En un mundo en constante transformación, la política no puede quedarse anclada en modelos obsoletos. Los nuevos paradigmas políticos emergen como respuesta a desafíos contemporáneos, desde el cambio climático hasta la creciente desigualdad, pasando por la digitalización y la crisis de confianza en las instituciones. Estos paradigmas no solo redefinen la manera de hacer política, sino que también plantean preguntas fundamentales sobre cómo debemos organizarnos como sociedad.
Tenemos en la historia dos gobiernos del PAC y uno de don Rodrigo Chaves, pero que están haciendo los partidos tradicionales para entender para donde va la política, ya no hay calculadoras, ahora son sentimientos y personas, que calan en el electorado. Ya no se siguen banderas o partidos, se siguen causas que vayan en el interés de los ticos, pero lastimosamente el cálculo de las y los costarricenses nos ha salido muy caro con el voto en contra y abrimos los ojos tarde, cuando vemos que estos gobiernos vienen a aprender y golpear el bolsillo, es donde abrimos los ojos y nos lamentamos.
Uno de los cambios más significativos es el paso de la política tradicional a una más participativa e inclusiva. La era digital ha permitido que las voces marginalizadas encuentren plataformas para expresarse, dando lugar a movimientos que desafían la narrativa hegemónica. El poder del activismo en línea ha generado nuevas formas de movilización, donde la ciudadanía se convierte en agente de cambio. Este fenómeno exige que los líderes políticos escuchen y respondan a las demandas de una población cada vez más consciente y exigente. Pero este paradigma creo que no se está entiendo y vemos las mismas caras añejas y formulas obsoletas, sigue garantizando el rechazo del electorado.
Los nuevos paradigmas políticos son una respuesta necesaria a los retos del siglo XXI. Para que estas transformaciones sean efectivas, es crucial que los líderes se comprometan a adoptar una política más inclusiva, sostenible y colaborativa. La historia está en constante evolución, y la política debe adaptarse a las realidades cambiantes de nuestra sociedad, no podemos seguir viendo como la política se convirtió un negocio familiar y herencia de poder, la política es para todos y el surgir de los callados son los nuevos liderazgos que pide la ciudadanía.
Los “callados” son aquellos que, por diversas razones ya sea desilusión, apatía o falta de representación no han participado activamente en la política. Sin embargo, en un contexto de crisis social y económica, han comenzado a expresar sus inquietudes y demandas, desafiando la narrativa dominante que solía minimizar sus preocupaciones. Este resurgimiento no solo es un llamado de atención para los líderes políticos, sino también una oportunidad para reconfigurar el diálogo democrático.
La crisis de representación que enfrenta nuestra sociedad ha creado un vacío que estos ciudadanos están comenzando a llenar. La frustración con las instituciones tradicionales ha llevado a muchos a buscar nuevas formas de participación, como movimientos sociales, foros comunitarios y plataformas digitales. Este fenómeno refleja una necesidad urgente de cambiar las dinámicas del poder y fomentar un verdadero espacio para la deliberación y el debate.
Es fundamental que los líderes políticos y las instituciones reconozcan esta nueva realidad. Ignorar a los “callados” no solo perpetúa el descontento, sino que también pone en riesgo la estabilidad de nuestras democracias. Escuchar sus voces, incorporar sus demandas y fomentar un diálogo inclusivo son pasos necesarios para revitalizar el sistema político y garantizar que todas las opiniones sean consideradas en la toma de decisiones.
Es hora de que el silencio se rompa y de que todos, sin excepción, participemos en la construcción de un futuro más equitativo y representativo.