En febrero de 1958, Mario Echandi Jiménez fue elegido presidente de la República con 102 851 votos, frente a los 94 778 de Francisco “Chico” Orlich del PLN, y 23 910 de Jorge Rossi Chavarría, candidato independiente surgido de una escisión del PLN.
Aunque don Mario Echandi ganó el Ejecutivo, el PLN mantuvo la mayoría en la Asamblea Legislativa, dando lugar a una compleja dinámica de poder.
Un Congreso monocolor vs un Ejecutivo minoritario
Desde 1959, Echandi denunció abiertamente que “el gobierno ha visto predominar en la Asamblea Legislativa […] mayorías integradas por miembros activos de los grupos de oposición”. Ante ello, echó mano del mecanismo constitucional de veto, poco utilizado hasta ese momento, que le permitía frenar proyectos por razones de oportunidad, conveniencia o interés público.
80 vetos presidenciales, solo 8 derrotas
Durante su gestión vetó alrededor de 80 leyes, en su mayor parte impulsadas por el PLN. De esos:
- 22 vetos fueron acatados por la Asamblea.
- 42 proyectos quedaron sin dictamen tras ser vetados.
- 8 fueron resellados por mayoría calificada del Congreso.
- El resto fue archivado o declarado inconstitucional por la Corte Suprema.
Entre los ejemplos destacados:
- Ley del Aguinaldo (N.º 2412): propuesta por el futuro presidente Luis Alberto Monge (PLN). Echandi la vetó no por su finalidad, sino por el diseño técnico, proponiendo en su lugar un seguro de desempleo. Aunque la Asamblea la aprobó nuevamente, el veto presidencial quedó registrado.
- Ley de Tierras y Colonización: su veto fue acogido, pero con ajustes importantes en el pago de expropiaciones.
- Ley cafetalera: sus objeciones llevaron a la Asamblea a legislar una norma complementaria aceptando gran parte de las reservas presidenciales.
Veto Echandi: un precedente institucional
Este uso intensivo del veto renovó la cultura política costarricense:
- Fue uno de los primeros usos masivos del veto presidencial desde la Constitución de 1949, ratificando dicho mecanismo como herramienta legítima del mando republicano.
- El propio Echandi, en abril de 1962, publicó un volumen de 848 páginas explicando y justificando cada uno de sus vetos, en clara apuesta por la transparencia gubernamental.
- La expresión “Veto Echandi” se convirtió en un epíteto político que reflejaba su firmeza institucional frente a una Legislatura adversa.
Contexto y anécdotas
La tensión entre poderes fue notable:
- Al asumir como diputado, Echandi se hizo célebre por su retórica y dominio en el plenario; los diputados oficialistas incluso propusieron suspenderle el fuero parlamentario por supuestos vínculos con la contrarrevolución de 1955 —un episodio que evidenció la polarización de la época.
- En las elecciones de 1958, los primeros conteos favorecían a Orlich y hubo celebraciones liberacionistas en las calles hasta que el recuento final confirmó la victoria de Echandi.
Legado institucional y social
- Su liderazgo facilitó la reconciliación nacional, permitiendo el regreso al país de Rafael Ángel Calderón Guardia, promotor de la amnistía general tras la Guerra Civil.
- Pese a la fricción con el Congreso, se lograron avances significativos: creación del SNAA (hoy AYA), ITCO (hoy IDA), un Plan Vial, fortalecimiento del Seguro Social y educación.
- El columnista Alberto Cañas (un antiguo rival político) reflexionó: “Fueron años agitados, pero años positivos. […] Por primera vez, un gobierno tenía que lidiar con un Poder Legislativo dominado por la oposición, y el país salió adelante.”
Conclusión
El gobierno de Mario Echandi Jiménez (1958–1962) marcó un hito institucional: introdujo la práctica sistemática del veto presidencial, reforzó el equilibrio de poderes y dio un impulso a la reconciliación política tras la Guerra Civil.
Ese legado, que perdura hasta hoy, se resume en dos lecciones centrales:
- El veto no es mera oposición, sino una forma legítima de garantizar el interés público cuando el Ejecutivo se encuentra en minoría.
- La transparencia gubernamental y el respeto por los contrapesos fortalecen la democracia, incluso en momentos de alta polarización.