“La elegancia masculina”, mucho más que ropa

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El actor Alain Delon siempre ha sido un icono de la elegancia. Imagen de 1969 tomada durante el rodaje de la película Borsalino, dirigida por Jacques Deray. Crédito: Jean-Pierre BONNOTTE / dpa

Por Laura del Río (dpa)

MADRID (dpa) – ¿Qué diferencia hay entre un mocasín italiano y uno estadounidense? ¿De qué color debe ser el chaleco de un frac? ¿Cuándo irrumpió en el armario de los hombres la ropa deportiva? Son algunas de las cuestiones a las que Eugenia de la Torriente, periodista española especializada en moda, da respuesta en el libro “La elegancia masculina. Los secretos del guardarropa” (Debate).

“En el mercado ya existen muchos manuales de estilo y guías sobre qué ponerse y qué no ponerse, pero lo que no había tanto era un libro que contara qué hay detrás de cada prenda y que sirviera para que cuando un hombre se viste por la mañana supiera por qué está eligiendo ponerse una corbata o no, por qué se está poniendo una sudadera o unas zapatillas…”, cuenta la autora en entrevista con dpa.

“Detrás de muchas de esas decisiones hay un reflejo de la historia cultural, social y política de los últimos siglos. La Revolución Francesa se nota en el hecho de que los hombres de alguna manera renuncien a la decoración en el vestir y que su código se vuelva más austero que el de las mujeres (…) la Segunda Guerra Mundial tiene un impacto en que los hombres empiecen a llevar ropa más deportiva que hasta entonces habían llevado los soldados”, explica De la Torriente, directora de la prestigiosa revista de moda Harper’s BAZAAR.

En esta cuidada obra, prologada por Giorgio Armani, De la Torriente no sólo busca el origen de las prendas que hoy visten los hombres, como la omnipresente camiseta que popularizaron en los años 50 del siglo XX estrellas del cine como Marlon Brando, James Dean o Steve McQueen.

También indaga en el porqué de la caída en desuso de algunos artículos o la recuperación de otros. Es el caso del sombrero, por ejemplo: dejó de ser imprescindible en la década de los 60 del siglo pasado, pero en los últimos años volvió colarse en el atuendo y el cantante Pharrell Williams lo devolvió definitivamente al mapa al aparecer con uno en la gala de los premios Grammy de 2014.

Pero ¿qué es esa elegancia masculina que da título al libro? “La elegancia es una expresión de la personalidad y se logra al convertir cada pieza de ropa en algo único”, afirma Gildo Zegna, consejero delegado de la firma Ermenegildo Zegna, en una de las numerosas citas recogidas por la autora.

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Retrato casual del jugador de baloncesto Michael Jordan tomada en la Universidad de Carolina del Norte. Crédito: Lane Stewart / dpa

Para De la Torriente, la elegancia “es un sentido moral, una cuestión de cómo uno se comporta ante sí mismo y ante los demás, una cuestión de honestidad, de principios. Está vinculada al atuendo pero no a una solución convencional del atuendo, sino al hecho de que uno construya un atuendo que sea un reflejo de una autenticidad, de una originalidad y de una honestidad con uno mismo”.

La elegancia, según De la Torriente, no tiene que ir de la mano de la moda o las tendencias. “La moda es un maravilloso ejercicio del que uno puede disfrutar y que luego tiene que trasladar a su propio registro y a su propio discurso. La moda es un elemento de información más, como la historia, la historia personal, el conocerse a uno mismo… con el que uno debe construir su propia identidad, su propia elegancia. La elegancia es algo muy personal y muy individual”.

Tampoco tiene que ir ligada al poder adquisitivo, aunque en el libro se hable de los trajes a medida o zapatos hechos a mano que hoy ya sólo utilizan unos pocos. “La elegancia no es sólo una cuestión de dinero”, afirma la autora. “El dinero ayuda, como en casi todo en esta vida, pero hay gente que tiene mucho dinero y no es nada elegante y hay gente que no tiene mucho dinero y es muy elegante”.

Respecto a referentes actuales de elegancia masculina, De la Torrente prefiere fijarse en los hombres de su vida: “mi mejor amigo, mi padre…”. Y más allá, el escritor Gay Talese, Giorgio Armani, Jay Z, o en el mundo del deporte, “Michael Jordan era una persona muy elegante”, Josep Guardiola, el Cholo Simeone, que “ha creado un estilo muy definido y muy propio”, o Roger Federer.

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El actor estadounidense Steve McQueen (1930-1980)con gafas de sol en una imagen publiciraria de 1968. Crédito: Silver Screen Collection / dpa

¿Y en el mundo de la política? “Los políticos no son muy elegantes, entre otras cosas porque hacen un esfuerzo deliberado por no serlo. Yo creo que en algún momento alguien les ha dicho que intentar expresarse a través de la ropa puede alejarles a lo mejor de la gente, de la sociedad”, apunta.

“Lo que sí estamos viendo con los nuevos movimientos políticos es a gente utilizar el vestuario y la ropa para lanzar mensajes políticos. Lo hemos visto en Grecia con Syriza, el hecho de que no llevar una corbata sea una declaración de principios políticos y lo vemos con Pablo Iglesias (líder del partido español Podemos) que también hace una declaración de principios con su forma de vestir”.

“Lo interesante de la moda y del vestir es que es un lenguaje en el que no existe el silencio”, señala De la Torriente. “Incluso si a uno no le interesa nada expresarse a través de ella tiene que hacerlo. Incluso si fuera desnudo, estaría diciendo algo. Es imposible no decir nada con la manera en que uno se viste”.

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