La Juventud Liberacionista, un movimiento que construye futuro

Contar la esencia de la juventud liberacionista y nuestra historia dentro de ella nos debe obligar hacer un repaso histórico en el surgimiento de la misma. A partir de la complejidad de los problemas nacionales que atravesaba nuestro país un grupo de jóvenes líderes con pensamientos revolucionarios se abocaron a estudiar y proponer soluciones contundentes dentro de lo que denominaron el Centro de Estudios de los Problemas Nacionales liderados por la tutela de Roberto Brenes Mesen y el pensamiento provocador y crítico de Rodrigo Facio Brenes en la situación que vivíamos a finales de la década de los 30´ dando así paso al surgimiento ideológico de la Juventud Liberacionista que terminó en estructurarse el 12 de octubre 1951 cuando se funda oficialmente el Partido Liberación Nacional bajo el liderazgo visionario de José Figueres Ferrer. A partir de este momento la construcción de la Costa Rica que conocemos tiene plasmada el pensamiento y obra de la juventud liberacionista.

El Partido Liberación Nacional sin lugar a dudas ha construido las escaleras de progreso social y los peldaños económicos que sostuvieron un modelo exitoso a partir de la mitad del siglo pasado insertándose en el plano mundial. Es entendible más no complaciente que con el pasar del tiempo las vigas ideológicas de dicha institución partidaria se vayan enmoheciendo; Liberación ha soportado o impulsado las mayores transformaciones que han dinamizado la historia de nuestra Segunda República conllevando cambios profundos en su forma de contextualizar el progreso. Ninguna institución partidaria o aquella que aspire a transformar la sociedad no puede esbozar y alcanzar sus objetivos si no hay cimientos firmes que generen una cohesión entre los estratos partidarios y su discurso programático en vinculación o consonancia con la ciudadanía.

En plena segunda década del siglo XXI con innumerables retos por delante surge la necesidad de reedificar un movimiento que interpele y refuerce el pensar y actuar político del partido. Es menester de nuestra generación reajustar un sistema político desfasado de las realidades y aspiraciones sociales, por medio de una amalgama de liderazgos jóvenes que regresen la esperanza a la sociedad en volver a creer en la política de una manera diferente, enmarcando vitrinas inquebrantables de valores y acciones que giren alrededor de la transparencia, voluntad y capacidad pragmática para consolidar las propuestas que requieren los diversos desafíos de nuestro país.

Desde la base hasta la cúspide de este movimiento se basa en una juventud proactiva, constructiva y no conformista que lucha por acceder a los puestos de decisión del engranaje partidario y desde ahí catapultar las diferentes remodelaciones que modernicen al partido y al país ante un modelo multipolar y que se encuentra en constante cambio.

A partir de esto nos dimos a la tarea de que la Juventud Liberacionista modernizara su ideario fresco y competente para la presente y futuras generaciones. Es así que proclamamos la defensa de un partido democrático, progresista, pluralista, autónomo, doctrinario y permanente, el cual se fundamenta en el ejercicio efectivo de la soberanía popular y el respeto a la dignidad del ser humano. Representa el esfuerzo organizado y solidario del pueblo de Costa Rica, sin distinciones de género, orientación sexual, etnia, credo religioso, o clase social, para promover, de acuerdo con sus principios fundacionales y su ideología socialdemócrata el bienestar integral del pueblo costarricense.

En Liberación Nacional los jóvenes tenemos los espacios para formarnos, incidir y aspirar a puestos internos o de elección popular, según nuestro estatuto partidario para cualquier elección se debe respetar como mínimo un 20% de jóvenes entre 18 y 35 años en puestos elegibles. Esto nos ha permitido fortalecer un gran movimiento donde la juventud tiene garantizada su participación teniendo la oportunidad de postularse en las elecciones distritales de renovación de estructuras para ocupar puestos en las papeletas cantonales, provinciales o nacionales; así como para las estructuras de los cuatro movimientos del partido entre ellos el de juventud, además ese 20% mínimo  nos garantiza llevar candidatos a diputados jóvenes en puestos elegibles a igual que en la elecciones municipales donde hoy ya contamos con gran cantidad de síndicos, regidores, vicealcaldes y alcaldes jóvenes.

Las ideas de nuestros(as) grandes líderes y pensadores(as), de nuestros fundadores, expresidentes y expresidenta, nos han inspirado, este ha sido el partido de las grandes ideas, transformaciones y obras, el partido que más ha gobernado y el que más ha hecho, tenemos un gran legado que debemos resguardar. Hoy más que nunca debemos trabajar muy duro por no dejar que Costa Rica se nos pierda, estamos enfrentando diversas crisis en lo económico, en lo social, en la inseguridad y en nuestra competitividad. Solo estando en política podemos revertir e incidir en estas problemáticas que acogen a nuestro país. Debemos retomar el estudio de los problemas nacionales y presentar las posibles soluciones que alcancen los parámetros de consenso en una sociedad cada día más diversa entre sí.

De las cosas más gratificantes de estar en política es sin duda conocer de primera mano las necesidades, anhelos  y dificultades que viven los costarricenses en todas las regiones de nuestro país y poder desde la política impactar positivamente para ir mejorando las condiciones en que vive y trabaja nuestra gente,  la capacidad que se debe de tener para escuchar y dialogar con la gente, escuchar esa diversidad de opiniones y visiones que son la clave para poder llegar a acuerdos y consensos para lograr los objetivos planteados.

Como jóvenes viendo la realidad que vive nuestro país, creemos en las alianzas políticas, ningún partido político por sí solo puede sacarnos del entrabamiento y atrofia que estamos viviendo. Apelamos como generación a un gran acuerdo de unidad nacional, donde se conjuguen la riqueza heterogénea de nuestra sociedad civil y la búsqueda de consensos de una clase política obligada a modernizar las formas de hacer política. La brújula de este acuerdo debe ser orientado ni más ni menos a un ideario como país donde quepamos todos y todas con las mismas oportunidades de bienestar y prosperidad compartida.

Soñamos con una Costa Rica moderna, libre de discusiones vacías o de laberintos ideológicos que por años nos han amarrado a no tomar decisiones fundamentales o que perjudicialmente han ensanchado las brechas de desigualdad social. Imaginamos un Bicentenario donde el debate político sea fructífero en ideas y no en posturas populistas o extremistas que desdibujan nuestra identidad como un país vanguardista de la democracia y la paz en el mundo.

Hoy más que nunca nuestro país cuenta con la generación de jóvenes más preparada de la historia obligada a ocupar su lugar en la historia de la vida pública y lo concerniente a la administración de esta. La única forma es abriendo y ganándose los espacios, sumando voluntades, tendiendo puentes de diálogo y construyendo juntos la Costa Rica que merece vivir mejor.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.

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