Del error permisible- las ranas y la Tierra de los Discípulos de Tío Conejo

» Por Allan Bejarano Sandoval - Doctorando en Gestión Pública y Ciencias Economías - Asesor en temas de salud de la mujer y profesor universitario.

El error permisible y aceptado como una norma realmente tiene un espacio relevante en la sociedad costarricense. En libros se bolsillo hasta en universidades de prestigio se ha acuñado la metáfora de la forma en que se cocinan las ancas de rana, la cuál me permito realizar la siguiente versión libre:

Imaginemos que ponemos unas ancas de ranas a cocinar, es más inclusive puede ser la misma rana. Al empezar a recibir calor por las características del mismo anfibio va a saltar inmediatamente hacia afuera y va a conseguir escapar. No obstante, si se pone una olla fría o inclusive podría ser que la pusiéramos en temperatura ambiente, la rana va a mantenerse tranquila hasta que finalmente muera por exceso de calor y por ende cocinada”.

Nos hemos calentado como sociedad en el error permisible, en la frase “no es tan malo”. Redefiniendo la mediocridad años tras años y basado en la incapacidad de muchos de los gestores y políticos.

Con el error permisible en la función pública e inclusive en el sector privado me atrevo a decir que nos ha pasado lo mismo que la cocción de la rana, se han normalizado cosas que nunca deberían haberse normalizado. Las instituciones no hacen otra cosa que replicar los vicios que tenemos como sociedad y en escala, es por tanto que frases como “ ahorita”, “ ya casi”, “ existen otros peores”, “no me fue tan mal”, “echando a perder se aprende”, “no se encuentra dentro de mis funciones”, se han posicionado como insignias institucionales y me atrevo a decir  como representación simbólica  tienen una fuerza tan clara y real como las mismas edificaciones o las placas vieron nacer 330 instituciones públicas que existen.

El costarricense cuenta con una educación básica y superior mejor que la media de los países latinoamericanos, destacándose el servicio al cliente y las marcas país que durante años nos han dado réditos. No obstante, tres puntos clave son los que considero no nos hacen mejorar hacia un mayor desarrollo:

  1. Umbrales de calidad en el imaginario colectivo del costarricense que distan mucho de los estándares de competitividad mundiales.
  2. Problemas de autoridad: Rectorías sin peso presupuestario (sin el sartén ni el mango), sin posibilidad de pedir cuentas claras con base en resultados. “Delegación de la autoridad simbólica”. (Cultura de agresividad pasiva y choteo).
  3. Gerencia por legalidad “en lugar de gerencia por practicidad”. -Gente inteligente haciendo cosas estúpidas.
  4. Hacer trampa como parte del modelo de negocios (Público o Privado). En este último punto me gustaría reflexionar en Costa Rica el arribismo y el rompimiento del modelo basado en la confianza hacer que se perpetúe en el imaginario colectivo que hacer cosas “incorrectas” puede llevar a ganar en el corto plazo a ganar a un individuo. (Ojo no al colectivo).

Sobre este último punto en Perú puntualmente a este tema la denominan criolla o la “viveza”. Pero este es un punto que nos lleva a retroceder a hacer que las comunicaciones formales “cartas y memorándum” priven sobre la rapidez de la comunicación informal y una llamada de teléfono o un mensaje y finalmente un temor a no seguir el proceso, aunque este sea incorrecto.

Volviendo al tema inicial precisamente el error permisible y su contexto a cultural es el que no deja progresar en algunos temas. Es común que ante falencias institucionales se reflexionen sobre “nuevas ideas”, “reformar”, “reestructurar”. Solamente, en lo que respecta a la reestructuración de instituciones públicas he logrado contar en los últimos diez años al menos 15 esfuerzos para que se puedan volver más ágiles, efectivas y eficientes.

Siendo que en el análisis retrospectivo y prospectivo de algunas uno se pregunta: ¿analizaron la cultura organizacional? Estos días me lo he estado preguntando. (Existen realmente consultores del anti cambio y la anti gestión pública con grados académicos y liderazgo en sindicatos). El error permisible y los vicios que no nos hacen mejorar han sido poco estudiados, documentados, evidenciados y planteados claramente, aunque al incorporarse a un trabajo rápidamente te ponen al tanto de este tipo de normativa informal. Considero que esto no solamente se encuentra en las empresas ya sea públicas o privadas sino en el seno de la sociedad nuestra. Así como algunos historiadores mencionan que en Colombia ha permeado fuertemente la figura de Pablo Escobar en hacer las cosas “fáciles” e “ilegales”, han existido líderes sin nombre que han perpetuado este tipo de paradigmas.

Si bien es cierto las reflexiones planteadas aquí así como otros aportes se exponen a la libre en diferentes discursos políticos con poca evidencia tangible y sustentable. Realmente cuando uno empieza a leer gestión e inclusive recibir clases empieza a vislumbrar una ligereza en la forma que se sugiere se pueden mejorar los problemas de las organizaciones que abruma.  Con conceptos clásicos de la gerencia de hace 10 o 15 años con pocas publicaciones de: ¿Cómo se logra? ¿Por qué no resulto? ¿Cómo fue el proceso? ¿Quién mato a cambio organizacional?

Estas tres últimas preguntas siempre quedan para anécdotas para cafés, el vino y el whisky. Siendo precisamente las causas de las causas de los problemas compartidos.

Por todo lo anterior el expresidente Dr. Abel Pacheco mencionó en uno de sus discursos antes de su salida, que los costarricenses eran discípulos de tío Conejo, el cuento clásico de Carmen Lira donde, el conejo a partir de engaños, mentiras y arribismo se suele salir con la suya.  Sin lugar a dudas no obstante tengo esperanza que las nuevas generaciones de gestores, puedan hacer los cambios que país necesita para no heredar una patria nieta de tío Conejo.

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