100% Pura Vida

Muchos de nosotros tuvimos la oportunidad de ver ya hace algunos meses en los diferentes medios de comunicación y en las redes sociales, la fotografía que se difundió de la Torre Eiffel con la frase 100 % Pura Vida, como reconocimiento a nuestro país en el primer día de la celebración de la Cumbre Sobre Cambio Climático realizada en París el año anterior. No me cabe duda, que este halago o reconocimiento es para todos los costarricenses muy especial, y nos llena de orgullo por los esfuerzos realizados por nuestro país en combatir el cambio climático.

No obstante, me quedé pensando sobre esa frase que nos colocaron en el monumento más emblemático de la sociedad francesa: 100 % Pura Vida. Pero somos ciertamente 100 % Pura Vida?. Me parece que somos Pura Vida, pero aún no 100 %. Y por qué me atrevo a afirmar lo anterior ? Los costarricenses hemos acuñado la frase Pura Vida desde hace mucho tiempo atrás, y esto nos identifica en muchos países hoy en día. Donde quiera que vayamos y nos identifiquemos como costarricenses, muchos mencionan la frase o por el contrario si estamos conversando y mencionamos la frase Pura Vida de inmediato nos asocian con Costa Rica.

Somos Pura Vida es cierto, porque hemos podido avanzar enormemente en muchas áreas, como por ejemplo en indicadores sociales y de salud que nos acercan a países desarrollados. Esto, en virtud de los atrevimientos de muchos y muchas costarricenses que en el pasado decidieron hacer cambios o tomaron acciones que impactaron positivamente nuestra sociedad de hoy. Creyeron firmemente en los atributos, posibilidades y oportunidades que ofrece este país. Nunca se amilanaron por ser un país pequeño, de recursos limitados. Siempre tuvieron la convicción de que esta tierra y sus habitantes podían mejorar su calidad de vida.

Vale la pena recordar algunos de los logros que nos manifiestan qué tan grandes podemos ser. En 1884, San José fue la 3er. ciudad en el mundo en contar con un alumbrado eléctrico impulsado por una fuente de energía limpia, sustituyendo así el alumbrado por medio del canfín. Parece algo increíble, pero ciertamente fue así. Hoy contamos con una matriz eléctrica generada casi en un 100% por fuentes de energía renovable. La cobertura eléctrica abarca prácticamente todo el territorio nacional. Es absolutamente satisfactorio saber que en el 2015, 2016 y 2017, la electricidad producida con fuentes de energía renovable representó el 99 % del total, mientras que sólo un 1 % fue por fuentes térmicas. Esto es algo que nos reconocen en el mundo, pero muchos de nosotros no nos damos cuenta y a veces no le damos a este tipo de noticias la importancia que se merece. Hoy, nuestro país es reconocido mundialmente a la vanguardia en la conservación y especialmente por su sistema de áreas protegidas.

Casi 13.000 kilómetros cuadrados de nuestro territorio está conformado por parques y reservas protegidas. Poseemos una expectativa de vida de 84.2 años, superados sólo por 15 países, todos ellos con un ingreso per cápita muy superior al nuestro. Líderes y visionarios nos han llenado de gratas satisfacciones ayer y hoy. Generaron enormes impactos en nuestra sociedad, cuando por ejemplo aprobaron la Ley de las Garantías Sociales y otros las respetaron manteniéndose en el tiempo y favoreciendo a la población costarricense.

Igualmente, y con enorme impacto social y económico fue la enorme y quijotesca decisión de abolir al ejército, y así destinar los recursos para el financiamiento de la educación. No cabe ninguna duda, que los recursos utilizados en educación fueron muy significativos para que nuestro país obtuviera avances importantes y podamos contar hoy con una fuerza laboral muy competitiva, que ha permitido que ingresen y se instalen en el país muchas empresas extranjeras. Impensable fue la decisión de abolir el ejército en aquellos tiempos, sobre todo que recientemente acababa de  finalizar la segunda guerra mundial y los países veían en el aparato militar un pilar para mantener y proteger su soberanía.

En todo este tiempo, el país ha parido líderes que desde la política y muchas otras áreas han alimentado nuestra autoestima. Saber que con trabajo, esfuerzo, disciplina, sensatez y entrega se pueden obtener grandes cosas. Tenemos a costarricenses como Juan Santamaría que con su valentía y amor por esta patria expulsó a aquellos que en su momento intentaron hacerse de esta tierra. Rafael Calderón Guardia, Arnoldo Mora, Presbítero Benjamín Núñez, José Figueres Ferrer, Omar Dengo, Jorge Manuel Dengo, Franklin Chang, Oscar Arias, Cristiana Figueres y muchos otros que hoy destacan en otras latitudes, en otros campos como el deporte, que nos han dado y dan muchas alegrías. Lo hicieron en aquel tiempo Alejandro Morera Soto, las hermanas Silvia y Claudia Pol. Hoy, Keylor Navas, al igual que Andrey Amador y muchos más.

Podemos citar muchos de los logros obtenidos hasta el día de hoy, pero muchas son las tareas que tenemos pendientes. Reducir el índice de la pobreza, regresar a una sociedad más solidaria y con una distribución de la riqueza más equitativa, ponernos al día en el rezago de infraestructura en Puertos, Carreteras y Aeropuertos que desde hace mucho tiempo nos aqueja. Aumentar la infraestructura de Internet en la que mostramos buenos avances, pero que hoy nos han superado muchos de nuestros vecinos y países de la región. Combatir con determinación el flagelo del tráfico de drogas que nos ha conducido a índices de criminalidad nunca antes vistos.

Desbloquear la inmensa carga de trámites que conducen a buena parte del sector público y privado a realizar arreglos inapropiados para conseguir una autorización o permiso de cualquier índole. Implementar todas aquellas acciones que faciliten la atención pronta de la salud de los ciudadanos en la Caja Costarricense del Seguro Social.

Es decir, tenemos la obligación de convertirnos en un país desarrollado, porque lo tenemos todo para lograrlo. Sin embargo, pareciera que en los últimos años la capacidad de ponernos de acuerdo es un lastre que venimos arrastrando y que perjudica la toma de decisiones y la ejecución de acciones, para que logremos el grado de desarrollo que este país se merece. Pareciera ser que las limitaciones mentales son el mayor obstáculo que nuestros políticos de hoy poseen, aunque es sensato aceptar que debemos incluirnos en la ecuación también todos los costarricenses, porque somos responsables de los políticos que escogemos para dirigir el país, y que no son capaces de gestionar adecuadamente y tomar las decisiones necesarias para que el país avance. Pedimos con frecuencia cuentas al Presidente de La República y sus Ministros, pero somos blandos con el Primer Poder de la República que se ha convertido en uno de los principales responsables de esa inacción que hoy ostenta este país.

Mi impresión es que la razón fundamental de todo este aletargamiento radica en que “no nos la hemos creído”. Digo lo anterior, porque por muchos años me tocó viajar constantemente por la mayoría de países de Latinoamérica. Cada vez que regresaba de una visita a un país de la región, lograba hacer algunas comparaciones entre el país visitado y Costa Rica. Esas comparaciones lo único que me dejaban era la conclusión de que tenemos suficientes recursos como para dar ese paso, que nos conducirá a obtener el pase al grupo de países desarrollados. Cómo podemos entender que, en aquellos años, 1884 para ser más específicos, en Costa Rica deciden con determinación y sin mayor trámite burocrático, pasar de una iluminación con canfín a una iluminación eléctrica de la ciudad de San José. Era como ya fue mencionado arriba, la tercera ciudad en el mundo en ser iluminada con electricidad.

Es inaudito e inaceptable que después de casi 8 años y millones de dólares gastados, se concluyó la reparación del puente de La Platina. No hemos podido concluir la construcción de vías importantes en beneficio del desarrollo y productividad del país como la nueva carretera a Ciudad Quesada. La Circunvalación Norte en la ciudad de San José sufre igualmente de atrasos que ya suman años. La ruta San José-San Ramón se ha dilatado casi 5 años y posiblemente no veamos iniciar esta obra pronto. Lo mismo sucede con la Ruta 32. Sólo hemos podido reconstruir una pequeña área del sector que fue destruido por un incendio en el Hospital Calderón Guardia ocurrido en el 2005. Y así, podemos citar muchos ejemplos de todas y todos conocidos.

Mucho de lo que ha venido ocurriendo en nuestro país, y el atraso en la toma de decisiones puede ser consecuencia de que no medimos en términos económicos el costo que para todos los costarricenses representa la posposición de cualquier obra pública en cualquiera de las áreas en las que tenemos rezagos y que son inaceptables. Si este ejercicio se hiciera para todo bloqueo que se le imponga a proyectos urgentes y determinantes, para la mejora en la vida de todos los costarricenses, podría ser que la actitud de aquellos que obstaculizan cambie, puesto que seremos capaces de generar presión a todos aquellos que hemos elegido para que nos representen y que son quienes impiden que se ejecuten con prontitud las obras y acciones que requerimos.

Sabemos y conocemos de todos los logros que hemos sido capaces de obtener, y que buena parte de ellos son mucho más grandes que los pendientes que hoy tenemos. Esos logros nos caracterizan como un país especial, pero somos incapaces de dar ese paso que se viene requiriendo desde mucho tiempo atrás para alcanzar mejores niveles de vida. Somos un país, en que los retos que tenemos enfrente son infinitamente más pequeños que los que enfrentaron nuestros antepasados.

Los diagnósticos de nuestros problemas abundan. Las soluciones igualmente. Muchos grupos entre ellos el Grupo de los Notables se han organizado para realizar esos diagnósticos y formular las soluciones. Seguimos divagando, el tiempo pasa y no hacemos la tarea. Producto de esta inacción, parálisis o como quieran llamarle, nuestro país se queda rezagado y perdemos la oportunidad de convertirnos en un país desarrollado.

Siento que ha llegado la hora, que aquellos que se involucran en política y desean convertirse en el próximo presidente de la República sean claros, sinceros y transparentes en sus propuestas. Con lo anterior quiero decir, que si dentro de las acciones que este país debe tomar se encuentran una ley de empleo público, la racionalización y contención del gasto público, una reforma del Estado, una reforma fiscal, cambios en el reglamento de la Asamblea Legislativa entre muchas otras, es importante que lo manifiesten sin tapujos. No basta con promesas de cambio, si en realidad no se expresan claramente cuáles son esos cambios, aunque estos vayan a afectar a un pequeño sector de la población, pero el beneficio más grande será para la mayoría de los costarricenses. Deben dejar de lado el “populismo” ya sea de derecha o de izquierda, que ha sido acogido y enquistado en muchos países recientemente para atraer votantes de todos aquellos que se sienten marginados.

Precisamente aquí radica la honorabilidad y visión de cualquier costarricense que quiera conducir los destinos de esta nación. Hablar claro, definir el rumbo, asumiendo “el costo” que esto signifique con tal de favorecer a las mayorías. Me atrevería a afirmar que ese “costo” por el contrario, se convertiría en una fortaleza para cualquiera que aspire a la presidencia, ya que es así como la mayoría de los costarricenses estamos hoy clamando porque se nos hable con la verdad, en especial los miles de jóvenes que se han olvidado y decepcionado de la política y los políticos, porque la gran mayoría de ellos no habla claro.

Quiero finalizar apuntando, cómo una compatriota como Cristiana Figueres actuando como Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, haya logrado convocar y reunir a los líderes de 195 naciones que representan millones de
ciudadanos, para firmar y adoptar el Acuerdo de París que conlleva acciones determinantes contra el cambio climático por parte de cada uno de países firmantes. Un logro que puede catalogarse como un hito histórico. Por lo anterior, se me hace muy difícil comprender como un país como el nuestro de tan sólo 5 millones de habitantes, con las características y recursos necesarios para llegar a ser un país desarrollado no podamos ponernos de acuerdo entre nosotros para conseguir tan ansiada meta. La lección que nos da Cristiana Figueres es invaluable.

Ponerse de acuerdo incluso entre diversidad de pensamientos, no digamos que sea fácil, pero sí posible. Ella lo logró en tan sólo 5 años, (aunque hoy el nuevo presidente de los Estados Unidos haya manifestado en muchos de sus discursos que no cree que la actividad humana es causante del cambio climático). Y lo decía su padre tal y como lo manifestó en una de sus visitas al país: este no es un país, es una finca experimental en donde por dicha experimentamos cosas nuevas, con tal valor que hacemos que lo imposible sea posible.

Será posible que logremos ponernos de acuerdo?. Con tareas pendientes tan importantes, creo que seguiremos siendo Pura Vida, pero no 100%.

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