(“La unidad es la fuerza; la división es la debilidad”, -Konrad Adenauer -Ex -Canciller Alemán)
-Unidad… para la acción conjunta, para el pleno respeto a la dignidad humana, la justicia social y el bien común… para recuperar la Costa Rica que ya hemos tenido, verbigracia, la de las Garantías Sociales: “El Estado procurará el mayor bienestar a todos los habitantes del país, organizando y estimulando la producción y el más adecuado reparto de la riqueza”.
Natalicio: En 1900 -marzo 10- nace una persona de alma solidaria; que se convirtió en el Reformador Social. Para él loas y nuestro grato recuerdo.
Nació, don Rafael Ángel Calderón Guardia -pensador y ejecutor del socialcristianismo- que, reflexionando, sobre la, entonces, realidad expresó:
“no podía apartar de mi mente la idea de que el dolor y la miseria de mi pueblo necesitaban un remedio, no extraído del odio de clases, ni de la violencia -pues ésta es producto de un estado de injusticia que llega a engendrar mil injusticias- . (…) Comprendí… que el movimiento de cristianismo social, que habían condensado la encíclica de León XIII y el Código de Malinas, contenían las fórmulas más aplicables a nuestra realidad inmediata, si se interpretaba ésta lealmente.”.
“Allí, se hace el más admirable análisis de la vida humana, pero no desde el punto de vista del individualismo negativo, ni del materialismo negador, sino partiendo de la concepción cristiana de lo que son el hombre, la sociedad y el Estado, pero sin deificar al hombre, como el individualismo; sin deificar al Estado, como el socialismo; y sin deificar a la sociedad, como sociologismo positivista.”.
-Un concepto -del doctor- (de sus legados) fue y es: “Se puede y debe luchar contra la injusticia”.
-Para ello, para la Costa Rica de todas las personas, se necesita -como decía el reformador-: “un movimiento de colaboración en el que todos los costarricenses, como miembros de una misma familia, pongan su contingente de buena voluntad y generosos desinterés”.
-Ese legado: “luchar contra la injustica” se concretó -con hechos visionarios-, por ejemplo, del expresidente de la República, don Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, que, en febrero del 2000, manifestó:
“Por eso, hoy, en la Plaza de las Garantías Sociales, en el año del centenario del nacimiento del Dr. Rafael A. Calderón Guardia, seguimos su ejemplo y así, (…) volvemos a soñar en grande: volvemos a ser sociedad previsora.
Hoy, les presentamos a los costarricenses la reforma social de nuestro tiempo: la Ley de Protección al Trabajador.
Gracias, porque producto del pensamiento y la voluntad de todos, hoy ve la luz que representa con claridad la solución costarricense.
La solución costarricense implica dejar de lado el espíritu de enfrentamiento y prepararse para oír al compañero y al adversario, es unirnos para juntos encontrar las mejores respuestas a nuestros problemas de hoy y de mañana.
En la unidad nacional para el bienestar de la familia costarricense encontramos la fortaleza para enfrentar los más extraordinarios retos… redescubrimos el valor de la dignidad de las personas, y recordamos, una vez más que nuestro ideal nacional, como bien lo señala nuestro Himno Nacional, se inspira en el trabajo y la paz.”. (Fin de citas).
–Hoy -como nunca- Costa Rica, de nuevo, requiere actitud para coincidir (clama, el compromiso ético, sin populismos de derechas, ni de izquierdas).
Coincidir, porque urge la república solidaria: de todos, con todos y para todos. Urgen más acciones socialcristianas, como las ya probadas y muy relevantes -como muchas otras- (del ayer y del ahora): Seguro Social, Universidad, Código de Trabajo, Garantías Sociales; bono gratuito de vivienda, hogares comunitarios, Ley de Paternidad Responsable y la citada Ley de Protección al Trabajador.
Necesitamos más socialcristianismo y menos egoísmo (menos anhelando: ganar por ganar). Necesitamos más autoridades municipales, más diputadas y diputados, y un Poder Ejecutivo: de hechos… que potencien el desarrollo integral (sin privilegios ni exclusión). Más teniendo, como bandera común, la ética patria en la función pública.
Para la unidad, para el quehacer positivo, necesitamos concordia general y reconstruir la casa del socialcristianismo; para -de inmediato- construir la Gran Casa de Unidad Nacional, la proactiva del bienestar fraternal, (de economía con responsabilidad social). “Que siempre se mire ¡el bien que puede unirnos!” (-Francisco I-).
Mi humilde experiencia -de socialcristiano por convicción-, integrante de asambleas partidarias y comités ejecutivos nacionales, (ex fiscal general de la Unidad -en dos ocasiones- y ex vicepresidente del Republicano -también en dos oportunidades-), me sugiere que, únicamente: sumando y multiplicando… lograremos la Gran Coalición; y así, podría ser que personas independientes o de otros partidos afines, también pudieran acompañarnos en esa propuesta de unidad para el trabajo conjunto: de generación de riqueza económica para la justicia social. ¿Conviene o no?
Algunas personas no desearán la reconstrucción del socialcristianismo y la Gran Coalición; y la respuesta, creo, debería ser, utilizando frase de -un constructor de hechos-, Mahatma Gandhi: “Voy a seguir construyendo, aun cuando otros destruyan, e invitaré a caminar al que decidió quedarse y levantaré los brazos a los que se han rendido”.
Las coaliciones son positivas si son asertivas… propositivas (no coaliciones para querer el poder por el poder). Costa Rica requiere más patriotismo… menos egoísmo.
-Sobre coaliciones, el Código Electoral (84), entre otros, exige:
El programa de gobierno común a los partidos coaligados, (…) los procedimientos democráticos mediante los cuales la coalición designará las candidaturas comunes, garantizando la participación de todas las fuerzas políticas que la integran. (…) deberán ser aprobadas por las respectivas asambleas superiores.
-Necesitamos una Gran Coalición, (no de vanidades), sí para la paz social. NO necesitamos: “el sálvese quien pueda”, ni el humano amarrado contra tigre suelto; tampoco se quiere… jaguares gordos y humanos débiles.
Lo clama la realidad nacional: Unidad, concordia, coincidir y concertar.
¡Concertar, conjuntarnos, por el bien común… es el camino!
“Ninguno de nosotros puede lograr el éxito actuando en soledad… debemos actuar en conjunto”. (Nelson Mandela).