El reflejo de un estado democrático fuerte y estable, definitivamente se evidencia en la participación ciudadana en sus procesos electorales.
Costa Rica viene con un padecimiento casi crónico en sus períodos de elección. Para nadie es un secreto que las cifras de abstencionismo plasmadas tanto en elecciones presidenciales como en las municipales, ponen en estado de alerta a la democracia de la Suiza Centroamericana.
Los datos que nos presentan los registros de cifras del TSE establecen los porcentajes de abstencionismo así: en la elección del 2002 a nivel nacional fue del 77,2, el 2006 76,2, 2010 72,1, 2016 64,6 y en el 2020 63,7. Si bien es cierto las cifras presentan una ¨leve tendencia¨ a la baja, hay cantones dónde algunos partidos políticos han sembrado muy bien sus “raíces electorales” creando así pequeños “feudos o dictaduras municipales”. Estos grupos han llegado a apropiarse del poder, no necesariamente por una gestión exitosa, sino por la existencia de un “clientelismo político” o “élite privilegiada”.
Para comprender el triste papel protagónico del abstencionismo, basta con analizar y revisar los resultados históricos, por ejemplo, del Cantón Central de San José.
En la elección del 2002 de un total de 214 334 ciudadanos habilitados para emitir el sufragio, el PLN logró posicionar a Johnny Araya Monge como alcalde con “12 998”, en el 2006 con un padrón electoral de 223 838, obtiene ¨18 061¨. Luego en el 2010 de 225 542 electores, recibe el apoyo de 25 206 votos. En el 2016 cubierto con la bandera del Partido Alianza por San José, Araya Monge llega de nuevo al poder con 23 925 votos de 231 682 posibles. Y en el 2020 se aferra nuevamente al PLN y gana con 22 301 sufragios de los 237 239 ciudadanos inscritos.
Pregunto estimado lector, ¿y los restantes electores? La apatía para salir a emitir el voto es el mejor aliado para quienes se han perpetuado en el poder de los gobiernos locales; esto, definitivamente, va en detrimento de la estabilidad democrática de nuestro país, evidenciando la existencia de “pequeñas dictaduras” municipales que impedirían el ejercicio sano de la alternabilidad del poder, como el sustento óptimo de un verdadero estado democrático.
Pero, ¿por qué el ciudadano no sale a votar? La poca credibilidad en los actuales líderes políticos, el desencanto por los miles de promesas incumplidas y por la sensación de que “todos son iguales”, provocan un desánimo y hastío en la mayoría de los electores.
Estos resultados (y en las elecciones presidenciales también se evidencia) posicionan a nuestros gobernantes locales como autoridades NO legítimas, en el sentido estricto que la mayoría no lo elije. Así es, no es lo mismo ser electo por una total y absoluta mayoría que por la mayoría de los votos válidos.
Ahora bien, revisando los datos del más reciente Índice de Competitividad Nacional, emitido por el Consejo de Promoción de la Competitividad (CPC), los cantones que ocupan los tres primeros lugares son: 1-Belén, 2-Montes de Oca y 3-C.C de Heredia.
Llama la atención, solo por mencionar un par de ejemplos; el cantón de Barva en la provincia de Heredia, viene evidenciando un fortalecimiento y un cambio palpable en su desarrollo. En el 2021, Barva ocupaba el puesto 16 y hoy, para el dato correspondiente al 2023, está en el lugar 13. Asimismo, el bello cantón de Montes de Oca, se mantiene en “constante lucha” entre los tres primeros lugares, “bailando” del 1 al 2 y del 2 al 1.
Es necesario comprender que la base de un estado libre, solidario y democrático, se apoya en “la alternancia en el ejercicio del poder”, ya sea a escala presidencial o municipal. El pensador inglés del siglo XIX, Lord Acton, acuñó una frase que es muy conocida: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
No podemos negar que cuando el poder está en las manos y en las cabezas correctas, la posibilidad para nuevas oportunidades de gobierno siempre estará presentes, fiel reflejo de ello son los municipios que aparentemente reelegirán a sus actuales alcaldes; también aquí debemos mencionar, contrario sensu, que el creciente “clientelismo político” ha cimentado “nichos de votantes” muy fieles a recibir dádivas por emitir el voto.
¿Qué nos espera este domingo 4 de febrero del 2024? Este servidor alberga la esperanza que la cantidad de votantes sea mucho mayor a los registrados en comicios anteriores. El efecto de un “protagonismo de nuevas tendencias o fuerzas políticas”, inspiran a más de un costarricense a visitar los centros de votación. Esta elección deja un escenario con algunos sinsabores en partidos políticos que esperaban ser ejes fundamentales de la democracia en la presente elección.
Definitivamente la imposición de la “paridad horizontal”, asestó fuertes golpes a muchos partidos políticos, el más evidente fue el recibido por la agrupación Aquí Costa Rica Manda, que en apariencia alberga a la mayoría de seguidores del actual presidente Rodrigo Chaves Robles. Sí, el equilibrio horizontal de género en las papeletas se convirtió en un martirio para muchos que esperaban su “turno al bate”.
¿Habrá resultados como consecuencia de alianzas y compromisos públicos de voto entre partidos que no lograron inscribir a sus candidatos? ¿Será el fin del domino del PLN en el Cantón Central de San José? De lo anterior y más hablaremos la próxima semana, Dios primero.
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Sobre el autor:
El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales. Asesor Legislativo, analista político internacional. Además elabora procesos de capacitación política, desarrollo comunal y administración. maumazu208@gmail.com.