Consecuentes con lo que es ser liberacionista

» Por Carolina Delgado Ramírez - Exdiputada

Ante la segunda ronda electoral, debemos afrontar la realidad de una Costa Rica dividida no solo por la intolerancia y el odio, sino por la carencia de la discusión y análisis de los temas importantes, negándonos hasta la posibilidad de pensar en el país que queremos y debemos heredar.

Hoy lo que algunos dicen “pretender”, un gobierno nacional de conciliación no depende de las adhesiones o el apoyo que unos y otros den a cada uno de los candidatos o partidos políticos participantes de esta segunda ronda, sino a la reconstrucción de la credibilidad en nuestro sistema democrático, que ha hecho de Costa Rica un país ejemplo para el resto del mundo, liderando en muchos ámbitos el desarrollo social.

Debemos solamente ver a nuestro alrededor, para saber de qué sentirnos orgullosos, un país sin ejército, con un sistema de salud inigualable y solidario, devoto de la educación como instrumento de desarrollo, líder en la protección del ambiente, así como muchos otros logros más, pero a pesar de eso debemos prepararnos ante nuevos retos y el mejoramiento de lo ya alcanzado.

Los últimos procesos, han demostrado que las fórmulas políticas del pasado han quedado obsoletas y que la Costa Rica de este siglo requiere de un liderazgo político renovado, ya no de grandes caudillos o grupos de poder utilizando los instrumentos democráticos para sus intereses individuales, sino de replanteamientos ideológicos y de soluciones posibles y valientes para la mayoría.

Se ha especulado mucho del futuro del partido, ante la mayor crisis electoral de sus más de 60 años de vida, y muchos hasta me han planteado la posibilidad de reconstruir el camino de “Liberación Nacional” desde una nueva trinchera política, como dice un viejo refrán “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, no podemos pensar en construir algo nuevo, sino dejamos atrás las viejas mañas, dentro o fuera de Liberación Nacional.

Es imperante retomar la senda socialdemócrata y reconciliarnos con nuestras bases partidarias, nuestro partido sigue siendo el más grande de Costa Rica y lo construimos todas y todos de los que hemos vestido los colores blanco y verde de frontera a frontera y de costa a costa.

A partir de abril, debemos trabajar en revitalizar a Liberación Nacional, hacer los cambios requeridos para garantizar el respeto a nuestras bases liberacionistas, como estructura a todo nivel y sin imposiciones en los puestos de elección popular, es imprescindible activar la capacitación dentro del partido, no podemos seguir con un instituto de formación política prácticamente inactivo y mucho menos sin promover la discusión de los problemas nacionales.

Propiciar nuevos liderazgos, llevar la discusión de los problemas nacionales a todos los niveles partidarios, tener una lógica entre lo que piensa y hace el partido en sus diferentes representaciones, en fin ser consecuentes con lo que es ser liberacionista.

Como costarricense y clara de mis derechos democráticos, sé que el próximo 1 de abril, frente a la urna, de corazón y a conciencia, daré mi voto a quien considere sea la mejor opción para Costa Rica en los próximos 4 años.

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