Por María Laura Aráoz (dpa)
Berlín, 5 mar (dpa) – La equitación, la natación y el automovilismo eran los únicos deportes en los que no tenía pacientes, dijo alguna vez Armin Klümper, el polémico médico que otra vez aparece en el eje de un escándalo de doping en Alemania, aunque esta vez se trata del hasta ahora intocable fútbol.
Klümper dirigió desde los años 1960 durante décadas la Clínica de Traumatología Deportiva de la Universidad de Friburgo, en el sur del país, una especie de santuario al que peregrinaron un sinnúmero de atletas alemanes en busca de rápida recuperación.
El radiólogo y osteólogo llenó los titulares en 1987 al morir una de sus pacientes, la heptatleta Birgit Dressel, a los 26 años de un shock tóxico.
En el cuerpo de la deportista fueron hallados restos de 20 medicamentos. Klümper reconoció haberle prescripto anabolizantes “por razones médicas”, pero negó cualquier responsabilidad en la muerte de la joven.
También fue quien inyectó presuntamente por razones terapéuticas el anabolizante prohibido Primobolan al ciclista Gerhard Strittmacher tras una caída antes de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984.
Según señala hoy en un extenso informe el diario “Süddeutsche Zeitung”, muchos deportistas, incluidos futbolistas, ciclistas y atletas así como ministros, jeques y obispos se hicieron tratar por el reconocido Profesor Klümper.
“Iba a la vanguardia respecto a otros médicos”, cita el diario a Helmut Roleder, ex arquero del Stuttgart, uno de los clubes que ahora está sospechado de haber permitido que sus jugadores empleasen sustancias prohibidas por prescripción de Klümper.
El médico de la característica barba de chivo no vio mermar su popularidad cuando fue condenado a elevadas multas por falsificar recetas y cometer fraude financiero.
Incluso deportistas destacados como los futbolistas Hansi Müller y Wolfgang Overath publicaron un anuncio en los diarios en el que lo defendían de las “difamaciones” y se recolectó dinero para sacarlo de los apuros financieros.
Klümper, quien nunca ocultó que recetaba anabolizantes siempre que hubiese una razón médica que lo justificase, y su colega de la Universidad de Friburgo y enemigo personal Joseph Keul se convirtieron en los referentes de la medicina deportiva alemana y la universidad en semillero de medallistas.
A fines de los años 90, las autoridades deportivas alemanas buscaron la forma de deshacerse de Klümper tras insistentes rumores de prácticas de dopaje y en particular tras la muerte de Dressel. Finalmente, en el año 2000 rescindieron el contrato de alquiler de la clínica y el controvertido galeno se trasladó a Sudáfrica.
El nombre de Klümper volvió a aparecer en la prensa esta semana como figura clave en prácticas de doping en el fútbol en los años 1970 y 1980.
Un miembro de la comisión encargada de investigar los casos de doping de ciclistas del equipo alemán Telekom ayudados por médicos de la Universidad de Friburgo en los años 1990 reveló que Klümper recetó anabolizantes a jugadores del Stuttgart y del Freiburg.
Klümper no ha reaccionado desde Sudáfrica y los ex futbolistas de los clubes mencionados han desmentido haberse dopado.
Paul Breitner, ex jugador del Bayern Múnich, admitió en declaraciones al diario “tz” que fue uno de los que apoyaron con dinero a Klümper y que una vez se hizo tratar por un problema de menisco.
“Pero no porque fuera el papa del doping, sino porque me fue recomendado como especialista para esta lesión”.
Breitner criticó lo que calificó de “mentalidad hipócrita” que reina desde hace años en el fútbol alemán. “Tendríamos que reconocer que hubo doping en el pasado y listo”.