San José, 29 oct (elmundo.cr) – Inundaciones, huracanes, deslizamientos, terremotos y fuertes seísmos ubican a Costa Rica como el octavo país a nivel mundial y la segunda nación latinoamericana con mayor incidencia en desastres naturales según el Índice Mundial de Riesgo del 2016.
Ante esta calificación, David Yueng Law Wan se planteó la pregunta ¿será posible por medio de un sistema arquitectónico modular dedicado al alojamiento, salud y saneamiento contribuir al resguardo de las poblaciones vulnerables?
Por esta razón, David Yueng Law Wan desarrolló la investigación “Sistema Modular de alojamiento temporal para poblaciones vulnerables”, donde analizó los diferentes sistemas de refugio desarrollados para emergencias dentro y fuera del país para crear una propuesta viable y de fácil transporte e instalación que permita a los cuerpos de socorro, líderes municipales y otras entidades del gobierno costarricense brindar a los ciudadanos un refugio mientras atienden la emergencia.
Con este trabajo, David Law Wan obtuvo el grado académico de Licenciatura en la carrera de la Arquitectura de la Universidad Hispanoamericana en 2018.
Según el joven arquitecto, “todavía hoy, hay varias comunidades que no cuentan con infraestructura adecuada para satisfacer dicha función de albergue, y esto obliga a que, en caso de emergencia, los afectados deban desplazarse a otras localidades; en casos extremos incluso deben quedarse y buscar alojamiento de la mejor manera posible. Por esto se propone un sistema modular, de fácil transporte que pueda cumplir con la función propuesta mantenido los estándares de seguridad, salud y saneamiento que disponen las entidades de ayuda humanitaria”.
“Por esto, la necesidad de un sistema que pueda ser trasladado rápidamente a las comunidades que lo necesiten es importante para poder brindar una respuesta rápida y oportuna en caso de la emergencia que se presenta requiera de la movilización de personas hacia lugares seguros. Permitiendo al mismo tiempo que dicha movilización se pueda realizar a la mínima distancia segura, ya que el albergue se podría habilitar en cualquier terreno adecuado situado en las cercanías de la comunidad afectada”, agregó.
Tras consultar a profesionales de los cuerpos de prevención y socorro del país existen tres tipos amenazas: inundaciones, influencia volcánica y fallas geológicas.
Por ejemplo: en el caso de las inundaciones las provincias de Limón y Guanacaste, por su condición costera y cercanía con cuerpos de agua presentan las poblaciones con mayor peligro de sufrir estos eventos. Los cantones de Matina, Pococí, Siquirres, Bagaces, Carrillo y Nicoya son los que presentan, según los mapas de riesgo de la CNE, el mayor peligro.
Luego, Law Wan evaluó las necesidades de alojamiento, salud y saneamiento de las poblaciones vulnerables, así como los recursos necesarios para el cumplimiento de dichas necesidades, por medio del estudio de las poblaciones que habitan en las zonas vulnerables del país.
Determinó el programa de necesidades requerido para albergar a las poblaciones vulnerables, analizando la información existente en cuanto a dimensiones humanas y sus relaciones con el espacio. Sin obviar, el estudio de las condiciones climatológicas de Costa Rica, mediante la recopilación de datos de la Comisión Nacional de Emergencias en cuanto a desastres naturales y las zonas con mayor peligro de sufrir de estas.
También, el investigador revisó el tiempo y la forma de respuesta de las autoridades ante algunos de los desastres destacados en medios nacionales e internacionales como el terremoto del 2010 ocurrido en Haití, el terremoto y tsunami del 2011 en Japón y el huracán Otto en Costa Rica en el 2016.
En relación con este último, Law Wan indica en su estudio que “hubo fallas en los elementos utilizados, específicamente los toldos, los cuales no soportaron los vientos y las lluvias del huracán. Los albergues, tradicionalmente se ubican en gimnasios, escuelas y salones comunales donde las amplias salas permiten alojar grupos grandes de personas. Del mismo modo hay falta de colchones y colchonetas adecuadas para usar de cama, muchas de las existentes están en estado de deterioro y no son confortables para dormir, como se puede ver en la imagen, las espumas que se utilizan en algunos lugares son viejas, dañadas por humedad y hasta rotas”.
Ante este panorama, la lección aprendida del Huracán Otto es que “el sistema debe ser durable, capaz de soportar un uso prolongado y soportar el estrés generado por la constante manipulación.
Además, el clima representa un peligro potencial para la integridad física del sistema. Tanto el sol y la radiación ultravioleta que puede, con exposiciones largas puede desgastar el material, como los fuertes vientos que tienen el potencial de desestabilizar la estructura” concluyó Law.
Otro de los puntos importantes de este trabajo fue la revisión de la normativa como Ley 7600 de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad, la Ley 8488 Nacional de Emergencias y Prevención de Riesgo y el Código Sísmico de Costa Rica.
Al mismo tiempo, se examinó el manual de esfera “que es una guía para organizaciones de ayuda humanitaria que detalla los principios para brindar una atención adecuada a las poblaciones vulnerables que se han visto obligados a abandonar sus hogares para buscar refugio en albergues por causa de desastres naturales, o conflictos. En el manual se identifican los pilares de la ayuda humanitaria que se deben resguardar para asegurar una atención adecuada. Dichos pilares son el agua, la alimentación, el alojamiento y la salud” explicó Law.
Por ejemplo: la cantidad promedio de agua utilizada para beber, cocinar y realizar la higiene personal en los hogares es de al menos 15 litros por persona al día. El área mínima utilizable es de 45 m² por persona. A nivel de medidas de salud, buenas prácticas de limpieza y aseo persona como el lavado de manos, el uso de servicios sanitarios y la colocación de basureros, entre otros.
Novedoso refugio temporal
Tras este análisis histórico, geográfico y legal, el Arquitecto David Yueng Law Wan creó una propuesta de refugio temporal considerando el diseño, bajo peso, funcionalidad, el tipo de materiales, el nivel de protección, la resistencia al clima, y su facilidad de ensamblaje que puede adaptarse a las condiciones que requieren los cuerpos de socorro y las autoridades municipales para atender cualquier tipo de emergencia a lo largo del territorio nacional.
“También se espera un producto que sea apilable, de manera que se reduzca el espacio necesario para su almacenamiento y, además, haciéndolo un producto fácil de embalar. Del mismo modo, suponiendo que en transporte ocuparía poco espacio, se espera lograr una reducción en la cantidad de energía necesaria para el transporte del sistema a las zonas donde se le necesite. El diseño final es un sistema que toma en cuenta las dimensiones humanas, ya que, de lo contrario, se requeriría de maquinaria o herramientas especializadas para poder manipularlo y ensamblarlo” recalcó el investigador.
Este sistema móvil es plegable, es decir, dos personas pueden abrir y cerrar con facilidad los módulos, lo cual favorece su transporte y ensamble. El material escogido es Polietileno de alta densidad (HDPE) por ser altamente reciclable, plástico liviano, duradero y resistente. Otros beneficios son que no sufre pérdidas de carga por fricción mínimas, su larga vida útil y no se ve afectado por la corrosión, la flexibilidad, la resistencia mecánica, a las bacterias y a los químicos.
“Su peso reducido es una gran ventaja para un producto que se propone transportable y de fácil manipulación. Debido a su peso reducido se pueden fabricar piezas de gran tamaño y que pueden ser manipulados por pocos usuarios. El HDPE cuenta con una densidad de valores entre 945 y 960 kg por m³” detalló el Arquitecto Law Wan.
El segundo material escogido es el hule por evitar las filtraciones durante las lluvias.
El color es un aspecto fundamental para el apoyo emocional que deben recibir las personas afectadas por los desastres naturales y favorece la productividad de los funcionarios encargados de atender estos grupos.
De esta manera, el investigador proponer “utilizar colores cálidos en las áreas comunes para estimular las emociones, tonos de rojo, amarillo y anaranjado con baja saturación, en combinación con tonos fríos para ayudar a la relajación. Los colores como el anaranjado y el amarillo se relacionan con alegría y emociones de felicidad, en saturaciones altas puede ayudar a mejorar el estado de ánimo de los usuarios alojados. En espacios de descanso como los dormitorios, los colores fríos que generan sentimientos de relajación para ayudar a las personas a descansar y alejar sus mentes de la emergencia sufrida”.
En el diseño del refugio, el investigador considero la altura promedio de 168.93 centímetros para los hombres y 156.36 c.m para las mujeres. A nivel de las necesidades de los administrativos y afectados se crean varias áreas. Por ejemplo: los espacios de oficina con un escritorio muestran una superficie suficiente para recibir dos invitados, además de bastante holgura como para circular dentro del espacio. Los dormitorios tienen la capacidad de albergar camas para 2 personas y aun así dejar suficiente espacio de pasillo para que los usuarios puedan circular.
Los servicios sanitarios se dimensionan con espacio para que las personas que se desplazan en silla de ruedas puedan circular y moverse libremente en el espacio. Finalmente, la ducha, al igual que el servicio sanitario, posee bastante espacio como para que los usuarios en silla de ruedas puedan movilizarse cómodamente dentro del espacio y permitiendo además suficiente holgura para desplazarse.
La estructura tendría un peso aproximado de 182.90 kg, lo que facilita su transporte.
Finalmente, el arquitecto David Law Wan considera que alcanzó “los objetivos de la investigación, logrando un diseño que es adaptable, transformable, liviano y de fácil construcción. Se espera ayudar a reducir el impacto social que generan los desastres naturales, especialmente en comunidades en donde no se cuenta con infraestructura adecuada para funcionar como alojamiento temporal para poblaciones afectadas por inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas o cualquier otro fenómeno que obligue a las personas a abandonar sus hogares”.