la Asamblea Legislativa y al presidente de la República que sigan sus recomendaciones, so pena de llevar al país al abismo. Un grupo con intereses político-electorales llega, y sin mayor reparo, se autodenomina el poseedor de la fórmula mágica (¿sabemos a quién beneficia esa fórmula?), el fiscalizador de la labor legislativa, y la solución inmediata a todos nuestros problemas.

Yo me pregunto: ¿Siguieron los procedimientos para hacer una propuesta por iniciativa popular? ¿Se pusieron en contacto con diputados o ministros siguiendo los canales formales? ¿Qué es esa forma de teledirigir un mensaje con tremenda soberbia? ¿Qué hace a este grupo de pensadores más especiales que el resto de la población para brincarse todos los procedimientos y canales que tiene el país para que la ciudadanía proponga soluciones?

Es inevitable notar que el primer experto que habla, luego de la introducción de Pilar Cisneros, es nada menos que Ottón Solís Fallas, fundador del PAC, representante de Costa Rica ante el Banco Centroamericano de Integración Económica, tres veces candidato a la presidencia, varias veces diputado, garante de la ética y paladín de la política costarricense.

Solís fundó el Partido Acción Ciudadana, un partido condenado por estafar al Tribunal Supremo de Elecciones tras las elecciones del 2010. Solís fundó el partido que en dos gobiernos consecutivos tienen a Costa Rica sumida en la peor crisis de los últimos 45 años. Solís es el político que salió del Partido Liberación Nacional (supuestamente harto de la corrupción en la política) para crear su propia casa que le trajo al país el caso del cementazo, el hueco fiscal de casi un billón de colones, los creadores de la UPAD y quién sabe cuántas cosas más se descubrirán en un futuro.

Tener a Ottón Solís como primera voz experta en el video promocional de Demo Lab marca el tono de esta campaña publicitaria de este nuevo grupo. Escogen a un político cuestionado y desgastado para decir introducir por qué es que estamos como estamos.

Pero tampoco estamos ante un grupo de novatos en la política. Esto no es un error de principiante. Estamos ante una reconfiguración de fuerzas donde Ottón Solís resurge entre las cenizas como el ave fénix del mal, con gente que le está dando espacio, plataforma y megáfono para que comience a adoctrinar a sus admiradores. Estamos presenciando el surgir del PAC 3.0 y Ottón está en el petit comité

Solís, quien en un inicio iba a ser garante de la ética del gobierno de Carlos Alvarado, dijo en una entrevista a La Nación del 10 de mayo del 2018, que tomaría un puesto en el BCIE, que se retiraba de la política costarricense, y que sus nuevas obligaciones le impedían opinar sobre el acontecer del país. En dos platos: Ottón se aseguró un puesto de burócrata internacional, se puso su sombrero y le dijo a Costa Rica “ahí les dejo porque yo me voy”.

Lamentablemente, el fundador del PAC no cumplió su palabra, y hoy vuelve y opina sobre lo que hay que hacer. Emite criterio sobre lo en décadas de ser político de dos partidos nacionales él no pudo hacer. Aquí Solís nos demuestra con toda claridad que es un hombre sin palabra, al igual que su partido.

Después del representante ante el BCIE, aparecen el economista Gerardo Corrales, el exministro del Comex Alberto Trejos, el académico Roberto Artavia, la exviceministra de Comex Gabriela Llobet, el excandidato presidencial Eliecer Feinzaig, la empresaria Silvia Castro y la joven emprendedora Marcela Sáenz. Todos con el discurso de “hagamos algo”.

Tenemos que leer a quiénes y qué es lo que representa esta colección de tecnócratas, académicos y veteranos de la política pública. Como no hay almuerzo gratis, es de asumir que esta iniciativa tampoco lo es.

En mi calidad de político y diputado de oposición, cualquier movimiento que tenga la participación y el apoyo del fundador del PAC hay que verla con extremo cuidado. Y cualquiera que sea compañero en este esfuerzo hay que revisarlo de pies a cabeza: ¿Por qué acompañan a este político? ¿Por qué se exponen a salir en un audiovisual donde él opina sobre lo que hay que hacer en Costa Rica?

Al parecer, los participantes del video de Demo Lab ahora se deshacen en correcciones, rectificaciones y aclaraciones. Eli Feinzaig dice que su participación en el video no es un apoyo a Ottón Solís. Lo mismo dijo Pilar Cisneros en entrevistas. El creador del Demo Lab salió en un video posterior ajustando el mensaje y diciendo que con quienes critican, opinan o califican el video inicial están logrando el objetivo de que “Costa Rica despierte” y se cumpla el “hagamos algo”.

Comenzaron muy envalentonados dando sermones y presentando soluciones simplistas, y posiciones monolíticas. Hoy resulta que nadie es parte de este movimiento y solo participaron porque los invitaron a hacerlo. Primero tiran la piedra, y luego cobardemente esconden la mano.

Seamos precavidos. Demo Lab no es la pomada canaria de un grupo de expertos para solucionar rápidamente los problemas del país. No vienen a salvarnos de forma desinteresada porque sus corazones están llenos de patriotismo. Demo Lab es un movimiento disruptivo que usa la sofisticación de recursos audiovisuales y plataformas digitales para disfrazarse de ovejas en este nido de lobos.

Que no nos tomen desprevenidos este grupo de pensadores porque vienen con laptops y trajes enteros en lugar de camisetas, pancartas y piedras. El grupo pretende que los costarricenses perdamos la capacidad del diálogo para lograr acuerdos por la impaciencia de ver resultados.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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