Costa Rica necesita urgentemente la existencia de partidos políticos.
Son parte fundamental de la democracia y, en general, son parte fundamental hasta de la vida misma de los costarricenses.
Pero necesitamos partidos políticos de verdad, con estructuras serias, con planes y proyectos en ejecución, con participación ciudadana real, con oportunidades para todos, con charlas, cursos y seminarios para todos los participantes, que produzcan nuevos liderazgos, sin egos ni egoísmos, que los temas de formación incluyan conocer las necesidades de todos los costarricenses, con especialización en el buen uso de los fondos públicos.
Necesitamos mucha más capacidad en nuestros Padres de la Patria.
Necesitamos que los exfuncionarios públicos retribuyan en algo a Costa Rica, no por la paga, sino por la gloria y por la Patria, como satisfacción personal y como un excelente ejemplo para las nuevas generaciones.
Hace muchos años hubo en Costa Rica, partidos políticos de verdad, algunas veces en el poder y sino, compitiendo y vigilando desde la oposición, el buen trabajo esperado según el plan de gobierno anunciado por el partido en el poder.
Está claro que se necesita mucho más que una simple escritura de abogado para demostrar la existencia de un partido político, como requisito del TSE para pedir el voto en los procesos electorales. Eso ayudaría mucho a disminuir el creciente abstencionismo.
Con partidos políticos de verdad, la reelección no es necesaria en puestos públicos y por el contrario, esa reelección es inconveniente para el país y como democracia. Las buenas ideas y el buen trabajo de los puestos públicos debería seguir proviniendo día a día del buen funcionamiento obvio, de los partidos políticos que representan.
Tampoco es necesaria otra Constitución Política. La Sala Constitucional o Sala IV existente, debería tener entre sus prioridades, estar actualizando y mejorando día a día todo lo relativo a la Constitución, sobre todo en redacción e interpretación única de las leyes.
No es difícil. Sí se puede volver a tener partidos políticos de verdad, donde la prioridad no sean los salarios y los abusos en privilegios por convenciones colectivas, por pensiones de lujo o por salario escolar, donde el Código de Trabajo sea realmente la única ley en materia laboral que rija para todos los costarricenses y no rija solamente para el sector privado.
No es difícil. Sí se puede mejorar día a día, para todos los costarricenses.
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