Sin lugar a duda; un denominador común que une a la mayoría de los dictadores, es el enorme y desmesurado “Ego”; que siempre acaba en cenizas y con la factura que paga el pueblo sometido. Hugo Chávez fue la consecuencia y el producto nefasto de los partidos, social demócrata y demócrata cristiano que se alternaron por años en el poder sin llegar a nada positivo. El fallecido ex golpista; cuyo “Ego” lo llevó a regalar a manos llenas el petróleo de Venezuela a medio mundo, tratando de emular o mejor ser el sucesor del libertador Simón Bolívar; a nuestro ver, se equivocó de rumbo; puesto que las dádivas habrían podido satisfacer de una mejor e igual forma su ambición y ser recordado como el único y absoluto gobernante del mundo, si hubiese acabado en muy poco tiempo con la pobreza y el hambre de su pueblo, a saber techo y comida; valga la redundancia.
Aquí en el terruño donde tenemos una flora y una flora que pocos países tienen, amén de una excelente infraestructura hotelera; tenemos partidos políticos pero no tenemos proyectos siquiera a dictadores, por suerte y nuestra dicha, sin embargo; tenemos unos “martilleros” de subastas, los candidatos a presidente de la República; quienes suscitarían la envidia de medio mundo puesto que ofrecen, un tren eléctrico, un metro, unos túneles urbanos de primera, unas avenidas elevadas y unos hospitales de atención rápida, ¿qué más queremos, sin una pinche gota de petróleo?.