Es evidente que Costa Rica a pesar de poseer una larga tradición democrática, la cual es reconocida internacionalmente, como ejemplo de “paz y derechos humanos”, en la actualidad está distinguiéndose por abanderar todo lo contrario, al ser objeto de una crisis e inestabilidad política, económica y social sin precedentes que no solo bordea, cualquier limite posible dentro de su supuesta idiosincrasia, sino también, constituye una vergüenza hacia el exterior de éste Estado Social de Derecho, por el doble discurso que se maneja dentro de ésta democracia representativa y el Gobierno de Unidad Nacional.
Porque todo costarricense crítico de la realidad que lo circunda, no puede desviar su vista hacia otro lado y menos, ante tanta corrupción institucionalizada, crimen organizado, naturalización de la violencia y narcotráfico. Debido a que todas sus dependencias estatales y no es un juicio de valor ésta afirmación, han sido en uno u otro momento, cuestionadas por su participación en alguno de los anteriores hechos y a los que además ahora, debemos sumarle los salarios exorbitantes y pensiones de lujo de un sector no menos importante de sus funcionarios públicos que no están dispuestos a renunciar a ninguno de sus privilegios económicos, por más crisis fiscal en que se encuentre sumida ésta Nación.
No es de desconocimiento para nadie que en el País más “feliz del Mundo” la disparidad social campea a diestra y siniestra desde hace décadas, la cual se mantiene a través del clientelismo de viejo cuño, instaurado en gran parte de la población más desfavorecida y domesticada históricamente hablando, según el imaginario colectivo heredado desde la conformación de la Segunda República, donde además no es bien visto cuestionar a sus líderes políticos y menos, cuando éstos han perdido totalmente el rumbo de la Equidad Social, al efectuar alianzas solo con un sector elitista y pequeño burgués de la ciudadanía en detrimento de toda la población.
Así mismo, es lamentable apreciar cómo se juega con las emociones de millones de costarricenses que por un lado, son motivados a cuestionar el sistema político, económico y social que los gobierna, junto con la crisis fiscal que tiene al borde del abismo a toda Costa Rica, pero a favor de los intereses económicos de un grupo de privilegiados que estratégicamente y a vista y paciencia de toda la Nación, hasta se arrogan la interpretación de la Constitución Política a su conveniencia.
Por otra parte, tenemos el ejemplo de los empleados públicos de Recope en donde se le pagan incentivos absurdos a sus funcionarios para que cumplan con su deber, mientras otros gremios como el de la Policía se encuentran bajo condiciones infrahumanas, por las extenuantes jornadas laborales, carencias y sueldos de hambre por los que arriesgan sus vidas en nombre de la seguridad de todos nosotros.
Desde una visión critico-filosófica de la historia de ésta democracia representativa, la ciudadanía costarricense como sociedad civil con voz y voto, delegó su poder en el sufragio a sus representantes parlamentarios, mientras que su voz se ha mantenido firme logrando dar un salto cualitativo y cuantitativo, a raíz de la polarización político-religiosa que dividió a ésta República en las pasadas elecciones presidenciales, más allá de cualquier agenda pro derechos humanos.
En la actualidad el ciudadano costarricense se piensa más allá del sufragio, haciéndose consciente de que la paz no se puede alcanzar sino existe Equidad Social, traducida en hechos tangibles que combatan la pobreza y falta de empleo al igual que la corrupción y la violencia, debido a que el discurso de trabajar, trabajar y trabajar, no es congruente con la realidad nacional que nos aqueja a todos.
Por ello es necesario que si se propicia el diálogo, no se deje de lado al Pueblo, debido a que la actitud que se ha tomado en el último tiempo, lo único que ha hecho es contribuir a que la sociedad se polarice aún más, pero en detrimento de la economía, ya que al ciudadano de a pie se le recomienda trabajar y si somos realistas, éste no encuentra adonde.
Por último fue muy decepcionante ver como ésta semana, se convocó a una reunión en Casa Presidencial a raíz de los enfrentamientos entre estudiantes y Fuerza Pública, en circunstancias poco claras y en momentos en que la calidad moral de algunos funcionarios de la UCR está más que en entredicho, a raíz de una serie de denuncias por acoso sexual y laboral que aquejan a toda la institución, donde lo único que quedó claro para gran parte de la ciudadanía, fue el show político entre el Gobierno y la Academia por la supuesta violación a la autonomía universitaria.
En éstos momentos el País se encuentra atravesando una crisis de grandes proporciones, por la huelga de los sindicatos en contra de la reforma fiscal, la cual requiere de toda la atención del Gobierno y en algunas provincias como Limón y Puntarenas de forma urgente, debido a la delincuencia desatada en las últimas horas que ha puesto en riesgo a toda la población, más allá de los enfrentamientos y cuestionamientos que se le puedan hacer a la misma policía…
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