El deporte entendido como actividad motriz representa un fundamento y una condición importante, no sólo para el desarrollo físico, sino también para el desarrollo intelectual y socio-afectivo, no debe analizarse únicamente desde el punto de vista biológico, sino sobre todas las dimensiones del ser humano.
Está claro que el ejercicio físico mejora la función mental, la autonomía, la memoria, la rapidez, la “imagen corporal” y la sensación de bienestar. Se produce una estabilidad en la personalidad caracterizada por el optimismo, la euforia y la flexibilidad mental.
Los programas de actividad física deben proporcionar relajación, resistencia, fortaleza muscular y flexibilidad. En la interacción del cuerpo con el espacio y el tiempo a través del movimiento, se construyen numerosos aprendizajes del ser humano.
Esta construcción se realiza a través de una sucesión de experiencias educativas que se promueven mediante la exploración, la práctica y la interiorización, estructurando lo que se conoce como esquema corporal.
No obstante, la interrelación de la sociedad y naturaleza es extraordinariamente amplia en nuestro tiempo, y ha originado el problema ecológico que figura entre los acontecimientos globales de la humanidad.
Las urbes actuales son ecosistemas enfermos debido al incesante progreso de la ciencia y la técnica, que han aumentado en proporciones nunca vistas el poderío de la humanidad con respecto a la naturaleza, lo que hace imperativo reflexionar y accionar sobre el marco idóneo para el desarrollo psicofísico integral de las presentes y nuevas generaciones.
En medio de los conflictos que caracterizaron la salida del siglo XX y la entrada del XXI, parece conveniente analizar acerca de nuestra responsabilidad en la formación de firmes convicciones ecológicas a través de la educación física, lo que contribuirá a formar generaciones de hombres y mujeres capaces de potenciar lo esencialmente humano.
Debemos entender que el cuidado y preservación del medio ambiente no es responsabilidad solamente de las ciencias naturales sino de todos. Hasta el momento hemos tenido una visión reduccionista del medio ambiente al analizar solamente su parte externa, biológica, natural y no enfocarlo como un sistema sociedad- naturaleza.
El deporte como actividad de ocio cobra cada vez más importancia en el ranking de actividades realizadas en el tiempo libre y así lo demuestran los numerosos estudios que encontramos en el panorama nacional.
Finalmente, el deporte y el medio ambiente han tenido siempre una gran relación desde el punto de vista de la prevención de los impactos, lo que supone que la población no debería de conformarse con realizar actividades en el medio natural pasivas (descanso, observación, etcétera), necesitan también de realizar actividades que impliquen un conocimiento activo del medio, para preservar y potenciar lo humano.
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