Abstencionismo electoral en las municipalidades

» Por Luis Fernando Allen Forbes - Director Ejecutivo Asociación Salvemos el Río Pacuare

El abstencionismo electoral reciente de las elecciones municipales responde a impulsos o motivaciones individuales plenamente respetadas. Aun cuando en los regímenes democráticos se asocia a la ciudadanía un deber cívico o moral de votar, que en algunos ordenamientos se convierte en deber jurídico. El abstencionismo consiste simplemente en la no participación en el acto de votar de quienes tienen derecho a ello.

En el contexto nacional el abstencionismo se plantea desde perspectivas distintas y de diferentes clases:

1.Cabe señalar la existencia de una abstención técnica o estructural motivada por razones no imputables al ciudadano con derecho a voto: enfermedad, ausencia, defectos de la inscripción censal, clima, alejamiento del colegio electoral, etc.

2.Adicionalmente la abstención política o racional, actitud consciente de silencio o pasividad individual en el acto electoral que es la expresión de una determinada voluntad política de rechazo del sistema político o de la convocatoria electoral en concreto.

3. La no identificación con ninguno de los líderes o los programas políticos en competencia electoral, convirtiéndose la abstención que podríamos denominar activa en un acto de desobediencia cívica o en la concreción de su insatisfacción política.

4.Cuando cambian los límites de la decisión individual para convertirse en un movimiento que promueve la inhibición participativa o abstención activa, con el objeto de hacer pública la oposición al régimen político o al sistema de partidos, toma la forma de abstencionismo de lucha o beligerante.

5.El abstencionismo apático motivado por la “pereza, la ley del mínimo esfuerzo unida a la falsa convicción de la escasa importancia del voto individual y a la ignorancia de las fuertes consecuencias de la abstención” .

6.Por último el que podríamos denominar abstencionismo cívico, en el que el ciudadano participa en el acto electoral pero sin pronunciarse a favor de ninguna de las opciones políticas en pugna, para lo que emite el voto en blanco.

Una solución para disminuir la abstención electoral es aproximar la urna al elector, estableciendo un amplio horario de apertura así como flexibilizar la jornada laboral de los trabajadores en zonas urbanas y rurales para que puedan ejercer el derecho al voto.

Con estos antecedentes, varios ordenamientos constitucionales con base en la comprobación del elevado abstencionismo en el ejercicio del derecho electoral, han convertido este derecho en un deber público e introducido el voto obligatorio.

Finalmente, existen convincentes argumentos en contra de la obligatoriedad del voto, porque quien vota forzado, vota mal. La libertad de voto implica la posibilidad de la no participación; la abstención es así una actitud cívica o ética, es un derecho como el de votar; resulta incompatible la obligación de acudir a las urnas con la libertad de sufragio, acto privado por excelencia.

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